“Esta crisis nos ha enseñado a fabricar más cerca y a ser más eficientes”. Quien así habla es Pere Navarro Morera (Terrassa, 1959). Licenciado en biología, Navarro es muy conocido por su perfil político: exalcalde de Terrassa y ex primer secretario del PSC durante el periodo 2011-2014. Hace tres años fue nombrado delegado especial del Estado en El Consorci de la Zona Franca (CZFB) y presidente de su Comité Ejecutivo. En esta entrevista, nos comenta proyectos y analiza qué nos depara la etapa poscoronavirus.
Como todos sabemos, la epidemia ha impulsado grandes cambios. ¿Cuáles destacaría?
A raíz de esta crisis, hemos llegado a pensar que el mundo es un lugar muy frágil. Hemos vivido momentos solidarios y emotivos, pero también muy difíciles. Y en lo que concierne a la industria, nos ha quedado clara una cosa, que debemos fabricar más cerca y de manera más eficiente. Para no depender de países lejanos como China, que producía para nosotros mascarillas y otros productos básicos en plena pandemia. La necesidad de reindustrializar el país se complementa con la necesidad de cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030. En el CZFB, el objetivo 17, el de las alianzas, nos parece especialmente importante, la colaboración público-privada que nosotros ponemos en práctica. También abogamos por el trabajo decente y el crecimiento económico, el objetivo número 8. Y por la igualdad de género, el 5. En general, los ODS están muy presentes en nuestra manera de funcionar y creo que se empiezan a implantar a gran escala y en numerosos ámbitos, en negocios, en política, etc.
¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías en esos cambios que se están produciendo?
Si nos referimos a las empresas, aplicamos la teoría de Darwin, quiero decir que aquellas que se adapten a los cambios conseguirán evolucionar. El fin de la pandemia dará paso a una etapa de crecimiento económico, y nuestra misión es intentar que la brecha digital no deje una burbuja de empresas y personas al margen de esta bonanza que se avecina. Creo que es necesario que el conjunto de la ciudadanía conozca a fondo las tecnologías digitales de que dispone. Y que los jóvenes, por ejemplo, se formen en puestos de trabajo donde la digitalización esté muy presente, antes que en titulaciones que quedarán obsoletas dentro de unos años. Porque conozco empresarios que necesitan profesionales muy concretos y no los encuentran, y se ven obligados a contratarlos fuera de nuestro país.
¿Cuál es su propuesta?
Estoy convencido de que promover el talento joven mediante una FP dual de calidad, ayudará a revertir esta situación. Las titulaciones deberían estar alineadas con las necesidades de las empresas. Por eso, a finales de abril, el CZFB se sumó a la Alianza para la FP Dual impulsada por la Fundación Bertelsmann. Nos encargaremos de fomentar esta modalidad entre las empresas de nuestro entorno para dar respuesta a las necesidades de nuevos perfiles profesionales. Según un estudio reciente, si un 68% de las empresas pudiera acceder al talento, mejoraría su facturación y sus posibilidades en el mercado.
En la Zona Franca quedan asignaturas pendientes, como la marcha de Nissan y la reindustrialización de las 50 hectáreas que ocupa. Los agentes sociales critican que todavía no hay un proyecto de envergadura para recolocar al personal afectado por el cierre. ¿En qué punto están?
Me parece importante reubicar a los trabajadores afectados por el cierre y evitar así una crisis social. A petición de la comisión que lleva el tema de Nissan, la consultora KPMG está valorando todos los proyectos que hay sobre la mesa, y algunos me parecen muy potentes, aunque aún se está estudiando su viabilidad. Hemos priorizado las actividades industriales relacionadas con el mundo de la movilidad. Creo que debemos aprovechar estos 508.000 metros cuadrados para convertirlos en un polo de generación de industria ligada a la nueva economía. Una industria muy innovadora que eche raíces y perdure con los años. Soy optimista, a pesar de la marcha de Nissan. Antes de finales de año, tendremos uno o varios proyectos que garantizarán la continuidad industrial en esta parcela prémium.
¿Estamos hablando de fabricantes de coches? ¿De componentes?
Me refiero al sector de la movilidad eléctrica. Cuando se anunció la marcha de Nissan, recibimos muchas ofertas de empresas de logística, especialmente de la última milla. El crecimiento exponencial del comercio electrónico ha provocado una gran necesidad de terrenos logísticos dedicados a esta actividad. Pero como ya he dicho, nos decantamos por industrias con valor añadido. De todas maneras, no descartamos, del todo, la incorporación de empresas logísticas en parte de este terreno. Estamos hablando de más de medio millón de metros cuadrados libres en la Zona Franca antes de fin de año.
Se baraja que la escasez de semiconductores se alargará hasta el año 2022. ¿Cómo evitamos que esta crisis que afecta a nivel global perjudique a la segunda industria del país?
Hay una iniciativa que podría tener el potencial de alimentar todo tipo de industrias que tengan esta necesidad. El Barcelona Supercomputing Center ha creado eProcessor, el primer chip europeo de código abierto. Porque los chips todavía se fabrican en China y Estados Unidos, principalmente, y Europa se halla a expensas de que se los sirvan o no. En este sentido, la pandemia también ha servido para acelerar el proceso de fabricación de este chip. Si tenemos en cuenta que, durante los próximos siete años, Catalunya recibirá 41.467 millones de euros de los fondos Next Generation, estoy convencido de que este proyecto recibirá parte de estos recursos.
Este otoño inaugurarán el D Factory BCN, edificio donde se fomentará el desarrollo de la industria 4.0 en el sur de Europa. ¿Es un buen momento para poner en marcha un proyecto de semejante calado?
A pesar de la pandemia, nosotros empezamos a construir el D Factory BCN el año pasado, y lo inauguraremos antes de que acabe el año. Además de potenciar la industria, el D Factory BCN permitirá explorar nuevas formas de fabricar a través de la impresión 3D, la robótica, el blockchain o la sensórica, por citar algunas. Hay que tener en cuenta que en la década de los sesenta, cuando Nissan Motor Ibérica y Seat se instalaron en el polígono de la Zona Franca, la industria del automóvil era una de las más innovadoras y además creaba puestos de trabajo. Fabricar un 600 era lo más moderno de la época. Ahora queremos hacer lo mismo con la industria 4.0: crear empleo y generar oportunidades con recorrido de futuro. El D Factory quiere ser el catalizador que permita el paso del polígono de la Zona Franca del siglo XX al de mediados del XXI. Hemos llegado a acuerdos muy interesantes. Wallbox instalará una nueva planta en la Zona Franca, donde hallará el entorno adecuado para seguir potenciando la recarga eléctrica. Por su parte, Huawei colocará un centro de inteligencia artificial orientado a la industria y HP otro vinculado a la impresión 3D en el D Factory. Estas compañías construirán una especie de comunidad que atraerán nuevas sinergias entre empresas y startups en la Zona Franca, el Área Metropolitana y el conjunto del país. Como reza aquel dicho: “La mente es como un paracaídas. Si no está abierto, no funciona”.
También está anunciada la puesta en marcha en unos años de un nuevo hub digital en la sede de Correos de Ciutat Vella. ¿Qué nos puede concretar sobre esta nueva infraestructura?
El edificio de Correos será un lugar de encuentro entre jóvenes y empresas que necesiten perfiles profesionales adecuados a sus necesidades. No se impartirá formación ocupacional, de eso se encargan organismos como Barcelona Activa, sino conocimientos relacionados con la digitalización, más allá de las TIC. Solo así se podrá evitar la brecha digital de la que hablábamos antes. Por un lado, ayudaremos a las empresas a crecer y mejorar; por otro lado, facilitaremos el acceso al mercado de trabajo de una parte de la población. En breve, firmaremos un convenio donde se concretará más lo que harán Correos, el Ayuntamiento de Barcelona y el Consorci de la Zona Franca. Por nuestra parte, estamos realizando un estudio de viabilidad y de negocio. Vamos a invertir entre 50 y 60 millones de euros y no podemos ir a pérdidas.
“Barcelona no se puede permitir el lujo de no contar con las mejores infraestructuras, un puerto y un aeropuerto que sean competitivos”
Con el Barcelona New Economy Week (BNEW), estrenado en 2020, dijeron que querían reactivar la economía de la capital catalana. Y este año se vuelve a celebrar. ¿Qué expectativas tienen?
El año pasado no pudimos organizar ferias y congresos, ya que el virus impedía el contacto físico. Aun así, queríamos estar presentes de alguna manera en el panorama B2B. Por eso, creamos BNEW como evento híbrido, en línea y presencial, a través de una plataforma digital que no existía hasta entonces que permitía interaccionar con los speakers, y así creábamos un espacio donde preguntar aquello que querías saber. El BNEW surgió como algo nuevo que se fraguaba dada la relevancia del mundo digital, desencadenado en el fondo por la COVID-19 como muchas otras cosas. En la primera edición abordamos cinco ejes temáticos: real estate, ecommerce, logística, zonas económicas del mundo e industria digital. Y este año añadimos cinco más: movilidad, sostenibilidad, talento, ciencia (cada vez más importante por las oportunidades de crecimiento económico que genera, especialmente en ciencias de la salud) y también ciudad, este último con presencia de la cultura. Además, contamos con 800 ponentes, el doble que el año anterior, y 240 horas de emisión en edificios singulares de la ciudad: Casa Seat, Estación de Francia, Telefónica en plaza de Catalunya, La Pedrera y el Roca Gallery en la calle Joan Güell. Es un encuentro que se hace en Barcelona, y la propulsa al resto del mundo.
No podíamos terminar esta entrevista sin pre- guntarle por el aeropuerto del Prat…
Evidentemente, nosotros hemos estado a favor de la ampliación del aeropuerto, y por lo que sabemos Aena ha mostrado predisposición para aplicar fórmulas que reduzcan al mínimo el impacto de esta ampliación. Respecto a la contaminación, es cierto que el transporte aéreo tiene muy mala fama, sin embargo, este hará un cambio espectacular en los próximos años. Sucederá algo parecido a lo que ha pasado en la automoción, con la fabricación de coches híbridos y eléctricos. Los aviones dejarán de contaminar y, cuando eso pase, las infraestructuras deben estar al día. Hemos de tener en cuenta que la ampliación del aeropuerto del Prat lleva más de un año y más de dos. Cuando se realice, posiblemente la tecnología aeronáutica habrá cambiado y el tema de la contaminación no será el problema. Pero sin las infraestructuras adecuadas, perderemos oportunidades. En definitiva, Barcelona no se puede permitir el lujo de no contar con las mejores infraestructuras. Si careces de un puerto y un aeropuerto competitivos, no existes en el mundo. Y de ser así, pierdes riqueza económica y sobre todo oportunidades.