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Las empresas necesitamos que las administraciones públicas entren ya en siglo XXI

Uno de los principales ejes de actuación para este año de la Cecot se centra en conseguir un pacto nacional para reducir la burocracia administrativa.

Las previsiones empresariales para este año son de ralentización de la actividad en los primeros meses y de crecimiento moderado al cierre, vaya por delante que el impacto será totalmente heterogéneo, tal y como lo es nuestro tejido empresarial, y que las consecuencias de una ralentización de la actividad son mucho más acusadas en autónomos, microempresas y pymes, ya que su margen de resiliencia económica para afrontar los efectos económicos imprevistos es menor. El 2024 nos plantea también una lenta caída de la inflación, prevista entre un 1,5% y un 2%, y los economistas prevén una reducción de los tipos de interés así que, con la prudencia que marca el contexto geopolítico, me siento moderadamente optimista, tal y como lo fui en enero de 2023 cuando el grado de incertidumbre era mucho mayor y la inflación crecía.

En el último año han pasado muchas cosas. Tensiones y conflictos geopolíticos como los de Ucrania u Oriente Medio; subidas de interés, unas elecciones anticipadas en España… Y ¿saben qué? Que mientras nuestras empresas han demostrado una enorme resiliencia para mantener su actividad, con todas sus consecuencias; es decir, contribuyendo a generar riqueza y transformarla en tributación, en ocupación y en bienestar social; decía, que mientras nuestras empresas se han adaptado a velocidad de vértigo a los cambios disruptivos del entorno, ni los Gobiernos, ni las administraciones públicas son capaces de ir al ritmo que necesitan las empresas del siglo XXI.

Por este motivo, uno de los principales ejes de actuación para este año de la Cecot, patronal que presido, se centra en conseguir un pacto nacional para reducir la burocracia administrativa e impulsar una reforma de la administración pública. Es un objetivo transversal, el de la modernización de la administración, que compartimos con muchas y muy diversas organizaciones y entidades en Catalunya.

Tenemos un entorno administrativo y normativo hiperregulado, totalmente desfavorable a la actividad empresarial, que está repercutiendo en la competitividad-país. Indicadores internacionales así lo demuestran, como el European Quality of Government Index 2021 de Eurostat que sitúa a Catalunya a la cola de las regiones de España y Europa en calidad de gobernanza.

La actitud sobregarantista de las administraciones las convierte en lentas, ineficientes y a diario demuestran que no se adaptan a las disrupciones sociales generando un exceso de burocracia que afecta en especial y sobre todo a las pymes. No puede pasar que una Licencia de actividad, para nueva actividad o para ampliar la actual, se demore hasta más de dos años. ¿Alguien puede explicar como una pyme puede mantener actividad con un inmovilizado durante dos años? Está claro que se desincentiva cualquier inversión. Y comparto otro ejemplo, el de la baja participación empresarial en proyectos Next Generation en los que el 60% de los fondos están ejecutados por las administraciones públicas debido a las trabas y exigencias desproporcionadas para realizar proyectos. Una oportunidad de mejora, como lo puede ser la colaboración público-privada para cambiar nuestro modelo económico a través de la transformación digital o la transición ecológica, acaba frenada. Y un caso reciente, el de las movilizaciones de los agricultores que, entre las reivindicaciones, explicitan que “la juventud no quiere seguir sin un cambio de las administraciones europeas, estatales y de Catalunya”.

Tenemos un entorno administrativo y normativo hiperregulado, totalmente desfavorable a la actividad empresarial, que está repercutiendo en la competitividad.

Pese a todo, continúo siendo optimista y considero que el año 2024 se presenta como una oportunidad única para impulsar la transformación digital, la transición ecológica y la cohesión social de nuestra economía. Contamos con los fondos Next Generation, que suponen una inyección de recursos sin precedentes y hay que aprovechar al máximo este potencial, en especial para impulsar el sector industrial.

Es necesario que las empresas, especialmente las pymes, sean las protagonistas de esta transformación y por eso reclamamos a las administraciones públicas que les faciliten el acceso a los fondos europeos, que simplifiquen los trámites burocráticos y que garanticen la transparencia y la eficiencia en la gestión de los recursos.

Citando a la presidenta de la Comisión Europea, “nuestra voluntad de actuar debe ir a la par con nuestra ambición de liderar”, y creo sinceramente que esta es la actitud que debemos tener ante los retos y las oportunidades que se nos presentan.

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