Los españoles hemos tenido una cultura basada en el ahorro durante décadas, pero cada día son más los que se alejan de esta tendencia e invierten en fondos y acciones.
De acuerdo con la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el 62% de los españoles prefiere ahorrar en una cuenta corriente o, incluso, en metálico. Sorprendentemente, 4 de cada 10 emplea tan solo un único método de ahorro. Los productos financieros complejos, como fondos de inversión, acciones y títulos de renta fija solo son utilizados por menos de un millón y medio de españoles, si bien este número no para de crecer.
Las virtudes del ahorro son indiscutibles. Pero las dos últimas décadas han cambiado por completo el clima económico que permitía el ahorro sin riesgo. Los bajos tipos de interés, unidos a la creciente inflación y al estancamiento de los salarios, que antes se consideraban una combinación paradójica, han creado una vorágine única que nos obliga a replantearnos cómo planificar nuestro futuro financiero. Tanto el ahorro como la inversión son ahora necesarios para tener una estabilidad financiera y hacer crecer nuestro dinero. Sin embargo, sí que existen situaciones en las que debemos priorizar una cosa sobre la otra.
Ahorrar, una prioridad
Ahorrar es una manera de alejarse del ciclo de vivir de sueldo en sueldo, en el que actualmente se encuentran casi 4 de cada 10 españoles, según el estudio de la CNMV. Se trata de una cifra alarmante, porque si bien es posible sobrevivir de esta manera, cualquier contratiempo financiero puede hacer que entremos en un bucle de deudas y estrés del que resulta muy complicado salir. Ahorrando una parte de nuestro salario, creamos un colchón entre nosotros y la deuda, por lo que, si aún no hemos comenzado, ahorrar debería ser una de nuestras prioridades.
En el pasado, los ahorros crecían gracias a los altos tipos de interés de las cuentas de ahorro, prácticamente sin riesgo. Los tipos de interés de dos dígitos a largo plazo eran la norma y cualquiera que fuera capaz de ahorrar algo de dinero cada mes acabaría viendo cómo ese dinero crecía gracias al interés compuesto.
Sin embargo, esos tiempos han llegado a su fin, y los tipos de interés son ahora los más bajos de las últimas décadas. Los ahorradores españoles que abran hoy una cuenta de ahorro pueden esperar un tipo de interés inferior al 1%, mientras su dinero está bloqueado durante un año o más.
A su vez, la inflación se está comiendo el resto.
Tan solo en el último año, entre septiembre de 2020 y septiembre de 2021, los precios en España se incrementaron un 4% según el Índice de Precios de Consumo que publica el Instituto Nacional de Estadística. En los últimos cinco años ha sido del 8% y del 11,1% desde 2011. Esto significa que los ahorros en una cuenta corriente pierden poder adquisitivo con el tiempo. Mil euros depositados en una cuenta bancaria desde 2016 pueden comprar ahora bienes por valor de 920 euros hace cinco años.
Invertir, beneficios a largo
Aquí es donde entra en juego la inversión. El dinero invertido puede generar rendimientos superiores a la inflación y a los tipos de interés de las cuentas de ahorro.
Si en una cuenta en la que tenemos 1.000 euros, ingresamos 100 euros de ahorro al mes durante 10 años, al final tendremos 13.000 euros. Pero si los 1.000 euros los tenemos invertidos en un fondo que nos permite hacerlos crecer un 10% cada año y, a la vez, continuamos aportando 100 euros al mes, al final tendremos 22.469,40 euros. La diferencia es claramente notable.
Para verlo con un ejemplo más real, vamos a imaginarnos que esos 1.000 euros los hubiéramos invertido hace un año en un ETF como, por ejemplo, el Lyxor IBEX35 (DR) UCITS ETF que replica el comportamiento del principal índice español. Ahora, a principios de noviembre de 2021, tendríamos en nuestra cartera aproximadamente 1.372 euros. Y esto sin contar con los dividendos que habitualmente se reinvierten y hacen crecer aún más nuestra inversión.
Sin embargo, también es cierto que los últimos meses han sido especialmente buenos para este fondo cotizado y que su evolución no siempre es tan positiva. En concreto, entre febrero y marzo de 2020, al inicio de la pandemia, el IBEX 35 sufrió una estrepitosa caída del 33%. Por eso, los mismos 1.000 euros invertidos hace cinco años hoy serían unos 1.024 euros (de nuevo, sin dividendos).
Debemos tener claro que no es recomendable invertir todos nuestros ahorros, pues los fondos y las acciones pueden bajar y siempre existe el riesgo de perder dinero. No podemos estar seguros de que nuestras inversiones se vayan a revalorizar siempre lo suficiente como para cubrir el valor que se pierde por la inflación, pero la tendencia económica, en líneas generales, es que suba con el tiempo y obtengamos ganancias si tenemos el tiempo y la paciencia suficientes.
Diversificación, la clave
El siguiente paso, después de tomar la decisión de invertir y determinar la cantidad que vamos a dedicar a este fin, es elegir los activos en los que poner nuestro dinero. Hay activos que se consideran más seguros porque habitualmente se comportan con una menor volatilidad.
De los productos financieros más populares, tradicionalmente los ETF o fondos cotizados se consideran más seguros porque hacen una media de los resultados de un puñado de empresas. Después, les siguen las acciones y, por último, las criptomonedas, que no se someten actualmente a los mismos estrictos controles que las bolsas de valores tradicionales. De igual manera, un ETF no suele generar tanta rentabilidad a corto plazo como muchas criptomonedas.
Aquí entra en juego nuestra estrategia de inversión, en la que valoramos el balance entre riesgo y rentabilidad. Mientras somos jóvenes y tenemos tiempo para mantener nuestras inversiones, podemos decidir arriesgarnos más porque tenemos tiempo de recuperarnos en caso de sufrir pérdidas. Si nuestra jubilación está cerca o vamos a necesitar el dinero pronto, lo mejor sería apostar por activos menos volátiles.
Según el estudio del CNMV, cuanto mayor es la renta de los hogares españoles, mayor es la diversificación. Así, solo el 30% de quienes poseen entre 26.000 y 44.500 euros anuales tienen más de dos activos financieros distintos en sus carteras, mientras que el porcentaje en rentas que superan los 67.500 es de más del 80%.
Ha llegado el momento de que todos repensemos nuestra planificación financiera. Debemos deshacernos de nuestro miedo a invertir y dejar de lado la idea de que podemos simplemente ahorrar para llegar a la jubilación o a una futura prosperidad económica.