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¿La transformación digital es mentira?

La elección de herramientas debe responder a necesidades concretas y no ser el punto de partida: la introducción de tecnología antes de tiempo solo genera frustración.

La transformación digital es un tema que ocupa cada vez más espacio en las discusiones estratégicas de las empresas. Se menciona en conferencias, se analiza en artículos especializados y se convierte en el eje central de múltiples planes de desarrollo corporativo. Sin embargo, todavía hoy persiste una confusión generalizada sobre lo que realmente implica. Más allá de la simple adopción de tecnología, se trata de un cambio profundo en la mentalidad y la estructura organizativa.

Hace relativamente poco, conversé con un ejecutivo que reflejaba perfectamente este desafío. Me contó con entusiasmo que su empresa había decidido dar el salto hacia la digitalización y que su primer gran paso era la implementación de Salesforce.

A primera vista, parecía un enfoque lógico, pero al profundizar en los detalles, comenzaron a surgir las primeras dificultades. Habían descubierto que los procesos que tenían en la empresa no eran los adecuados para trabajar con esos nuevos sistemas, y al cabo de un momento, me dijo que esos procesos debían ser llevados a cabo por una organización que no encajaba con los procesos que debían modificar para poder trabajar con el sistema que estaban implantando.

Este es el proceso (erróneo) en el que muchas empresas suelen enfocar la transformación digital.

A continuación, me dijo que las personas que pueblan esa organización, la suya, no disponen de las capacidades adecuadas, para, dentro la organización correcta, trabajar con esos procesos que a su vez deben implantar ese nuevo sistema. Y, por último, ya como colofón, me dijo, sin que yo hubiera todavía mediado palabra, que quizás la visión no estaba bien alienada con las capacidades de las personas que deben crear una organización, tras lo cual pueden, con nuevos procesos trabajar con los nuevos sistemas. ¡Maravilloso! Excepto por un pequeño-gran detalle: han puesto la tecnología en el inicio de la transformación, cuando, en realidad, debería ser el último paso. Te suena eso de empezar a construir la casa por el tejado, ¿verdad? Las empresas que realmente entienden la TD saben que deben comenzar con una visión clara.

Se asume que la simple adopción de tecnología garantizará el éxito, pero en realidad, una transformación digital efectiva requiere una estrategia estructurada y bien planificada. Cada área de la empresa debe estar preparada para evolucionar, en lugar de limitarse a incorporar herramientas sin un propósito claro.

En cambio, este es el proceso correcto que se sugiere en este artículo.

Las empresas que han comprendido la naturaleza real de la transformación digital inician este proceso con una visión clara. La dirección debe formularse una pregunta fundamental: ¿hacia dónde queremos ir? Sin una respuesta precisa, cualquier esfuerzo digital está condenado a la ineficacia. Una vez definido el objetivo, el siguiente paso es preparar al equipo, dotándolo de conocimientos y habilidades necesarias para operar en el nuevo entorno.

Pero la capacitación por sí sola no es suficiente. También es crucial revisar la estructura organizativa. No basta con actualizar procesos si la organización no está diseñada para soportar y facilitar estos cambios. La jerarquía, la cultura corporativa y los modelos de trabajo deben adaptarse para permitir una integración fluida de la transformación.

¿Hacia dónde queremos ir? Sin una respuesta precisa, cualquier esfuerzo digital en la empresa está condenado a la ineficacia.

Solo cuando estos cimientos están bien establecidos, la empresa puede pasar a optimizar sus procesos, asegurándose de que cada paso esté alineado con la estrategia digital. Es en este punto, y no antes, cuando la tecnología entra en juego. La elección de plataformas y herramientas debe responder a necesidades concretas y no ser el punto de partida del cambio. Introducir tecnología antes de tiempo solo genera frustración, ineficiencia y desperdicio de recursos.

En un artículo publicado en Harvard-Deusto Business Review, analizo en profundidad cómo evitar estos errores y cómo aprovechar al máximo los beneficios de una transformación digital bien planteada. El éxito radica en seguir un enfoque estructurado: definir una visión clara, capacitar a los empleados, reorganizar la estructura, optimizar los procesos y, solo entonces, elegir la tecnología adecuada.

Las compañías que han seguido este camino han logrado adaptarse con éxito a los cambios del entorno digital. Han comprendido que la transformación digital no consiste únicamente en adoptar nuevas herramientas, sino en replantear la forma en que operan, cómo optimizan sus procesos y cómo aprovechan al máximo el talento humano. Por el contrario, las organizaciones que han puesto la tecnología en el primer plano, sin preparar adecuadamente a su equipo y sin una estrategia clara, han enfrentado dificultades operativas, resistencia interna y falta de resultados concretos. Las organizaciones que comprendan este principio estarán mejor preparadas para el futuro, mientras que aquellas que se aferren a la idea de que la tecnología es la solución mágica seguirán tropezando con los mismos errores.

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