Cataluña Económica

Edit Content

Revista

Suscripciones

La inteligencia artificial como herramienta empresarial

Son incontables los casos concretos en los que gracias a la aplicación de la inteligencia artificial se ha podido ahorrar en costes de producción y mantenimiento.

Día sí, día también, los medios de comunicación vienen cargados de noticias que tienen que ver con la inteligencia artificial, una tecnología cuyo empleo en los últimos años se está expandiendo cada vez a más sectores, desde la educación a las finanzas, pasando por la seguridad y el marketing. Precisamente, en el momento de redactar este texto, una búsqueda en Google de las palabras inteligencia artificial arrojan resultados de lo más diversos.

Uno de los protagonistas es ChatGPT, un chatbot desarrollado por OpenAI capaz de mantener una conversación y realizar tareas específicas usando lenguaje natural que está causando furor: ha sido capaz incluso de responder correctamente a las preguntas de un examen de un máster de administración y dirección de empresas o MBA, pero también de escribir e ilustrar un libro infantil en apenas dos horas.

Sin restarle valor a este cariz sorprendente, el potencial de herramientas como esta no debería ser juzgado desde la frivolidad, tachándolo como moda pasajera. Basta un apunte: en plena tormenta por el despido del 5% de su plantilla, Microsoft invertirá 10.000 millones en OpenAI, la empresa que ha puesto en marcha ChatGPT, para impulsarlo.

Y un apunte más: un informe de LLYC sobre tendencias que marcarán el marketing y el consumo en 2023 estima que la IA Generativa ocupará un lugar muy importante en aquellas empresas que deseen crear contenidos originales y personalizados de un modo rápido y asequible.

La actualidad en torno a esta tecnología es tan amplia que resulta apta para todos los gustos, dado que unas veces trata temas más frívolos y otras tiene un enfoque mucho más profundo. Sin ir más lejos, la misma página de resultados de Google nos lanza una noticia sobre tres investigadores, Baker, Hassabis y Jumper, que han sido premiados por su aportación a la biomedicina al haber revolucionado el estudio y el diseño de proteínas mediante inteligencia artificial con el fin de desarrollar nuevos tratamientos clínicos.

De este modo, la inteligencia artificial va adquiriendo relevancia y haciéndose cada vez más presente en nuestra cotidianeidad, a veces, sin darnos cuenta, puesto que las empresas están recurriendo a estos algoritmos predictivos para ser más eficientes sin que seamos consciente de ello.

La explotación de los datos como método para aumentar los beneficios de las empresas y para fidelizar el talento se refuerza en un momento en el que este tejido está presionado por el cambio de hábitos de los consumidores debido primero a la pandemia y después a la inflación, pero también por la obligación de no perder el tren de la digitalización para no quedarse obsoletos.

Son incontables los casos concretos en los que, gracias a la aplicación de la inteligencia artificial, se ha podido ahorrar en costes de producción y mantenimiento. El retail es un caso paradigmático, puesto que la gestión eficiente del stock ha demostrado ser clave en la sostenibilidad de cualquier negocio de este segmento.

Solo tenemos que detenernos un momento y pensar en los supermercados en los que se apueste por este tipo de soluciones. ¿Hasta qué punto se optimizarían los recursos con la predicción de las ventas diarias? ¿Se pondría fin de una vez por todas al desperdicio de productos perecederos? Sin duda, el abandono definitivo del método clásico, basado en el ensayo y error, a favor de un algoritmo, juega a favor de los márgenes empresariales.

Y no digamos si, además del stock, se pone el acento en otros elementos de la cadena de suministro, como el transporte de la mercancía o el almacenaje de esta. La mejora de estos procesos incluso impactaría positivamente en el medioambiente, con una reducción de la huella de carbono.

Pero la reducción de costes puede tener un lado perverso, puesto que muchos trabajadores albergan el temor de que la consolidación de la inteligencia artificial acabe por significar la pérdida de sus empleos. No hay duda de que ciertos puestos se verán afectados, pero a largo plazo, la incertidumbre es altísima. Es importante trasladar a la plantilla un mensaje de tranquilidad.

Este ahorro de tiempo gracias a la inteligencia artificial redunda en una mayor disponibilidad para abordar proyectos más complejos.

En esta línea, hay que hacerles entender que esta tecnología es una ayuda, no un obstáculo, puesto que su adopción en la automatización de procesos puede aliviar la carga de trabajo eliminando de la agenda diaria las tareas rutinarias. Este ahorro de tiempo redunda en una mayor disponibilidad para abordar proyectos más complejos o que requieren mayores dosis de creatividad.

Tampoco es una cuestión menor el hecho de que estos sistemas regulen aspectos como la iluminación o la temperatura atendiendo a los requerimientos de cada empleado, pues un ambiente que cuida cosas que podrían parecer de lo más simple condiciona el rendimiento.

En cualquier caso, las empresas pueden servirse al mismo tiempo de la inteligencia artificial para examinar el grado de satisfacción de los trabajadores y, en definitiva, estudiar el clima laboral que impera en la compañía. Estos datos representan una información muy valiosa, puesto que contribuyen a la construcción de un entorno sano y con unos mayores niveles de productividad.

A veces se nos escapa que los empleados de una compañía no solo cumplen su jornada de ocho horas para ingresar una nómina todos los meses, sino que su permanencia también lleva aparejada un salario emocional, desde un reconocimiento por el trabajo bien hecho en forma de comisión en metálico o premio en especie hasta la existencia de un horario de entrada flexible o varios días de teletrabajo para poder conciliar.

Cuando la gestión de los recursos humanos abraza la inteligencia artificial, la fidelización del talento es mucho más sencilla. En una época en la que la gran renuncia está apuntalando la competencia y complicando hasta el extremo el encontrar mano de obra en determinados sectores hasta el punto de haber más oferta que demanda, la retención de los trabajadores más valiosos es primordial.

En este sentido, identificar cuáles son los grupos afines dentro de una compañía para tomar decisiones más acertadas es un gran paso adelante. Esto es posible gracias al análisis de redes y de clústers. De este modo, se hallan empleados que comparten características y siguen una determinada línea de comunicación, y todo gracias al análisis de los registros generados por herramientas tales como el correo corporativo o sus reuniones programadas.

Obviamente, el contenido no se revela porque se estaría violando la privacidad de los trabajadores, pero los algoritmos predictivos sirven datos que arrojan información relevante para los expertos del departamento de recursos humanos acerca del estado emocional de la plantilla.

Gracias a estos patrones de comunicación es posible detectar si algo va mal y actuar en consecuencia antes de que sea tarde, y todo para evitar el riesgo inminente de que esos activos se vayan a una compañía rival. Las medidas para resolver la situación al final redundarán en un entorno de trabajo más feliz, en el que los equipos desarrollan su actividad con gran motivación y en condiciones óptimas.

No hay que dejar pasar la oportunidad de beneficiarse de la inteligencia artificial dentro del ámbito empresarial. No importa el tamaño de la compañía en cuestión. Existen soluciones adecuadas a cualquier dimensión y perfectamente escalables que, combinadas con el factor humano, permiten que el tiempo en el trabajo sea mucho más estimulante para los profesionales.

Comparte este artículo