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Euro digital, ¿oportunidad o amenaza?

El primer objetivo de la implantación del euro digital es gestionar en tiempo real los depósitos de todos los europeos sin la intermediación de la banca comercial.

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, ha dicho recientemente que se debía acelerar la introducción del euro digital. La realidad es que todas las CBDC (en la jerga, siglas de central bank digital currency) como el euro digital utilizan una metodología en fases llamada de las 5P, a saber: 1) preparación; 2) prueba de concepto; 3) prototipo; 4) piloto; y 5) producción. La Unión Europea aún se encuentra en la fase 1 y esta es la razón por la que se está empujando para que en octubre se pase a la fase siguiente. También, Piero Cipollone, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, ha pedido avanzar lo más rápido posible hacia una legislación sobre el euro digital, sin la cual su implantación es imposible. En cualquier caso, este proyecto, iniciado en octubre de 2021, contempla la posibilidad de ser interrumpido al término de cada fase. Sin embargo, todo indica que no se tiene intención de hacerlo.

Lo primero que hay que señalar es que estamos hablando de una moneda minorista pensada para la utilización de ciudadanos y empresas en su operativa diaria, quedando un euro digital mayorista para las transacciones interbancarias, del que poco sabemos aún. A día de hoy, se están desarrollando 134 proyectos de CBDC en el mundo, entre naciones y uniones monetarias, y representan el 98% del PIB mundial. Se trata de un proyecto global impulsado por el Banco Internacional de Pagos (BIS por sus siglas en inglés) y el G20 a través de todas las organizaciones internacionales de estabilidad financiera como son el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial o el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB). Sin embargo, solo tres naciones han implantado una CBDC como moneda corriente entre sus ciudadanos: Jamaica (JAM-DEX), Bahamas (Sand Dolar) y Nigeria (eNaira). Las dos primeras son muy pequeñas, pero Nigeria con 200 millones de habitantes es una experiencia relevante.

En Nigeria, a diferencia de Europa, se realizó un referéndum para saber si la ciudadanía le parecía oportuno implantar el eNaira, la versión digital del Naira, su moneda nacional. En cualquier caso, no les sirvió de nada ya que, a pesar de que el 99,5% de los ciudadanos votaron en contra, el entonces presidente Muhammadu Buhari decidió unilateralmente implantarlo. El gobernador del Banco Central de Nigeria anunció que todo el efectivo se pasaría a digital al año siguiente. Los ciudadanos tenían que bajar una aplicación al móvil que era un monedero electrónico e ir al banco para transferir el efectivo. La adopción fue escasa. Entonces se forzó un corralito equivalente a 45 dólares por persona y día en cajeros, para obligar a las personas que tenían cuenta bancaria, que no son tantas, a pasar sus saldos al eNaira. Como la población seguía viviendo de espaldas a la moneda digital, se decidió abruptamente prohibir el efectivo a partir del 10 de febrero de 2023 y el 80% de la moneda circulante se transfirió a los monederos digitales. Muchas personas no censadas o sin identificación, no tenían manera de obtener su monedero digital. Los efectos fueron devastadores, las personas se morían de hambre y la actividad económica se paró por completo. Los billetes no servían para nada. Muchos se quemaron o se tiraron a la basura. Hubo grandes disturbios y al final, se tuvo que dar marcha atrás y restablecer el efectivo. Incluso, por la escasez imperante se lanzó una nueva moneda llamada Nuevo Naira. Curiosamente, una parte sustancial de unos 7.500 millones transferidos a monederos digitales que no fueron reclamados desaparecieron, pero esta es otra historia. Finalmente, el desaguisado terminó con la detención del Presidente del Banco Central.

De cara al ciudadano, la implantación del euro digital no supone ninguna ventaja que no pueda lograrse hoy en día por otros medios.

Supongo que a Lagarde le han silbado las orejas. Las consecuencias del sainete nigeriano son que hoy en día Nigeria es uno de los primeros países del mundo en posesión de criptomonedas, hasta un 73% de la población tiene o ha tenido criptomonedas. La misma Lagarde lo ha dicho muy claro: “lo único que puede detener al euro digital es que la gente se pase a bitcoin”. Y en Europa la adopción de criptomonedas en exchanges extranjeros, y sobre todo en monederos fríos, está aumentando exponencialmente. La regulación MICA europea llega demasiado tarde. Que BBVA o CaixaBank permitan la compra de criptoactivos está pensado para el público general. Sin embargo, muchos jóvenes de la generación Z y los early adopters tecnológicos ya operan al margen del sistema bancario tradicional basado en moneda fiat. No se fían. La comunidad cripto no para de crecer. Esto es un riesgo para la eficacia de la gestión de la oferta monetaria. Y esa es una razón poderosa para acelerar las fases del euro digital.

Para el BCE, el primer objetivo de la implantación del euro digital es gestionar en tiempo real los depósitos de todos los europeos sin la intermediación de la banca comercial. Es un cambio que busca mayor eficacia en la transferencia de la política monetaria y un control capilar y centralizado de todas las transacciones. Sus ventajas son convertirse en un medio de pago universal para toda la zona euro, gratuito, seguro y privado, que funcionará con y sin conexión a redes de datos, desde una billetera alojada en nuestro móvil que será proporcionada por un banco comercial o intermediario público. De cara al ciudadano, no se contempla ninguna ventaja que hoy en día no se pueda realizar por otros medios. Aunque se afirma que será complementario al efectivo, en el BOE ya está anunciada su extinción definitiva. De la misma manera, aunque se nos dice que el uso offline del euro digital será parecido al efectivo, la misma Lagarde ha declarado que “el anonimato total, como el que ofrece el efectivo, no es, en mi opinión, una opción viable”. Por tanto, a pesar de las mejoras en rapidez y eficiencia en los pagos, la pérdida de la libertad financiera para los ciudadanos será un inconveniente. Las empresas ya están sometidas a una regulación estricta a nivel fiscal o de políticas AML con lo que están más acostumbradas a las restricciones financieras. En los documentos del BCE se indica que se establecerá un límite para la cantidad de euros digitales que un particular o una empresa puede mantener en su monedero. Será el corralito digital permanente. Según la Fundación de Derechos Humanos, las CBDC “corren el riesgo de imponer una amplia vigilancia financiera, restringir la actividad financiera, congelar fondos, confiscar fondos, tasas de interés negativas, ser herramientas para la corrupción, sufrir riesgos de ciberataques y perturbar la estabilidad financiera”. Casi nada.

Desde nuestro punto de vista, creo que lo más razonable, y la tendencia irreversible en el mundo empresarial, es combinar la operativa inflacionaria del euro digital con otros sistemas monetarios deflacionarios como son los basados en tecnologías DLT (distributed ledger technology) o blockchain que permiten a las mismas empresas o sectores empresariales emitir sus propios activos financieros. De hecho, antes de la digitalización ya existían las llamadas monedas alternativas como el WIR suizo y ahora, con estas tecnologías matemáticas del consenso como el proof of work (prueba de trabajo) inherente a la blockchain, podemos intercambiar valor con otros agentes económicos de los que no nos fiamos, sin la necesidad de intermediarios como los bancos centrales falibles y corruptibles. Esto no es ninguna utopía, ya está pasando. Muchas empresas ya utilizan la tecnología blockchain como British Airways, UPS, Walmart o Maersk. Algunas empresas como el Banco Tokio-Mitsubishi UFJ ha creado su propia criptomoneda. En 2021, Miami se propuso convertirse en la primera ciudad en comercializar su propia moneda virtual, el MiamiCoin. Microstrategy es la primera empresa del mundo en reservas de bitcoin con el equivalente a 44.000 millones de dólares que son muy superiores a las del mismo gobierno de Estados Unidos. También un fenómeno muy interesante es la tokenización de activos no digitales o RAW (real world assets). En España tenemos empresas como Reental dedicada a la tokenización de inmuebles que emiten su propio token RNT Token o como el marketplace de Nash21 donde cualquier persona puede recibir las rentas de un alquiler sin necesidad de ser propietario de un inmueble y obtener rentabilidad, desde cualquier parte del mundo.

Las empresas o asociaciones empresariales deben informarse de los detalles que les puedan afectar del euro digital e intervenir con propuestas de mejora en las consultas que realiza el Rulebook Development Group del euro digital, así como prepararse tecnológicamente para la adopción de soluciones alternativas que puedan mitigar los riesgos venideros.

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