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Una nueva hoja de ruta para el trabajo autónomo

Una hoja de ruta de, al menos, dos años en los que seguirán cambiando los tramos de sus cuotas y añadiendo nuevos trámites en materia de facturación.

El camino del autónomo está lleno de dificultades, desde las complicaciones propias de su actividad, pasando por la burocracia o fiscalidad, a las que ahora hay que sumar también la inflación e incertidumbre económicas. A pesar de ello, los autónomos generan el 15% del PIB español, según datos del Ministerio de Trabajo, y solo en Catalunya hay 557.537, siendo la segunda comunidad autónoma con más trabajadores por cuenta propia, aunque en 2022 perdió más de 1.000 autónomos respecto al año pasado.

Todo esto pone de manifiesto que los autónomos son un sector que, pese a su importancia, están viviendo una época de vulnerabilidad y de constante cambio. Este año, la llegada de los nuevos tramos de cotización y la próxima implementación de la factura electrónica han creado una situación todavía más compleja para este colectivo de trabajadores, ya que añade nuevas capas de complejidad y de burocracia a su gestión.

Y es que este 2023 los autónomos han sufrido dos cambios que les afectan profundamente. En primer lugar, tenemos las nuevas cuotas de cotización, que añaden nuevos tramos y que surgen con la intención de basarse en los ingresos reales del autónomo, a fin de que fueran más sencillas y justas. Sin embargo, tanto la disposición de los tramos como la necesidad de presentar una estimación de los ingresos, ha tenido un efecto contrario.

Por un lado, estos nuevos tramos han encarecido la Tarifa Plana, incentivo imprescindible para los nuevos autónomos, y los descensos en las cuotas más bajas son insuficientes. Así, aunque tenga la tarifa plana, un autónomo que ingrese menos de 960 euros al año tendrá que poner todo lo que ingresa y aún más dinero adicional para pagar las cuotas y poder trabajar. Si no tiene la tarifa plana esto sucede hasta los 2.760 euros al año. En caso de ingresar 600 euros al mes, tendrá que pagar una cuota que supone el 47% de sus ingresos, y en caso de que ingrese el salario medio en España, que en 2022 fue de 2.086,8 euros, su cuota representará más de un 15% de sus ingresos, y crecerá hasta ser el 19% de sus ingresos en los próximos cinco años. En resumen, los tramos más bajos seguirán desprotegidos, teniendo que pagar una cuota independientemente de si se factura ese mes o no, y los tramos medios y altos verán incrementada su cuota de forma significativa, por lo que tendrán que aumentar sus ingresos de forma importante si quieren mantener su nivel económico.

El otro gran cambio para los autónomos este año, aunque no será obligatorio hasta 2025, es el de la ley Crea y Crece, por la que estarán obligados a emitir sus facturas de manera electrónica. Esta nueva forma de facturación tiene como objetivo aumentar la transparencia y control de las operaciones, ya que cada factura generará un código único que permitirá su identificación y mejorará la trazabilidad. A su vez, se busca agilizar los tiempos de cobro y reducir el impacto medioambiental de este trámite. Pero esta medida también añade una capa extra de burocracia, ya de por sí compleja, a este colectivo, con lo que aumenta la dificultad de la gestión diaria del autónomo que les obligará a utilizar herramientas de facturación electrónica con su correspondiente coste y, en muchos casos, se verá obligado a recurrir a asesorías externas.

Todo esto hace imprescindible que se desarrollen mecanismos para ayudar a este colectivo. Las diferentes administraciones han puesto en marcha diversos cambios, planes y ayudas al autónomo que tratan de asegurar su futuro. De hecho, hace solo unas semanas que el Govern confirmaba que destinará 31,7 millones de euros a programas de apoyo a su actividad este 2023.

Por ejemplo, uno de los programas más ambiciosos es el de Foment de l’autoocupació jove”, destinado a impulsar el emprendimiento y la incorporación de los jóvenes al mercado laboral, con ayudas de hasta 13.500 euros. Con esto se busca garantizar los ingresos mínimos a los jóvenes autónomos al inicio de su actividad y que su negocio tenga más oportunidades durante su primer año de vida. Con este programa, que se publicará a lo largo de la próxima primavera, Catalunya se suma al resto de comunidades autónomas que ya están aprobando ayudas destinadas a los autónomos ante las dificultades que están atravesando.

Hace solo unas semanas que el Govern confirmaba que destinará 31,7 millones de euros a programas de apoyo al trabajo autónomo este 2023.

Otra de las iniciativas que llevará a cabo el Govern es la llamada Tu+1, que incide sobre otro de los problemas que tiene este colectivo: la soledad. En muchas ocasiones, esta soledad es una limitación al crecimiento de su negocio, tanto por recursos como por ayuda a desenvolverse en un terreno nuevo. Para compensar este hecho, los autónomos sin trabajadores a su cargo y con domicilio fiscal en Catalunya podrán beneficiarse de 18.325 euros para la contratación indefinida de una persona en paro, con la que la administración espera favorecer el crecimiento de su empresa mientras se reduce la cifra de personas desempleadas en la comunidad.

Finalmente, en Catalunya ya existe el programa “Consolida’t”, que este 2023 cumple nueve años, y que está enfocado, esta vez, en la formación del autónomo en materias de gestión empresarial y también de asesoría, pudiendo solicitar planes de acción por parte de expertos. Este plan puede ayudar a los autónomos a ponerse al día en temas tan variados como la gestión de cuentas, actualizaciones de sus responsabilidades administrativas en su día a día, marketing digital y habilidades directivas como la gestión del tiempo o la comunicación.

Estos diferentes programas, además, se suman a los ya existentes y que provienen del gobierno central, como la ayuda del Kit Digital, destinada a la digitalización de empresas y autónomos para hacerlos más competitivos. Potenciar el negocio de los autónomos, hoy en día, pasa inevitablemente por mejorar la gestión de sus redes sociales, implementar el comercio electrónico, gestión de clientes, servicios y herramientas de oficina virtual, inteligencia empresarial y analítica, gestión de procesos, comunicaciones seguras o la inversión en ciberseguridad. Esta ayuda, de hasta 2.000 euros, podrá permitir a los autónomos dar el paso al entorno digital y poder multiplicar su alcance, presencia y facturación y es que, según datos propios, el 30% de los nuevos autónomos consiguieron su primer cliente gracias a las redes sociales.

La realidad es que los autónomos se enfrentan a una hoja de ruta de, al menos, dos años en los que seguirán cambiando los tramos de sus cuotas y añadiendo nuevos trámites y más obligaciones en materia de facturación. Pero el problema es que estos cambios no están alineados con la realidad que viven los autónomos, que verán cómo se incrementan sus obligaciones fiscales a la par que aumentan las trabas burocráticas. Los planes de desarrollo, tanto del gobierno central como de las autonomías, como las propuestas por el Govern de Catalunya, son ciertamente una ayuda, pero no dejan de ser pequeños parches. Es necesario abordar el problema desde su raíz, entender las verdaderas necesidades de los autónomos en España y legislar en base a ellas.

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