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SILVIA CARRASCO: “La fotónica tiene el reto de convertir la excelencia científica en valor económico y social”

La fotónica es la ciencia y la tecnología de la luz, con un impacto transversal en prácticamente todos los sectores. Catalunya cuenta con un ecosistema sólido y en constante crecimiento en ciencias y tecnologías cuánticas, cada vez más desarrolladas. El centro de investigación de excelencia especializado en ciencias fotónicas, ICFO, contribuye a este avance mediante su investigación en este campo, actuando como puente entre la ciencia de frontera y su impacto real en la sociedad.

Silvia Carrasco, actual vicedirectora de Innovación del ICFO, ha liderado durante más de una década la unidad Knowledge and Technology Transfer (KTT) del centro. La experta nos explica la fortaleza de Catalunya en este ámbito y en qué consiste el desarrollo de La Vall de la Quàntica, una iniciativa para acelerar el desarrollo de ciencia y tecnología basadas en la física cuántica y su transferencia a la industria y la sociedad.

¿Qué nos ofrece la fotónica a nivel general y qué aplicaciones tiene?

La fotónica, ciencia que estudia la luz, tiene un impacto transversal en prácticamente todos los sectores. Nos permite desarrollar comunicaciones más rápidas y seguras, sensores médicos de alta precisión y mínimamente invasivos, energías más eficientes, herramientas avanzadas de fabricación, e incluso tecnologías para la comunicación y la computación cuántica. Es un campo estratégico que actúa como motor de innovación en ámbitos como la salud, el medio ambiente, la energía y la seguridad.

¿Cuáles son las funciones y servicios del ICFO?

ICFO es un centro de investigación de excelencia especializado en ciencias fotónicas. Nuestra misión es llevar a cabo investigación de frontera, tanto fundamental como aplicada, formar talento altamente cualificado y trasladar los avances científicos al tejido económico y social.

Además de la actividad científica que desarrollan los ICFOnianos e ICFOnianas, el centro apoya el emprendimiento y la colaboración con la industria. Nos gusta decir que el equipo de KTT del ICFO actúa como puente entre la ciencia de frontera y el impacto tangible en la sociedad.

¿Cómo ayudan a las empresas y a la industria desde el Instituto de Ciencias Fotónicas?

Colaboramos y hacemos equipo con empresas de todos los tamaños, desde multinacionales hasta startups, para resolver retos tecnológicos a través de la fotónica. Lo hacemos mediante proyectos conjuntos de I+D, licencias de tecnología, laboratorios industriales, acceso a nuestras infraestructuras avanzadas, doctorados industriales y también facilitando la creación de spin-offs. Nuestro modelo de innovación es muy activo: trabajamos en identificar oportunidades reales de mercado y en madurar tecnologías hasta que estén listas para su adopción industrial. Nos gusta crear relaciones de confianza y larga duración con las empresas con las que colaboramos.

¿Cómo se vincula actualmente este sector con las tecnologías cuánticas en Catalunya?

La intersección entre fotónica y tecnologías cuánticas es natural, ya que muchas de las herramientas que permiten manipular y medir sistemas cuánticos se basan en luz. Contamos con un ecosistema muy sólido y en expansión en ciencias y tecnologías cuánticas, con actores que llevan años trabajando de manera coordinada.

La Vall de la Quàntica es una herramienta para reunir todos los activos disponibles en Catalunya con el objetivo de acelerar el desarrollo de ciencia y tecnología basadas en la física cuántica.

El ecosistema incluye desde centros de investigación y universidades hasta spin-offs, startups, empresas consolidadas y administraciones que hoy conforman la Vall de la Quàntica de Catalunya, una iniciativa impulsada por la Generalitat.

Un ejemplo en el área de formación y capacitación de talento es la Catalonia Quantum Academy coordinada por el ICFO, en el que se enmarca en otras cosas el Master de Ciencias y Tecnologías Cuánticas en el que participan la UAB, la UB, la UPC, el ICFO, el BSC, el IFAE y el ICN2, además de 18 empresas.

Desde el ICFO colaboramos estrechamente con otros centros de investigación, universidades, empresas y administraciones para consolidar esta comunidad y desarrollar tanto talento como capacidades tecnológicas.

¿Cuáles son los últimos avances de la fotónica en Catalunya?

En los últimos años, hemos visto avances significativos en tecnologías fotónicas aplicadas a la salud, como biosensores de alta sensibilidad, o dispositivos médicos no invasivos para el diagnóstico personalizado. También en comunicaciones seguras basadas en criptografía cuántica lideradas por empresas spin-off del ICFO, como Quside y LuxQuanta en colaboración con empresas más grandes como Cellnex, que están consolidando Catalunya como uno de los nodos principales de la red de comunicaciones ultra seguras de la red Europea EUROQCI.

También hay un gran impulso en el desarrollo de chips fotónicos integrados, que permiten miniaturizar y escalar estas tecnologías, y que desde el ICFO estamos impulsando a través de iniciativas como la Pilot Line de Fotónica, un esfuerzo europeo para la fabricación de chips fotónicos coordinado desde nuestro instituto.

Del desarrollo de la Vall de la Quàntica habló hace unos meses el president Illa. ¿En qué fase se encuentra?

La Vall de la Quàntica es una herramienta para reunir todos los activos disponibles en Catalunya, en estrecha colaboración con actores de España y Europa, con el objetivo de acelerar el desarrollo de ciencia y tecnología basadas en la física cuántica y su transferencia a la industria y la sociedad.

Nuestro modelo de innovación es muy activo: trabajamos en identificar oportunidades reales de mercado y en madurar tecnologías hasta que estén listas para su adopción industrial.

El programa, liderado por el ICFO junto a otros actores clave del ecosistema –centros de investigación, universidades, empresas y administraciones–, busca crear un entorno integrador donde converjan investigación, industria, talento y sociedad en torno a la cuántica. Actualmente estamos en fase de definición de ejes estratégicos, identificación de infraestructuras necesarias, construcción de alianzas y establecimiento de bases para que esta iniciativa tenga un impacto transformador a largo plazo.

Con ello se pretende situar a Catalunya en la vanguardia de la revolución cuántica. ¿Cuál es su posición actual?

Partimos de una base muy sólida: centros de investigación y universidades reconocidos internacionalmente, talento científico y técnico de primer nivel, y un interés empresarial en aumento. Iniciativas como Quantum Spain, el Hub Nacional de Comunicaciones Cuánticas, el PERTE Chip o la propia Vall de la Quàntica reflejan una voluntad clara de apostar por este ámbito. El gran reto es convertir esta excelencia científica en un ecosistema completo que genere valor económico y social sostenido.

¿De qué forma Catalunya podría convertirse en una potencia aún mayor en este sector?

La clave está en combinar varios elementos: inversión sostenida en investigación de excelencia, políticas que faciliten la transferencia de conocimiento a la sociedad, creación de infraestructuras tecnológicas compartidas y una apuesta firme por el talento. También es fundamental fomentar un entorno en el que las startups puedan nacer y crecer, y en el que grandes empresas se sientan atraídas a invertir y colaborar. Catalunya tiene todos los ingredientes; ahora es el momento de consolidar una receta ambiciosa y estable.

¿En qué líneas está trabajando actualmente el ICFO?

Estamos desarrollando proyectos en áreas como las tecnologías cuánticas –especialmente para comunicaciones, ciberseguridad, computación especializada y sensores–, la biomedicina fotónica, los chips fotónicos, materiales avanzados, energía solar de nueva generación, conversión de CO₂ y detección avanzada para seguridad y medio ambiente. A nivel estratégico, también impulsamos iniciativas para fortalecer la innovación, desde programas de emprendimiento científico hasta nuevos modelos de colaboración con la industria.

¿Qué retos tiene Catalunya en este sector?

Uno de los principales retos es la escalabilidad: pasar de prototipos de laboratorio a productos comercializables. Otro aspecto crucial es asegurar la formación y retención de talento en áreas altamente especializadas.

En el caso del ICFO, nuestro reto constante es mantenernos en la frontera del conocimiento y, al mismo tiempo, ser útiles y relevantes para el entorno económico y social que nos rodea.

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