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El lado oscuro del éxito empresarial

Tras la experiencia personal y empresarial del creador de Telemaki hay una historia de éxito y fracaso que puede servir de ayuda para otros emprendedores.

Éxito. En primer lugar, me pregunto qué es el éxito. Y me voy a buscar su significado en la RAE. Dice así: resultado feliz de un negocio, actuación, etcétera. ¿Feliz? ¿El éxito nos hace o nos hará felices? La verdad es que depende de cómo se llegue a él y cómo se administre.

Os explicaré brevemente mi experiencia. Tenía 20 años, hacía un año que había dejado mis estudios en la escuela de negocios Esade. Deseaba por encima de todo crear una empresa, me sentía que era emprendedor y tenía prisa, mucha prisa. Pero sinceramente, no sabía qué tipo de empresa quería crear. Solo un año después inauguré el primer local de Telemaki, uno de los primeros negocios de restaurantes de comida japonesa a domicilio del país, era febrero de 2013. Le seguirían cuatro aperturas más en un breve período de tiempo. Hasta contar, en 2015 con 5 restaurantes, 2 millones de facturación anual y cerca de 80 empleados. Todo esto junto a mi socio, que era amigo del pueblo desde los 12 años. ¿Cómo creamos todo aquello tan rápido? ¿Cómo forjamos el éxito? ¿Me hizo feliz?

En primer lugar, vimos una clara oportunidad. Todo éxito empresarial viene de una oportunidad, de dar solución a un problema, y si puede ser para muchos clientes mucho mejor. En nuestro caso vimos claramente que no existía restauración de sushi, ni tampoco una alternativa a la pizza a domicilio, en el Baix Llobregat y en sus alrededores. Pero sabíamos que la gente lo quería, que había una necesidad a cubrir. Hasta aquí es sencillo y para muchos incluso parecerá fácil.

¿Cómo un emprendedor puede forjar el éxito con un negocio? Y añado, un negocio que genere valor, pues la especulación es otra cosa y también puede ser exitosa… Te diré 3 claves que me sirvieron a mí.

1. Un excelente producto, obviamente, pero novedoso y diferenciado del ya existente. Un servicio perfecto, incluida una compensación si éste fallaba. El cliente muchas veces tiende a valorar más el servicio que el producto en sí, lo cual resulta curioso. Es lo que hoy se entiende por experiencia de cliente.

2. Liderazgo y equipo diverso. No todos llegamos a todo ni servimos ni somos buenos en todo. Mi socio y yo teníamos capacidades muy distintas y a su vez complementarias, lo sabíamos y nos compenetrábamos. Esto va mucho más allá del típico saber delegar.

3. Analizar hasta el más mínimo detalle el mercado en el cual vas a sumergirte. Aunque hoy no exista competencia, en algún momento existirá. Nosotros analizamos: rentas per cápita por barrio dentro de la misma ciudad; rutas de servicio (tanto las nuestras como de los proveedores hacia nosotros); competencia indirecta; cualquier restaurante que sirviera a domicilio o cualquier restaurante tradicional de la zona, etc. Una lista muy larga de cosas. Siempre faltan.

Triunfamos en 4 de 5 aperturas. Y el éxito perduró en el tiempo…


Pero aparecieron los problemas. En concreto, mis problemas. Es fácil decir: ¡el éxito se le subió a la cabeza!, o ¿cómo va a sostener un chaval de 22 añitos todo eso? De repente había dinero y a raudales. Ese fue mi primer error, confundir mis finanzas con las de mi empresa. No era mi dinero el que gastaba. Mi sueldo me daba para el alquiler, la cuota del préstamo de cada coche que me compraba y algunas cosas más. Pero todos los excesos que empecé a cometer los pagué con dinero de la empresa. Pensaba, “la empresa es mía, tengo la mayoría”. Drogas, fiestas con reservado en las mejores discotecas de Barcelona, cenas excesivas, la lista también es larga, hoteles… Me creí el “lobo de Wall Street” y acabé por convertirme en el “loco de Wall Street”. Todo ese ambiente, esa película de vida que me había montado, el consumo de drogas en concreto y algo latente que desconocía me llevaron a ingresar en un hospital psiquiátrico a los 23 años. Les seguirían otros cuantos y un diagnóstico de bipolaridad. Acertado, pero no aceptado por mí en aquel entonces.

De repente había dinero a raudales. Ese fue mi primer error: confundir mis finanzas con las de mi empresa.

Así que, si te encuentras en la situación de triunfar prematuramente en el mundo de los negocios, o vas a encontrarte:

1. No lo idealices.

2. Comparte con tu entorno tus experiencias diarias, no solo las laborales, también tus pensamientos y emociones.

3. Ten claro qué y quién eres tú dentro de la empresa y qué es y hasta dónde llega la empresa, pues no sois lo mismo.

4. El momento de furor pasará, no pretendas alargarlo. Luego llegará una rutina, probablemente aburrida, que puede ser la clave de tu éxito.

5. No eres imprescindible, como nadie lo es, de manera que si tienes que apartarte del trabajo un tiempo no lo dudes.

6. Disfruta el momento, no lo quemes.

Me he permitido dar estos consejos, ideas u opiniones debido a que nuestra empresa duró 10 años, pero mi balance de cuentas resultó ser el siguiente: 4 años en activo, 3 en centros de rehabilitación o desintoxicación, 2 en hospitales debatiéndome entre la vida y la muerte y 1 mareando la perdiz.
Pero todo esto lo pude haber evitado.

Finalmente, he publicado un libro que recoge todas estas vivencias durante 10 años de mi vida. Espero y deseo que esta lectura pueda servirte.

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