Pocas mujeres están tan comprometidas con la vida económica y social de Barcelona. Anna Gener, presidenta y CEO de la consultora inmobiliaria Savills Aguirre Newman Barcelona, se “mueve” en diferentes ámbitos: miembro de la Comisión Ejecutiva de Barcelona Global, vocal consultora de la Cámara de Comercio de Barcelona, Patrona de la Fundación Cares y de la Fundación Museo Picasso, entre otros. Como líder de opinión, analiza, en esta entrevista, el presente y futuro de la ciudad, de la cultura y de la empresa, en un momento marcado por el Covid-19.
¿Cómo ha vivido el confinamiento por la pandemia del coronavirus?
El confinamiento ha sido un gran reto emocional para todos. Yo lo he vivido con la lógica preocupación por la crisis sanitaria y económica, pero a la vez, lo he disfrutado enormemente, por la posibilidad de pasar más tiempo con mi familia. Los primeros quince días resultaron salvíficos para mí, porque me permitieron desacelerar el ritmo frenético de trabajo y compromisos. Agradecí mucho parar y poder recuperar espacios de intimidad. Ha sido una experiencia dura, de la que deberíamos extraer aprendizajes. Yo me he hecho el propósito de llevar un ritmo vital más pausado a partir de ahora; no quiero volver a caer en una dinámica extenuante.
Muchas empresas han descubierto el teletrabajo. ¿Cree que ha llegado para quedarse?
El teletrabajo ha resultado una experiencia sorprendentemente exitosa, a pesar de que lo hemos llevado a cabo en circunstancias anómalas. Estos días han supuesto un gran aprendizaje para trabajar de manera más eficiente y racional. Trabajaremos más desde casa y se flexibilizarán los horarios de entrada y salida de las oficinas. La cultura del presencialismo, tan arraigada en nuestro país, será substituida por una cultura más enfocada a objetivos, lo que posibilitará que incremente la productividad de nuestras organizaciones. A pesar de estos cambios, las oficinas seguirán siendo el lugar prioritario para desarrollar nuestro trabajo, porque son el espacio en el que coincidiremos con la comunidad de personas que constituyen nuestra organización.
¿Cómo cree que serán las oficinas a partir de ahora?
Las oficinas serán más tecnológicas, sus espacios serán más flexibles y estarán dotadas de “contenidos” que explicarán los valores y el propósito de la organización empresarial. Estarán diseñadas para favorecer las relaciones interpersonales, porque los profesionales que formamos parte de una organización necesitamos lugares donde encontrarnos para trabajar e interactuar. La consideración de los espacios de trabajo como una herramienta para atraer talento, cuidar a los equipos humanos o generar orgullo de pertenencia, ya eran tendencias que estaban presentes, y que se han acelerado con la pandemia.
¿Qué principales sectores económicos se verán más perjudicados por la crisis derivada de la pandemia?
Mientras los aeropuertos sigan cerrados, los sectores económicos más afectados serán los relacionados con el turismo. En este sentido, debemos prepararnos para pasar unos meses complicados, pues tenemos en Barcelona una gran dependencia del turismo internacional. Deberíamos aprovechar esta circunstancia para repensar nuestro modelo turístico, reorientándonos como destino de excelencia en los ámbitos de la cultura, la arquitectura, la gastronomía, los espectáculos musicales, etc. También deberíamos reducir las tensiones entre los ciudadanos residentes y los turistas, poniendo en marcha acciones enfocadas a mejorar la convivencia, ordenar el espacio público para evitar aglomeraciones y descentralizar la oferta.
Como CEO de Savills-Aguirre Newman Barcelona, ¿cómo ve el sector inmobiliario actual?
A diferencia de la crisis precedente, esta recesión es de tipo exógeno; no es consecuencia de un desequilibrio de las variables macroeconómicas, por lo que, a medida que vayamos controlando la crisis sanitaria, la recuperación económica será rápida. El sector inmobiliario no se halla en situación de sobreoferta de producto. De hecho, actualmente hay escasez de producto en varios segmentos inmobiliarios, como es el caso de la vivienda de alquiler en Barcelona, las naves logísticas en primera y segunda corona del área metropolitana, y de las oficinas en el distrito de 22@. Por ello, no vaticinamos descensos significativos de precios en las zonas donde la demanda se mantenga activa. En los segmentos más vinculados al turismo, como el hotelero o el de determinados centros comerciales, es donde se podrían producir descuentos de precios.
En concreto, ¿qué segmento del sector inmobiliario saldrá más perjudicado?
Durante el período de confinamiento se han cerrado pocas operaciones, por lo que no tenemos datos que revelen una tendencia clara. La logística es el segmento que ha mostrado una mayor resiliencia, por el efecto del ecommerce, que ha experimentado un fuerte incremento en este período. La oferta de producto logístico en Catalunya es claramente insuficiente para satisfacer a la demanda, por lo que los precios se mantendrán estables. Respecto al segmento residencial, también prevemos estabilidad de precios en la ciudad de Barcelona, porque la demanda es muy robusta. En cuanto al segmento oficinas, finalizamos el año pasado con una tasa de disponibilidad del 4,3% sobre el stock total en Catalunya. La crisis que afrontamos tendrá un impacto sobre la demanda de oficinas de manera temporal, pero no prevemos descensos de precios relevantes, por la escasez de disponibilidad. Algunas voces auguran un descenso significativo de la demanda de oficinas, por el incremento del teletrabajo. No comparto esta opinión, pues, a pesar de que no hay duda de que se incrementará el trabajo en remoto, el diseño de oficinas contemplará espacios más holgados de los puestos de trabajo para mantener una mayor distancia social, y se contemplarán más espacios informales de interacción, lo que compensará en gran medida la optimización de metros cuadrados que supondrá el incremento del teletrabajo.
¿Qué cambios puede provocar todo ello en las ciudades?
Una de las cuestiones que ha puesto sobre la mesa el confinamiento es la pérdida de atractivo de los entornos urbanos en favor de los espacios menos densificados. Es cierto que los ámbitos urbanos no han proporcionado una gran calidad de vida durante el confinamiento, pero una vez superemos esta circunstancia insólita, las ciudades recobrarán su brillo natural, pues son y seguirán siendo el lugar donde se concentra la mayoría de los puestos de trabajo, de los servicios y de la oferta cultural. Deberíamos aprovechar esta experiencia para redefinir nuestra manera de vivir y trabajar en las ciudades, reconvirtiéndolas en lugares más fáciles de habitar. El modelo de ciudad típicamente mediterráneo, de mezcla de usos urbanísticos (vivienda, oficinas, equipamientos) en un mismo barrio, e incluso en una misma manzana, será cada vez más apreciado en todo el mundo. Vamos hacia una ciudad de múltiples centros, que funcionarán con autonomía, para quitar presión al transporte público y reducir el uso del automóvil.
¿Barcelona seguirá siendo centro de talento tras la crisis del Covid-19?
En términos conceptuales las ciudades del futuro se organizarán en hubs o en nodos especializados y competirán entre sí para atraer el mejor talento del mundo. El talento es la clave: allí donde se concentre, habrá prosperidad económica y social. A esta ciudad conceptual hay que proveerla de unas infraestructuras urbanísticas e inmobiliarias adecuadas. Barcelona necesita más vivienda, sobre todo en régimen de alquiler y a precios asequibles, y también un parque de oficinas más grande. Estas necesidades no las resolveremos si no articulamos una Gran Barcelona que integre mejor la capital con toda el área metropolitana y más allá. Una visión global de todo este territorio en términos de movilidad y organización debería ser nuestra prioridad. Los datos registrados por los teléfonos móviles evidencian que hay gran cantidad de población, que vive en un radio que va de Sitges a Mataró penetrando hasta Terrassa, que se desplaza a diario en Barcelona. Articular mejor todo este territorio es el gran reto de nuestra generación.
Deberíamos aprovechar el coronavirus para repensar nuestro modelo turístico, reorientándonos como destino de excelencia.
¿Qué perspectivas económicas ve para la ciudad en este momento?
Estamos superando una crisis sanitaria sin precedentes, que está afectando de manera significativa a las capas de población más vulnerables. El confinamiento también ha puesto en una situación delicada a muchos negocios a pie de calle, que probablemente no podrán volver a abrir. En el corto plazo, también sufriremos las consecuencias de la ausencia del turismo internacional de largo recorrido y del cierre de la planta de Nissan. Pero hay otros sectores fuertemente enraizados en nuestra ciudad, que salen reforzados tras la pandemia. Es el caso del sector farmacéutico, el digital, el biotecnológico y el científico. Debemos aprovechar este momento para consolidar nuestro posicionamiento en estos ámbitos. Barcelona es una ciudad extraordinariamente resiliente y con gran capacidad de reinvención. Tengo una fe infinita en nuestra capacidad para salir adelante.
Como miembro del patronato del Museo Picasso, del Consejo Social de l’Ateneu Barcelonès… ¿qué papel cree usted que debe jugar la cultura en la sociedad?
La cultura ha tenido un papel esencial durante el confinamiento, como lo atestiguan las descargas de música, las visitas virtuales a museos y las búsquedas de contenido cultural en Google. De manera consciente o intuitiva, muchos de nosotros hemos buscado consuelo y placer en la música, la literatura, el arte y las otras formas que adopta la cultura. La cultura es esencial en nuestras vidas porque nos habla de nuestras emociones, de nuestros anhelos, de nuestros miedos… nos explica a nosotros mismos y al mundo que nos rodea. A pesar de ello, nuestra sociedad no otorga un valor adecuado a la cultura; no hay suficiente reconocimiento del trabajo cultural, ni se da un peso apropiado a las disciplinas artísticas en los programas educativos. Deberíamos aprovechar esta situación inédita que hemos vivido y que nos ha conectado de un modo intenso con la cultura, para situarla en el lugar de honor que le corresponde. Una sociedad culta es una sociedad más libre y tiene más oportunidades de progreso.
La última campaña del Ajuntament de Barcelona (“Barcelona té molt poder”) ha sido criticada desde diversos ámbitos. ¿Qué le parece?
A mí me ha encantado y la he apoyado públicamente. Entiendo que la intención del Ajuntament es agradecer el civismo y la responsabilidad con la que nuestra sociedad está afrontando la pandemia y la situación de confinamiento. Pero a mí lo que realmente me ha interesado es que vincula a Barcelona con el concepto de “poder”, a pesar de que nuestra ciudad apenas tiene poder en el sentido clásico del término; España nunca ha hecho grandes planes para nuestra ciudad, y Catalunya muchas veces le juega en contra, porque se siente incómoda con el efecto centrípeto de Barcelona. Pero a pesar de todo, Barcelona ha conseguido hacerse un lugar en el mundo. Nuestra ciudad tiene una gran energía, que eclosiona con fuerza, periódicamente, en el transcurso de la historia. Ése es su poder.
Necesitamos que el mundo público y el privado trabajen de manera coordinada para generar más oportunidades ante los nuevos retos.
¿Le han ofrecido entrar en política para poner en práctica algunas de las ideas que expone como líder de opinión?
Mi ámbito natural es el mundo empresarial y económico, y desde mi espacio pretendo generar un impacto positivo en la sociedad. Considero que ya estoy trabajando para la “cosa pública”, porque trato de compartir mi opinión y de aportar soluciones en aquellas disciplinas que son mi ámbito de conocimiento. Los retos que tenemos como sociedad son tan complejos que no pueden abordarse exclusivamente desde la esfera pública. Necesitamos que el mundo público y el privado trabajen de manera coordinada para generar más oportunidades para nuestra sociedad.