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Encarar la inestabilidad con elementos de certidumbre

“Las actuaciones tienen que ser rápidas y apelamos a los partidos políticos a que hagan frente común”

El pasado mes de octubre desde nuestra organización empresarial reclamábamos iniciar el mes de enero de 2023 con unos presupuestos aprobados para Catalunya y, aunque finalmente no se haya producido en enero, hoy ya contamos con ellos. Más allá de discernir sobre la distribución de las asignaciones presupuestarias, para el tejido empresarial y también para su ciudadanía, contar con unos presupuestos aprobados es añadir certidumbre a una inestabilidad recurrente.

Y es que este año los autónomos y las empresas, y no solo las catalanas, volvemos a tener que desarrollar nuestra actividad en un contexto económico-social y geopolítico totalmente cambiante y en movimiento; nada nuevo teniendo en cuenta los últimos años, así que continuamos encarando un alto grado de incerteza que dificulta la toma de decisiones por parte de los gestores empresariales. Es precisamente por ese entorno volátil e incierto que las empresas necesitan de elementos de estabilidad que ayuden a mantener su actividad económica.

En términos generales, este va a ser un año de moderación. Y no desvelo nada que a estas alturas ya no se haya dicho, cuando pongo el punto de mira en la espiral inflacionista y un endurecimiento de las políticas monetarias que marcarán la evolución económica de este año y que impactan especialmente sobre el poder adquisitivo de los ciudadanos, tanto trabajadores como autónomos, como también empresarios que, para sorpresa de muchos, también son ciudadanos.

Creo que, sin ir en detrimento de las actividades del sector servicios, es necesario equilibrar nuestro modelo económico y recuperar actividad industrial..

Los precios de la energía, de las materias primas, como los de la alimentación continuarán obligando a las empresas a repercutir el aumento de costes al precio final de venta. Recordemos que el 98% de empresas son autónomos, microempresas y pymes, y que su lucha pasa por su supervivencia, el sostenimiento de sus trabajadores y el del propio empresario, y que no se corresponde con un objetivo de maximización del beneficio con carácter estratégico y económico.

Así pues, tenemos sobre la mesa factores como una posible inflación persistente, un impacto incierto vinculado al aumento de los tipos de interés nominal sobre la actividad y dudas sobre el grado de ejecución de los fondos Next Generation, que incrementan el grado de riesgo para nuestra economía. Sumemos también que éste es un año electoral, municipales en mayo y generales en diciembre. Y ante un escenario de incertidumbre, necesitamos estabilidad política, estabilidad presupuestaria y estabilidad jurídica.

Por eso es clave la acción de gobierno de todas las administraciones con el fin de reducir la inflación. Las actuaciones tienen que ser rápidas y apelamos a los partidos políticos a que hagan frente común. Si una cosa tenemos clara es que España, y en nuestro caso Catalunya, este año sumará alrededor de un 1% del PIB gracias a los fondos Next Generation. Es necesario que lleguen al tejido productivo y generen actividad económica, una actividad que a nuestro entender tiene que orientarse hacia la industria. Los fondos europeos deben ser palanca de cambio de nuestro modelo económico y, después de la Covid19, el conflicto bélico en Europa o las incidencias en el Canal de Suez que provocó la rotura de cadenas de producción, parece que los políticos han entendido que la industrialización, la autonomía industrial, es un factor estratégico importante y necesario, que aportará certeza en un mundo impredecible y aportará solidez geopolítica.

Aunque desde entidades como la Cecot llevemos décadas reivindicando el papel de la industria como motor económico, de desarrollo sostenible, de generador de ocupación de calidad, los gobiernos han priorizado hasta el momento un modelo basado en el turismo. Creo que, sin ir en detrimento de las actividades del sector servicios, es necesario equilibrar nuestro modelo económico y recuperar actividad industrial. Necesitamos empresas de mayor dimensión, capaces de actuar como tractoras de otras actividades, que acabaran generando nuevos servicios e industria auxiliar alrededor porque la industria, lejos de ser sector volátil, tiene la capacidad de vertebrar territorios y sociedades con garantías a largo plazo.

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