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Sobrevivir y prosperar: La adaptación de los negocios culturales en tiempos de cambio

Adaptar el modelo de negocio no es solo una cuestión de supervivencia, sino también una oportunidad para descubrir nuevas formas de crear valor.

La transformación digital, los cambios en las preferencias de los consumidores y las disrupciones tecnológicas han acelerado la necesidad de revisar y adaptar constantemente los modelos de negocio. Este artículo explora el papel fundamental que juegan las asociaciones culturales, los clústeres tecnológicos, las cámaras de comercio y entidades como el Servei de Desenvolupament Empresarial (SDE) de la Generalitat de Catalunya en la evolución de los modelos de negocio de sus miembros asociados, apoyándose en la teoría del comportamiento planificado para explicar el impacto positivo de estas intervenciones.

El entorno en el que operan las empresas culturales está marcado por la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad (el conocido acrónimo VUCA). En un contexto tan inestable, un modelo de negocio que funcionaba hace unos años puede dejar de ser viable. Las preferencias del público cambian rápidamente, los canales de distribución evolucionan y el papel de la tecnología se vuelve cada vez más determinante. En el ámbito cultural, este proceso puede ser particularmente desafiante debido a la naturaleza intangible del producto, la competencia con formas de ocio gratuitas y la dependencia, a menudo considerable, de ayudas públicas o subvenciones.

Las asociaciones culturales, los clústeres tecnológicos y las cámaras de comercio desempeñan un papel clave a la hora de ayudar a las empresas culturales a adaptarse a estos cambios. Estas organizaciones funcionan como motores de transformación, promoviendo el acceso a nuevos recursos, fomentando la colaboración entre actores del sector y facilitando la transferencia de conocimiento. Se trata de redes de pares, de personas que son como ellos, con sus mismos cargos y sus mismos problemas, lo cual facilita el entendimiento mutuo y la identificación con los desafíos comunes.

En primer lugar, las asociaciones culturales ofrecen un espacio donde las empresas pueden compartir conocimientos y experiencias. Este espacio puede ser presencial u online, es indiferente. Las asociaciones actúan como plataforma para el intercambio de mejores prácticas y casos de éxito ayudando a que las empresas culturales, especialmente las pequeñas, aprendan rápidamente qué funciona y qué no. Las experiencias compartidas pueden inspirar a los miembros a probar nuevas estrategias y adaptar aspectos de sus modelos de negocio que de otro modo podrían quedar obsoletos.

La interacción entre cultura y tecnología abre posibilidades inmensas para la creación de valor.

Los clústeres tecnológicos también desempeñan un papel importante, ya que muchas de las innovaciones que están transformando el ámbito cultural provienen del área tecnológica. La interacción entre cultura y tecnología abre posibilidades inmensas para la creación de valor. Los clústeres permiten a las empresas culturales acceder a las últimas innovaciones tecnológicas y, lo que es más importante, entender cómo aplicarlas para ofrecer experiencias nuevas al público. A través de la colaboración directa con empresas tecnológicas, las empresas pueden evolucionar en términos de oferta de producto y también en los procesos internos, mejorando la eficiencia y ampliando su alcance.

El Servei de Desenvolupament Empresarial (SDE) de la Generalitat es un claro ejemplo de cómo las entidades gubernamentales pueden facilitar la adaptación de los modelos de negocio de las empresas culturales. A través de su apoyo, se proporcionan herramientas, formación y consultoría personalizada que permiten a las empresas diagnosticar las áreas de mejora y desarrollar estrategias concretas para el cambio. El SDE también cumple una función relevante a la hora de conectar a las empresas culturales con posibles financiadores o inversores, un aspecto esencial dada la dificultad del sector para acceder a recursos financieros estables.

El apoyo del SDE también se centra en la profesionalización del sector, un factor esencial para poder implementar con éxito cambios en los modelos de negocio. Los profesionales del ámbito cultural suelen ser creativos por naturaleza, pero es posible que carezcan de las competencias en gestión empresarial necesarias para adaptar sus modelos de forma eficaz. La formación y consultoría que ofrece el SDE proporciona ese soporte crítico para que las empresas culturales puedan abordar los cambios necesarios desde un punto de vista estructurado y planificado.

Para entender mejor el impacto de estas entidades en la transformación de los modelos de negocio de las empresas culturales, podemos apoyarnos en la Teoría del Comportamiento Planificado de Icek Ajzen. Esta teoría postula que la intención de realizar un comportamiento determinado está influida por tres factores principales: la actitud hacia el comportamiento, las normas subjetivas y la percepción del control sobre dicho comportamiento (si será fácil realizarlo o no). En el contexto de la transformación empresarial, estas tres dimensiones se pueden aplicar para entender cómo las asociaciones culturales y otras entidades influyen en sus miembros.

  • Actitud hacia el cambio: Las asociaciones culturales y entidades como el SDE contribuyen a formar una actitud positiva hacia el cambio. A través de ejemplos de éxito y formación, los empresarios pueden percibir la adaptación del modelo de negocio como una oportunidad más que como una amenaza.
  • Normas subjetivas: La presión social, o normas subjetivas, también juega un papel relevante. Las asociaciones culturales funcionan como un espacio de comunidad donde la innovación y la adaptación son vistas como la norma. Cuando una empresa ve que otras están adaptando sus modelos con éxito, se siente más motivada para hacer lo mismo.
  • Percepción de facilidad: Finalmente, la percepción de facilidad hace referencia a cómo perciben los individuos (o empresas) la dificultad o sencillez de llevar a cabo un determinado comportamiento. Las entidades como el SDE o los clústeres tecnológicos ofrecen recursos y apoyo técnico, lo que incrementa la percepción de control sobre la implementación de cambios. Cuando una empresa tiene acceso a formación, financiación o acompañamiento personalizado, es más probable que se sienta capaz de abordar la transformación de su modelo de negocio.

En definitiva, la adaptación de los modelos de negocio es crucial para garantizar la sostenibilidad de las empresas en un entorno cada vez más complejo y tecnológico. Las asociaciones culturales, los clústeres tecnológicos, las cámaras de comercio y entidades como el SDE juegan un papel vital en la facilitación de este proceso. Al proporcionar un espacio para el intercambio de conocimientos, acceso a recursos y soporte para la profesionalización, estas entidades ayudan a las empresas culturales no solo a adaptarse, sino a prosperar a lo largo del tiempo. Todo esto contribuye a la evolución de un sector cultural más resiliente, innovador y capaz de enfrentar los desafíos del futuro. Para todas aquellas empresas culturales que buscan evolucionar, resulta evidente la importancia de estar conectadas con las redes adecuadas, participar en asociaciones y beneficiarse del apoyo que entidades como el SDE pueden ofrecer. En el mundo cultural, la colaboración y la capacidad de adaptación son la clave del éxito a largo plazo. ¡Adaptarse no es una opción, es una necesidad!

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