Con recursos públicos limitados y escasez de personal especializado, la innovación tecnológica se perfila como una herramienta clave para ofrecer soluciones sostenibles.
Es preciso entender la vivienda como un derecho y no como un activo económico, con regulaciones más estrictas y un parque público que crezca de forma sostenida.
Aquellos que desarrollen habilidades digitales, creatividad y adaptación a nuevas tecnologías estarán mejor posicionados en un mundo laboral en constante evolución.