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Más allá del activismo empresarial

Este año hemos logrado que las empresas de menor dimensión estén representadas en el diálogo social español con una voz propia.

Estamos llegando al final de 2024, un año muy especial para PIMEC, pues celebramos nuestro 50 aniversario y no lo podíamos hacer de mejor manera. Y es que este año hemos logrado –por primera vez en la historia de la democracia en nuestro país– que las empresas de menor dimensión estén representadas en el diálogo social español con una voz propia.

Echando la vista atrás, recuerdo momentos tensos y emocionantes en nuestra labor de representación y defensa de los intereses de las pymes y de las personas autónomas de Catalunya. También, alegría y orgullo por los hitos cumplidos, como las multitudinarias movilizaciones bajo los lemas “Diguem prou” o “Sin pymes no hay futuro”, el acuerdo de representatividad empresarial, o la aprobación del SME Relief Package. Han sido años de mucho esfuerzo y sacrifico que, sin lugar a dudas, han valido la pena.

Nuestra historia siempre se ha basado, igual que lo hará en el futuro, en el activismo empresarial. Bajo la premisa de que hay que legislar pensando primero en los pequeños para hacer grande nuestra economía, quiero argumentar nuestro hincapié en que las pymes deben estar en el puente de mando de esta. Y es bastante fácil de justificar.

Lo es porque el Anuario de la Pyme 2024, que hemos presentado recientemente, vuelve a constatar el fundamental papel de las empresas de menor dimensión en nuestro país y como principal motor económico. Y es que su peso no es proporcional a su tamaño, ya que su aportación es mucho mayor, clave para la creación de riqueza y el progreso social.

Esta última versión del Anuario constata que las pymes son el principal actor de la economía catalana, porque representan el 99,8% de las empresas, el 61,4% del VAB y el 68% de la ocupación. Y estas cifras se pueden transpolar al ámbito español y al europeo, donde las empresas de menor dimensión son también las que más contribuyen a la creación de empleo, al impulso de la competitividad económica y al mantenimiento del estado del bienestar.

Por otro lado, el documento también indica que las pymes proveedoras cobran a 64 días, muy lejos del plazo de pago que recomienda la Comisión Europea de 30 días. En este sentido, calcula que, si se cumpliera dicho plazo, el resultado medio de estas empresas mejoraría un 14,4%.

Esto supondría más liquidez para mejorar su productividad, competitividad y viabilidad, invirtiendo en innovación, digitalización, sostenibilidad, formación, internacionalización o en su transición energética, en lugar de destinar estos recursos a financiar a los contratistas, que son las grandes corporaciones y la administración pública.

Y es que esta, la de la morosidad, es uno de los caballos de batalla de nuestra historia como patronal. Cuestión en la que no dejaremos de trabajar para lograr un régimen sancionador, igual que hemos conseguido otras victorias que parecían imposibles y, como siempre, en beneficio de nuestras empresas, de la economía y de la sociedad en general.

Lo conseguiremos, igual que lograremos mejoras para afrontar el resto de los retos a los que se enfrenta nuestro mercado de trabajo en la actualidad. Problemas que están afectando o afectarán muy pronto a empresas de diferentes sectores, tamaños y territorios, como lo son la reducción de la jornada laboral, la falta de profesionales cualificados para cubrir determinados puestos de trabajo, o la alta incidencia de la incapacidad temporal.

Y lo haremos de la única manera que sabemos hacerlo: escuchando a los empresarios y a las empresarias para conocer sus necesidades, preocupaciones e inquietudes. También, seguiremos incansables en nuestra función de interpelar a las instituciones y colaborar con la administración para impulsar medidas y asegurar las partidas presupuestarias que solucionen sus problemas y contribuyan a la mejora de la competitividad empresarial.

Son ya 50 años de activismo empresarial, ¡y lo que nos queda! Hay mucho recorrido por delante, muchos retos a los que nos tenemos que enfrentar con valor, esfuerzo y motivación. Poco a poco vamos recogiendo los frutos de nuestro trabajo diario, recordando e inspirándonos en nuestros valores que han fundamentado nuestro pasado, trabajando en el presente con empeño y dedicación, y con una mirada ilusionante en el futuro en el que las pymes seguirán siendo protagonistas.

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