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Sequía, ¿la nueva normalidad?

En el contexto de cambio climático, la Taula Nacional de l’Aigua debe ser un espacio de debate sobre la gobernanza y los usos del agua.

El clima mediterráneo se caracteriza por la carencia de precipitaciones y, sobre todo, por que estas se concentran fuertemente en el tiempo y el espacio. Y esa situación, que estamos empezando a vivir, se acentuará cada vez más. Dado lo cual, es imprescindible disponer de una infraestructura hídrica eficiente, resiliente y capaz de utilizar el agua el máximo de veces posible. Es por eso por lo que desde el Govern de la Generalitat estamos poniendo todos los recursos al avanzarnos a esta nueva realidad para no dejar atrás a ninguna persona ni a ningún territorio.

Estamos comprometidos en duplicar la producción de agua desalinizada en los próximos 6 años con, por ejemplo, la ampliación de la desalinizadora de la Tordera y en la producción de un nuevo centro de desalinización en la cuenca del Foix. Comprometidos en potenciar la reutilización. En este sentido, desde la ACA hemos incrementado en un 40% la producción de agua regenerada respecto a 2020, y en el horizonte de 2027 prevemos doblarla.

Estos compromisos nacen de la voluntad de poner a las personas en el centro de las políticas y de la toma de decisiones. Es por eso por lo que desde el Govern estamos haciendo tanto énfasis en el abastecimiento de agua. Es preciso, por tanto, seguir promoviendo y trabajando para desarrollar un modelo que se base en un uso sostenible del agua, un modelo que respete al máximo los criterios de sostenibilidad.

Desde el Govern de la Generalitat durante todo este tiempo hemos trabajado con el objetivo principal de salvaguardar el abastecimiento doméstico, intentando trabajar siempre con transparencia y combatiendo la desinformación, huyendo del alarmismo y los mensajes distorsionados, junto a los municipios y construyendo consensos día a día.

Sin embargo, una política pública de un bien escaso como es el agua y en un contexto de aceleración del cambio climático no puede pretender gestionarse únicamente desde la oferta. Es decir, desde la producción de agua (vía desalinizadora o vía regeneración); es necesario también hacerlo desde la demanda. Y esto significa, ser corresponsables de la situación, ser coherentes con nuestros actos y, sobre todo, desde el Govern, ser exigentes con los usos que se hace del agua.

Las proyecciones de cambio climático hacia el futuro señalan que la coincidencia en el tiempo de sequías y olas de calor será uno de los fenómenos que se producirán con mayor frecuencia este siglo XXI.

Por ello, además de planificar e implementar las infraestructuras orientadas a la garantía de abastecimiento; además de acompañar a la ciudadanía, a los entes municipales y al tejido económico y social hacia una gestión más austera y eficiente del agua; el Govern constituye la Taula Nacional de l’Aigua.

La Taula Nacional de l’Aigua debe ser el espacio de debate sobre la gobernanza y los usos del agua en el contexto de cambio climático y de disponibilidad menguante del recurso hídrico. Esta Taula nace del reconocimiento de que el acceso al agua y al saneamiento es un derecho humano esencial para la vida y un bien común que necesita de un modelo de gestión pública y una gobernanza democrática con participación ciudadana, transparencia y rendición de cuentas.

Su objetivo, contando con todos los actores implicados, debe ser el de vertebrar un Pacte Nacional per l’Aigua que tenga presente la biodiversidad y el bienestar de las personas en el contexto de cambio climático. Un pacto que tenga presente los marcos de gobernanza del ciclo del agua y la disponibilidad del recurso hídrico y, en base a esta disponibilidad, estructure su conjunto de usos.

Y es aquí donde, junto a la cogestión y corresponsabilidad, radica la importancia de la gobernanza del agua.

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