La Generalitat de Catalunya abandona el enfoque maximalista y apuesta por reformas concretas y realistas para transformar la gestión pública.
La reforma profunda de la Administración pública es un tema pendiente desde la reinstauración de la democracia tanto en Catalunya como en España. Durante este periodo se han producido varios intentos de reforma en las Comunidades Autónomas y en la Administración General del Estado. Entre ellos destacan distintas iniciativas en la Administración de la Generalitat de Catalunya (1986, 2004, 2010 y 2013). Algunos de estos intentos fueron serios pero infructuosos por la elevada complejidad de estos procesos, pero la mayoría de las iniciativas fueron imposturas en las que no había realmente una intencionalidad política robusta para implantar una trasformación real y profunda de la gestión pública.
El año pasado se emprendió un nuevo proceso de reforma en la Generalitat que inició formalmente su andadura el 8 de octubre de 2024 mediante un Acuerdo de Gobierno por el cual se impulsaba la elaboración de una estrategia de transformación y mejora de los servicios públicos en el ámbito de la Administración de la Generalitat y se aprobó, de entrada, un plan de choque con diecisiete medidas de aplicación urgente. En este Acuerdo se anunció, también, la creación de una comisión de expertos (CETRA) para asesorar y acompañar al Govern en el impulso de este proceso de reforma.
La gran novedad conceptual y metodológica de esta iniciativa de transformación de la Administración es que renuncia a la metodología dominante en los procesos de reforma impulsados durante las últimas décadas tanto en España como en el contexto internacional. La metodología clásica consideraba los procesos de reforma desde una perspectiva holística e integral que consistía en diagnosticar y realizar propuestas sobre las múltiples y diversas dimensiones que abraza la gestión pública. Se trataba de una metodología muy ambiciosa y maximalista con resultados inexistentes más allá de la elaboración de un amplio informe con un extenso diagnóstico y unas propuestas bien fundamentadas conceptualmente, pero de imposible implantación tanto por su complejidad como por el inevitable surgimiento de distintos vectores de resistencia y suspicacia institucional, política, corporativa y sindical. Es una evidencia empírica que la ambición de desear reformarlo todo desemboca en la incapacidad de introducir en la práctica cualquier cambio, aunque éste sea modesto. Aprendiendo de estos reiterados fracasos, la Generalitat de Catalunya y la CETRA han cambiado este enfoque maximalista por otro mucho más pragmático y realista: proponer algunos cambios y transformaciones concretas y posibilistas que faciliten, por un lado, la mejora de algunas de las dimensiones clave de la gestión pública (y prioritariamente que tengan impacto en la mejora de la atención a la ciudadanía y, también, a los operadores socioeconómicos) y, por otro lado, ejerzan la función de catalizador para abrir la puerta a cambios mucho más profundos y sustantivos. La ambición ha consistido en detectar determinados elementos de transformación que mejoren rápidamente los servicios públicos y, por otra parte, abrir algunas cerraduras para que ejerzan de motores o palancas para lograr un cambio más estructural, profundo y transversal. Metafóricamente se trata de romper los nervios del complejo sistema institucional para ablandarlo y hacerlo permeable a una transformación profunda.
El Govern asume un compromiso político inédito para impulsar una reforma administrativa con apoyo ciudadano y de los empleados públicos.
Por otra parte, el actual proceso de reforma de la Generalitat abraza otras novedades conceptuales y metodológicas hasta ahora inéditas en este tipo de iniciativas. Las más relevantes y que hay que poner en valor son:
– El primer punto a destacar es la gran implicación política del Govern de Catalunya con el proceso de reforma y de transformación, estableciendo de manera explícita (vía Presidencia de la Generalitat y Consejería de Presidencia y, por tanto, de todo el gobierno) un compromiso y un pacto social con la ciudadanía y con los empleados públicos en diseñar e implementar una auténtica reforma administrativa. Este compromiso tan diáfano, inequívoco y políticamente valiente es absolutamente inédito en nuestra tradición administrativa.
– Por otra parte, también hay que subrayar la convergencia de distintas iniciativas de transformación que operan en paralelo: por una parte, la agenda de 17 medidas de reforma urgente impulsadas por la Consejería de la Presidencia. Por otra parte, las iniciativas de reforma estimuladas por diversas consejerías que poseen una significativa interacción con los ciudadanos y con los actores socioeconómicos. Hay tres consejerías que sobresalen: Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación; Salud (que creó su propia comisión de expertos: CAIROS) y Derechos Sociales e Inclusión (que también constituyó una comisión de expertos sectorial: CETIS). Finalmente, el Govern también constituyó una comisión de expertos para la reforma transversal e integral de la Administración de la Generalitat: la CETRA. Por tanto, se trata de varias iniciativas que maniobran en paralelo generando diversas duplicidades que se pueden considerar, en este contexto, como positivas e ineludibles en un proceso tan complejo: donde no alcanza una iniciativa es capaz de llegar y culminarla otra. Unas redundancias, por tanto, oportunas y necesarias.
– La creación de la CETRA también puede considerarse como una estrategia inédita tanto por su composición como por el tiempo disponible para elaborar su informe. La CETRA agrupa un número muy elevado de expertos (68): un presidente, doce líderes que coordinan los doce ámbitos de trabajo definidos por el Govern y cincuenta y cinco vocales. Esta amplia composición se justifica por dos motivos: el primero es buscar el apoyo de expertos externos en distintas y variadas materias vinculadas a la gestión pública (derecho público, ocupación pública, dirección pública profesional, evaluación de políticas públicas, Administración digital, inteligencia artificial, simplificación del lenguaje administrativo, etc.). Hay que destacar que en los trabajos desarrollados por la CETRA han colaborado muchos más profesionales que los 68 miembros formales, con una importante e imprescindible participación de altos cargos y empleados públicos de la Generalitat que atesoran un enorme conocimiento y, también, han colaborado otros profesionales externos para ampliar el abanico de visiones y perfiles profesionales. La segunda motivación de esta amplia composición reside en poder presentar propuestas acordadas mediante un amplio consenso institucional, académico, económico y social. En la CETRA han estado representados diversos colectivos institucionales, académicos, profesionales, sociales y económicos. Se trataba de combinar una mirada interna de la Administración con una visión y una sensibilidad externa. Por otra parte, otro elemento a destacar es el prolongado tiempo que ha dispuesto la CETRA para elaborar su informe: diez meses (del 20 de noviembre de 2024 hasta el 20 de septiembre de 2025) que contrasta con las dinámicas habituales previas de otras comisiones de expertos que disponían de un tiempo mucho más limitado para elaborar sus informes.
– Finalmente, otra especificidad original e inédita en este tipo de dinámicas de transformación reside en la constante interacción entre la CETRA y el equipo del Govern que ha liderado el proceso de reforma. A nivel formal la CETRA disponía de diez meses para entregar su informe final al Govern de la Generalitat y éste disponía de cuatro meses adicionales para valorar la idoneidad de implantar las propuestas mediante una comisión ad hoc (CIMTA). Pero desde el inicio del proceso de trabajo de la CETRA se consideró que las iniciativas de reforma debían implementarse de manera urgente y que el proceso no podía demorarse tanto tiempo. Para ello se creó la Comisión de Dirección Ampliada de la CETRA compuesta por altos cargos del Govern catalán. Esta comisión se ha reunido cada quincena durante los diez meses de trabajo de la CETRA con la presencia de su presidente y, en función de los temas a tratar, de los doce líderes de los grupos de trabajo. La dinámica de trabajo ha sido que cuando la CETRA generaba una propuesta acabada y avalada por sus miembros se presentaba inmediatamente al Govern de la Generalitat para que la valorara y, si la tomaba en consideración, iniciara el proceso de diseño e implementación de la misma. Siguiendo esta dinámica la mayoría de las propuestas presentadas en el informe final han podido ser analizadas y valoradas previamente y, en muchos casos, ya se encuentran en proceso de implementación y, algunas de ellas, están totalmente implantadas.
El informe final de la CETRA presenta 50 propuestas que pueden agruparse conceptualmente en dos dimensiones. Por una parte, un importante volumen y proporción de propuestas focalizadas en la mejora de ámbitos muy concretos (simplificación normativa, racionalización de trámites administrativos, atención integral y proactiva a la ciudadanía, mejora de la atención presencial, simplificación del lenguaje administrativo, derecho al error, etc.) que faciliten la mejora de los servicios públicos en su interacción con los ciudadanos y con los diversos agentes socioeconómicos. Todas estas propuestas tienen como objetivo la actualización y modernización de la Administración y la gestión pública. Por otra parte, el informe presenta otro grupo de propuestas, cuyo objetivo es mucho más ambicioso, para intentar lograr una reforma profunda de la Administración que facilite un cambio de paradigma en la gestión pública para atender los retos de presente y de futuro vinculados a un entorno público cada vez más complejo y turbulento. Se trata de un conjunto de propuestas (incorporación de la dirección pública profesional, una transformación de la ocupación pública mediante nuevos sistemas de selección, de carrera profesional y de flexibilización del sistema, un nuevo modelo organizativo más adaptable y, por último, el uso de las tecnologías para fomentar transformaciones de alto impacto) de muy compleja implementación. Su aspiración es poder diseñar un modelo de Administración más flexible, dúctil y contingente que sea capaz de absorber los nuevos retos públicos sobrevenidos, sorprendentes y, hasta el momento, inéditos. Un modelo de Administración más profesionalizada y capaz de adaptarse, aprender e innovar de manera permanente.
