Desde el campo a la mesa, la compañía controla desde la producción de malta hasta el embotellado de sus cervezas.
La cerveza es una de las bebidas más consumidas alrededor mundo además de una de las más antiguas. A lo largo de su historia, los maestros cerveceros han llevado a cabo la selección de la materia prima con la que la elaboran de una manera rigurosa para conseguir la excelencia en el resultado final. Hoy en día, la máxima calidad de los ingredientes como el lúpulo o la cebada es fundamental para garantizar un producto de alta calidad a la altura de las exigencias del mercado
y el consumidor actual. Ofrecer una cerveza que cumpla con estas características es una de las principales prioridades de Damm, única cervecera que cuenta con maltería propia desde 1975. Desde La Moravia, una planta ubicada en la localidad leridana de Bell-Lloc d’Urgell, se transforman anualmente hasta 100.000 toneladas de cebada en malta que posteriormente se destinan a la producción de las propias cervezas de la compañía. Estas instalaciones, que ocupan una extensión de 143.800 m2, responden al objetivo de Damm de tener un mayor control sobre la cadena de valor para garantizar la máxima calidad en cada una de sus cervezas. Tener acceso directo a la materia prima no solo permite a la compañía ofrecer un producto de excelente nivel, sino que también facilita la optimización de los procesos que intervienen en la elaboración de sus emblemáticas cervezas.
Cada día un equipo de profesionales escoge minuciosamente los granos de cebada provenientes de los campos próximos a las instalaciones de La Moravia para clasificar aquellos granos que son aptos para la transformación. Todas las cosechas empleadas en los procesos de obtención de la malta cumplen, en la mayor medida posible, con el compromiso de Damm de utilizar producto de proximidad, una política que permite impulsar el territorio y su economía a la vez que reduce el impacto negativo que su actividad genera en el medioambiente.
La Moravia recibe diariamente hasta 25 camiones cargados de cebada, cuyo contenido es analizado cuidadosamente para asegurar que cumple con los requisitos establecidos para la elaboración de la malta. Una vez los profesionales de la planta han seleccionado el grano, este pasa por un proceso exhaustivo de limpieza y almacenamiento que preparará el cereal para la obtención de la malta. Cuando está listo, empieza el proceso de remojo de la cebada, seguido de la germinación controlada y el posterior secado y tostado, un procedimiento que determinará el sabor y la intensidad final de la cerveza. De este modo, la malta producida en las instalaciones de La Moravia permite a Damm controlar su producto desde el campo hasta la mesa y asegurar los más altos estándares de calidad.
Damm apuesta por la economía circular en toda su cadena de valor El cuidado del medioambiente es uno de los pilares fundamentales del negocio de Damm y en el día a día de La Moravia la sostenibilidad también cumple un papel esencial. Cada año la maltería de Damm produce hasta 72.000 toneladas de malta que envía a las instalaciones de El Prat de Llobregat para elaborar sus emblemáticas cervezas. En este proceso se desechan hasta 20.000 toneladas de grano que la maltería revaloriza y emplea para la alimentación animal. Esta es una de las acciones desarrolladas en el marco de la apuesta de Damm por la economía circular gracias al cual La Moravia revaloriza hasta un 99,8% de los residuos que genera, con el fin de dar una segunda vida a residuos y subproductos y así cerrar el círculo.