Las finanzas éticas y solidarias hacen compatible la rentabilidad económica y financiera con la consecución de objetivos sociales y ambientales
Las denominadas finanzas éticas siguen creciendo con paso firme. Desde hace más de 15 años, el Barómetro de las Finanzas Éticas recoge los principales datos de las entidades bancarias, parabancarias y compañías aseguradoras españolas que cumplen criterios éticos respecto a su funcionamiento, la exclusión de inversiones contrarias a los derechos humanos y ambientales y el compromiso con el impacto social de los proyectos financiados. Las cifras publicadas en el último informe muestran que en el año 2022 se siguió creciendo en el crédito concedido, mostrando así la importante capacidad de financiación al servicio de la economía que pone en el centro a las personas y el medioambiente.
El origen de las finanzas éticas se remonta a los años 60 y 70 del siglo pasado. Las personas activistas de los movimientos sociales y pacifistas de la época que denunciaban el régimen de apartheid en Sudáfrica y la guerra de Vietnam se empezaron a cuestionar las causas de estos crímenes y atrocidades. Muchas de las entidades financieras donde tenían sus ahorros estaban financiando empresas de la industria armamentística y a varios regímenes autoritarios, y todo ello con su dinero.
De ahí surgen las primeras iniciativas de banca ética en el mundo. El objetivo inicial era no invertir en armamento y financiar conflictos, y actualmente, además de estos criterios excluyentes, se busca utilizar las finanzas y el dinero de la ciudadanía para financiar e invertir en proyectos que generen un impacto positivo tanto para las personas como para el planeta.
Resumido en cifras, el ahorro ético supone más de 1.900 millones de euros en préstamos y 186.000 personas usuarias.
Las finanzas éticas y solidarias hacen compatible la rentabilidad económica y financiera con la consecución de objetivos sociales y ambientales. Su finalidad es contribuir a la transformación social. Para que una entidad sea considerada ética debe cumplir con cinco principios que abarcan desde su política de inversiones hasta su estructura organizativa. Estos principios están recogidos en un escáner que sirve como herramienta para comprobar el grado de cumplimiento de cada entidad financiera en relación con los principios de exclusión, compromiso, transparencia, participación y coherencia.
La exclusión y el compromiso hacen referencia a las inversiones (o no) que hace la entidad bancaria con el dinero de los ahorradores. La banca ética no especula, sino que invierte en la economía real que mejora la vida de las personas y jamás financia empresas que vulneren los derechos humanos, sociales y ambientales. Las entidades de finanzas éticas aplican criterios de evaluación ético-sociales para evaluar la responsabilidad ética, social y medioambiental de los proyectos que solicitan financiación. De esta forma, garantizan que dan apoyo económico a proyectos con alto impacto social, ambiental y cultural.
Las entidades de finanzas éticas garantizan el principio de transparencia a las personas o entidades ahorradoras, que saben lo que están financiando con sus ahorros. Además, muchas se organizan de forma participativa y democrática en forma de cooperativas en las que las personas socias deciden con independencia del capital aportado y prevalece el principio de “una persona, un voto”.
El Barómetro de las Finanzas Éticas, realizado por el Observatorio de las Finanzas Éticas de FETS, muestra como las finanzas éticas se consolidan y lo hacen manteniendo la coherencia con sus principios y valores. En el balance de 2022, el ahorro ético ha superado los 2.590 millones de euros; en cuanto a los préstamos, se han otorgado más de 1.920 millones de euros a proyectos transformadores; hay más de 186.000 personas usuarias de finanzas éticas y la morosidad está situada en el 1,22%. Además, en el sector asegurador ético se gestionan 3,8 millones de pólizas con un volumen de primas superior a 1.220 millones de euros.
El dato más destacado del Barómetro vuelve a ser el de los préstamos realizados. Las finanzas éticas siguen incrementando su volumen de préstamos y en 2022 la financiación tuvo un crecimiento positivo del 2,82% superando por primera vez los 1.900 millones de euros de créditos a proyectos con impacto social y ambiental positivo.
En relación con la distribución por sectores, el ambiental sigue ocupando el primer lugar, seguido por el sector social y el cultural. La cifra de préstamos gestionados por las entidades bancarias y parabancarias se ha multiplicado por 11,78 desde 2007.
En relación con el ahorro, 2022 cerró con 2.594,9 millones de euros ahorrados en entidades de finanzas éticas. De esta forma, observamos que desde el año 2007 el ahorro recogido por las entidades financieras éticas se ha multiplicado por 19,44. El número de personas usuarias de las finanzas éticas se situó en 186.386, con un ligero descenso del 1,79% respecto al año anterior.
El capital social es clave y se confirma la consolidación de este indicador con los más de 190 millones que han aportado las personas físicas y jurídicas y que permite que se pueda otorgar mayor crédito. En cuanto a la tasa de morosidad, está situada en el 1,22%, muy por debajo de la banca tradicional, que según datos oficiales del Banco de España está en el 4,29%, casi 3 puntos por encima de la que corresponde a las finanzas éticas.
El Barómetro vuelve a incluir una sección dedicada al sector asegurador, con los datos referentes a los seguros éticos que han obtenido el Sello EthSI (Ethical and Solidarity Based Insurance). En 2022, los seguros éticos han gestionado un volumen de primas de 1.222.765.220 euros, lo que supone un 1,8% del volumen de primas totales en España.
En lo que se refiere al volumen de pólizas, las entidades aseguradoras y mutualidades registradas por el Sello EthSI han gestionado cerca de 3,8 millones de pólizas durante el año 2022, y tienen más del 30% de mujeres en cargos directivos. En cuanto a la mediación de seguros, el informe muestra cómo las corredurías éticas tienen un volumen de primas intermediadas cercano a los 18 millones de euros, con más de 27.000 pólizas gestionadas y el porcentaje de mujeres en cargos directivos está en torno al 40%.
El sector de las finanzas éticas se va consolidando año a año y lo hace de manera paralela al desarrollo de la economía social y solidaria. Gracias a un mayor grado de concienciación y responsabilidad por parte de la sociedad, cada vez está más arraigada la idea de que otra forma de hacer economía es posible.