La inflación cronifica la emergencia social y urge a un mayor nivel de colaboración con los Bancos de Alimentos y otras entidades de ayuda a las personas más necesitadas.
La Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL) decía ya en mayo que afrontamos, este año, un “nuevo escenario de emergencia social”. La pandemia, la guerra de Ucrania y la inflación, con la escalada generalizada de precios, están cronificando la pobreza alimentaria. La previsión es que repunte hasta un 20% el número de personas que acudan a los Bancos de Alimentos, muy por encima del millón y medio que ya atendieron el año pasado.
“Cuando la economía empieza a flaquear, es inevitable un aumento de la población en situación de precariedad”, ha señalado el presidente de FESBAL, Pedro Miguel Llorca. “El conjunto de circunstancias que se han sucedido en los últimos dos años han hecho entrar en pobreza a familias de clase media que antes no necesitaban pedir ayuda”. De hecho, en Catalunya, según el instituto de estadística Idescat, casi un 20% de la población se halla hoy día en riesgo de pobreza y el 9% sufre de privación material severa.
Nada más significativo de la situación que los últimos índices de precios al consumo (IPC) publicados, con aumentos en torno al 10%, y una caída importante del consumo de hasta un 3,2% en los hogares catalanes en el segundo trimestre. Así, la subida de la cesta de la compra básica es la más alta desde enero de 1993, fecha en que se inició la serie estadística. No hay más que comparar los precios de este agosto con los del mismo mes de 2021: la harina ha experimentado un incremento anual de un 39%, la leche vale un 25,6% más, los huevos un 22,4%, el pollo un 17,6% y las legumbres y hortalizas frescas un 14,8%.
Pero la inflación, como ha alertado Fundación La Caixa, no solo está afectando a miles de ciudadanos en situación de vulnerabilidad, sino también a los propios Bancos de Alimentos que se han visto afectados por el retraso en la llegada de los fondos europeos para entidades y este año tienen además una especial necesidad de donativos para abastecer de provisiones sus almacenes.
Mercadona es un claro ejemplo para explicar la forma en que las empresas pueden cooperar con las organizaciones benéficas.
Hay que recordar que FESBAL la conforman 54 Bancos de Alimentos y que su labor fundamental consiste en conseguir alimentos para que lleguen, a través de entidades sociales, a las personas más necesitas. En este sentido, el apoyo de la industria alimentaria y de distribución se ha hecho, desde un inicio, absolutamente necesario.
Donaciones de clientes
“Es un orgullo poder colaborar aportando nuestros recursos humanos y logísticos, al mismo tiempo que agradecemos la solidaridad de los clientes, ya que sin ellos no sería posible”, ha señalado el director de Relaciones Externas de Mercadona en Catalunya, Bernat Morales, en referencia al estrecho vínculo que mantiene la principal compañía de supermercados con los Bancos de Alimentos. Una relación que se inició en 2010 y que resulta paradigmática para explicar las diferentes maneras en que las empresas pueden cooperar con este tipo de organizaciones benéficas.
Entre otras cosas, como parte de la Gran Recogida Virtual organizada por FESBAL en 2021 (en Catalunya, el Gran Recapte) la compañía entregó 566 toneladas de producto de primera necesidad a los cuatro Bancos de Alimentos gracias a la solidaridad de sus clientes. Participaron todas las tiendas de Mercadona en donde la compañía activó la tecla de 1 euro en la caja de sus supermercados con la que se realizaron donaciones monetarias en el momento de la realizar la compra. Donaciones luego transformadas en alimentos en función de las necesidades reales de las entidades sociales. Productos básicos como legumbres cocidas, aceite, azúcar, leche, conservas de pescado, pasta, y sopas y cremas, entre otros.
Solaridad empresarial
Además de esas donaciones de los clientes, y como parte del Plan de Responsabilidad Social de la compañía, Mercadona colabora con donaciones diarias que, solo en Catalunya, alcanzan a 157 entidades sociales, como los Bancos de Alimentos de Barcelona, Tarragona, Girona y Lleida y la Cruz Roja, y participa en las campañas solidarias que organizan.
Este año, afirma haber entregado, con fecha 31 de agosto, 3.254 toneladas de alimentos, no aptos para la venta pero sí para el consumo, y productos de higiene personal, el equivalente a más de 54.000 carros de la compra. Una colaboración en la que están implicadas las 251 tiendas que Mercadona tiene en Catalunya.
Otra muestra de solidaridad, tal como han hecho muchas otras empresas y entidades a nivel estatal, es la demostrada en apoyo del pueblo de Ucrania, con 1,5 millones de euros con los que se quiere llegar a unos 5.000 refugiados en España y Portugal. Una ayuda consistente en tarjetas de 50 euros cada una con el objetivo de cubrir los gastos básicos de estas personas.
En tiempos de emergencia social, aumenta la urgencia de cubrir las necesidades básicas de cada vez mayor número de población. De ahí la importancia de la labor colaboradora de la industria alimentaria y de distribución que este año se hace especialmente necesaria, como señala Fundación La Caixa, por la mayor carestía en los Bancos de Alimentos debido a la inflación. Pronto, la ciudadanía tendrá ocasión de demostrar una vez más su esfuerzo y solidaridad con motivo del próximo Gran Recapte que precede a la Navidad.