Licenciado en Ingeniería Química por el Institut Químic de Sarrià (IQS) y máster en Dirección de Marketing por la Escuela Superior de Administración de Empresas (Esade), Carles Navarro es director general de Basf Española desde 2016 y actual máximo responsable de las actividades del grupo en la Península Ibérica, liderando las diferentes empresas que lo conforman así como las funciones transversales de apoyo al negocio y que incluyen Recursos Humanos, Finanzas, Legal y Comunicación. Además, es responsable de la implementación de la estrategia global de la compañía y de su adaptación al marco local. Presidente también de la feria internacional Expoquimia, en esta entrevista analiza nuestro sector químico y su inminente futuro.
¿Qué balance hace de este último año en Basf España?
2023 fue un año difícil, es la realidad. Lo fue a nivel mundial, a nivel europeo y a nivel español. Aunque hubo matices dependiendo del ámbito geográfico, la química y nuestra compañía pasaron por un momento de grandes desafíos. Las ventas del Grupo Basf en España durante 2023 descendieron un 13% respecto al año anterior. Este descenso estuvo motivado, en primer lugar, por el efecto de los precios, de un 7%, que el año anterior habían sufrido un incremento casi sin precedentes. En segundo lugar, también, hay que tener en cuenta una menor demanda del mercado, que llevó los volúmenes a un 6% menos que en 2022. A pesar de esta bajada de los volúmenes en términos absolutos, es importante destacar que hay ciertos segmentos que terminaron el año en verde, y que crecieron respecto al anterior, como el de los superabsorbentes, lubricantes, pinturas, cosmética y cuidado del hogar.
¿Cómo compiten en precios, ventas y exportaciones de los últimos años y en un contexto nacional e internacional?
La química en España destacó ya durante la crisis económica y financiera de 2008 por su resiliencia y su gran capacidad exportadora, lo que le permitió estabilizar y recuperar sus ventas muy rápidamente. Somos un sector importante en España, pero también somos un polo de producción que exporta a todo el mundo.
La sostenibilidad forma parte de nuestro propósito: en Basf creamos química para un futuro sostenible.
En el caso concreto de Basf, en el que competimos en mercados de naturaleza muy distinta por tener un portafolio muy amplio de productos, se hace complicado dar una respuesta única. Trabajamos en segmentos tan distintos como la agricultura, la automoción, la construcción, la cosmética o la alimentación. Lo que sí puedo afirmar es que en todos estos mercados queremos destacar por la calidad, la innovación, la sostenibilidad y por ser el mejor socio para nuestros clientes cuando se trata de crear un futuro sostenible.
¿Hay muchas diferencias entre el negocio en Alemania, sede central de la empresa, y España?
Sí, claro. Alemania es un mercado muy relevante para nosotros, nuestra sede está allí y seguimos teniendo allí la mayor fábrica del mundo, en Ludwigshafen. Sin embargo, España es un enclave estratégico. Hace más de medio siglo que nos instalamos aquí, tenemos el centro de producción de Basf más grande del sur de Europa (Tarragona), un centro en Madrid que lidera la transformación digital de la empresa a nivel mundial en el que trabajan más de 600 personas, centros de investigación de primer nivel global y un equipo de más de 2.500 personas que lo hacen posible cada día.
¿Qué perspectivas tienen en el cierre de 2024?
No hacemos previsiones a nivel local como compañía. Aunque a nadie se le escapa que la economía española está recuperándose mejor que la media de la Eurozona. A nivel global, las perspectivas no difieren de las que teníamos a principios de año. Sabíamos que la evolución de la economía mundial seguiría siendo incierta, aunque es visible que la industria química mundial se recuperó ligeramente en el primer trimestre.
¿Cómo cree que está posicionada Catalunya dentro del sector químico?
Es quien lidera la producción química en España. Tarragona concentra el 25% de la química en España y es, desde hace años, el mayor polo químico de todo el sur de Europa. Pero si miramos Catalunya en general, vemos que albergamos casi el 45% de toda la producción química española, que tenemos una gran variedad de compañías, por subsectores, tamaños y naturales distintas, además de un entorno privilegiado para acoger la química del futuro. Hablo de acceso al talento, investigación, desarrollo, infraestructuras… Soy un convencido del potencial que tiene nuestro sector en el mapa mundial.
¿Qué debemos hacer para avanzar en este sector?
Mitigar debilidades y aprovechar las oportunidades. En el primer capítulo aún tenemos ámbitos de mejora como la conexión por ferrocarril con el centro de Europa o el exceso de burocracia en muchos trámites. En el segundo, tenemos que capitalizar ventajas competitivas diferenciales como la energía. España tiene los mimbres para ser el mejor sitio de Europa para invertir industrialmente gracias a nuestro acceso presente y futuro a abundante energía renovable a coste competitivo.
¿Cómo ve el futuro de la energía en España?
Prometedor, si hacemos los deberes. Como decía, tenemos los mimbres, pero no es suficiente. Hay que invertir en la generación, en las infraestructuras y en la distribución. Las grandes inversiones industriales irán sólo a países que tengan un acceso a la energía renovable cuantiosa, estable y competitiva.
¿Cómo será el sector químico en unos años?
Descarbonizado, digitalizado, circular, más seguro, más innovador, más sostenible, más abierto y transparente con sus comunidades vecinas y demás grupos de interés y más orientado al progreso compartido y a la protección del planeta.
¿Y el futuro de las energías renovables?
Hay que sentar las bases. Como decía antes hay que invertir recursos y tomar decisiones a nivel de país. Necesitamos crear una base de energías renovables que garanticen la cantidad, la estabilidad y la competitividad. Tres elementos que, si no se cuidan, pueden ejercer de freno a su despegue y, por ende, a las inversiones.
En Basf hace un par de años lanzaron su proyecto make or buy, comprar energía vía PPA (Power Purchase Agreement), ¿en qué consiste?
Consiste en que allí donde no podemos comprar energía 100% renovable, la creamos, directamente. En España, por ejemplo, 8 de nuestros 9 centros funcionan con energía 100% verde gracias a un acuerdo de larga duración con la empresa Engie, que nos suministra globalmente energía renovable.
Podemos ser el mejor lugar de Europa para invertir industrialmente gracias a nuestro acceso presente y futuro a abundante energía renovable a coste competitivo.
Sin embargo, como estas fuentes no son suficientes, la compañía está invirtiendo en la construcción de parques eólicos marinos en distintas zonas para generar su propia energía. Estos parques eólicos marinos, construidos 100% con capital privado en el que participa Basf, permitirán descarbonizar nuestros grandes centros de producción de Europa.
¿Qué últimos proyectos de sostenibilidad tienen entre manos?
La sostenibilidad forma parte de nuestro propósito: creamos química para un futuro sostenible. Por este motivo, diría que todo lo que hacemos tiene que estar alineado con ella. Sin embargo, creo que la descarbonización y la economía circular son los dos grandes retos que tenemos encima de la mesa.
¿En qué se basa el proyecto de sostenibilidad reinventada de Basf?
Tenemos un reto doble: transformarnos a nosotros mismos, es decir, nuestra manera de producir; y transformar la sociedad a través de nuestros clientes, es decir, ofreciendo productos que hagan este mundo sostenible. O que hagan que deje de ser insostenible. Actuar sobre el cómo y sobre el qué.
¿Y el ya establecido ChemCyclingTM?
El reciclado químico ya es una realidad pero tiene que ir a más, a mucho más. Se trata de un complemento esencial para el reciclado mecánico que nos permite convertir residuos en materia prima de calidad virgen. Imaginad un residuo plástico que hoy día termina en incineración o en un vertedero y que, ahora, gracias al reciclado químico, puede volver a ser una materia prima de calidad virgen, dejando de ser un residuo, y nos permite dejar de ir al planeta a buscar recursos fósiles para empezar una nueva producción. Economía circular en estado puro.
Como presidente del salón Expoquimia, ¿qué novedades nos esperan?
Estamos ya calentando motores para la edición del 2026, y aunque no puedo avanzar mucho todavía, sí puedo decir que queremos una Expoquimia más abierta que nunca a toda la cadena de valor, incluyendo en esta edición como gran novedad a las industrias de proceso que emplean la química.
La química interviene en la manufactura del 95% de las cosas que nos rodean. Expoquimia es el gran salón del sector en el sur de Europa y una referencia mundial en los países de habla hispana. Queremos mostrar allí el papel crucial de la química en la transformación del mundo en base a la innovación, la digitalización y la sostenibilidad.