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El reto de generar energía propia

Con el autoconsumo avanzamos hacia un uso más racional y eficiente de la energía, un modelo en el que cualquier consumidor pueda generar su propia energía eléctrica.

Catalunya se ha fijado el gran objetivo de conseguir la transición energética hacia un modelo basado 100% en energías renovables en 2050. Este modelo pone el autoconsumo en el centro, y, aunque con algo de retraso, ahora esta forma de generar energía explosiona y la demanda es cada vez superior. ¿Cuál es el camino hacia el autoconsumo?

La escasez de energía es un hecho. La administración está haciendo un esfuerzo para que los ciudadanos sean clave y pasen de ser consumidores pasivos a verdaderos generadores de energía. No hay marcha atrás para el autoconsumo y los datos lo confirman: más de 200.000 familias españolas instalaron paneles de autoconsumo en 2022, según la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA).

Catalunya es una de las comunidades que más apuesta por esta medida, tanto en el ámbito doméstico como en el empresarial. La comunidad cerró 2022 con más de 60.000 instalaciones de autoconsumo fotovoltaico en servicio, que suman una potencia instalada de 466,59 MW, y el pasado año se triplicaron los equipos instalados respecto al año 2021, con casi 40.000 instalaciones, con datos del Observatorio del Autoconsumo en Catalunya.

El sector doméstico es donde se acumula el mayor número de instalaciones: un 73,1% tiene una potencia igual o inferior a 5 kW, mientras que sólo un 0,4% tienen más de 100 kW de potencia. La gran mayoría de tales instalaciones se concentran en la demarcación de Barcelona, siendo el Vallès Occidental la comarca con mayor número de instalaciones (8.330) y de potencia instalada (57,94 MW).

Instalaciones y beneficios

La generación de energía eléctrica tradicional sigue un esquema de generación centralizada, unidireccional y con pocas medidas de control sobre la actuación de la demanda.

Pero avanzamos hacia un modelo en el que cualquier consumidor puede generar su propia energía eléctrica, producida mayoritariamente con instalaciones de pequeña potencia y mediante la utilización de fuentes renovables locales, principalmente energía solar fotovoltaica. Así, y según el Institut Català d’Energia (ICAEN) con las instalaciones de autoconsumo se puede cubrir total o parcialmente el consumo de energía eléctrica de la vivienda, la comunidad de vecinos, el edificio o cualquier centro consumidor mediante un sistema de generación propio.

También es posible la incorporación de elementos acumuladores (baterías) que permiten almacenar la energía eléctrica y aprovecharla en momentos en los que no tengamos generación propia (por ejemplo, por la noche en el caso de una instalación fotovoltaica) o cuando lo consideremos.

La guía sobre instalaciones de autoconsumo del Ayuntamiento de Barcelona marca que el precio de venta de la energía eléctrica en la red (aunque va variando) está en torno a los 5 céntimos de euro; por tanto, nos pagarían este valor por kWh vendido o inyectado. En cambio, si hacemos autoconsumo nos ahorramos comprar energía de la red. Como precio de referencia, en Barcelona ciudad se están realizando instalaciones de generación en modalidad de autoconsumo a un precio de unos 3,5 euros/Wp (sin IVA), pero este valor puede incrementarse o reducirse en función de la dificultad técnica o dimensión. Esto supone, para una instalación de unos 2kWp, una inversión inicial de unos 7.000 euros.

Los beneficios y ahorros de costes son importantes, por ejemplo, si se aprovecha el 100% de la energía de una instalación fotovoltaica de una potencia de 2 kW, se obtendría un ahorro de unos 400 euros/año.

Según la empresa Samara, si bien la cifra exacta de ahorro en el uso de placas solares dependerá del consumo anual de energía de la vivienda, de las condiciones del tejado donde se haga la instalación de placas solares y del patrón particular de consumo eléctrico, se puede llegar a ahorrar hasta un 70% en la factura.

Marta Morera, directora del ICAEN, comenta otras ventajas del autoconsumo: el cambio de la relación de las personas con la energía. “Todo lo que podamos desarrollar en autoconsumo es energía que controlamos y producimos nosotros. El consumidor pasa a ser consciente de la disponibilidad o no de la energía, hace un uso más racional y eficiente de ésta y empieza a tener más conocimiento de la parte energética que durante tantos años había ignorado. Pasamos a un rol más activo en un modelo energético en el que el autoconsumo es el primer paso”.

Previsiones

La Generalitat de Catalunya ha sido una de las pioneras en la aplicación de medidas normativas y de incentivos para detectar y eliminar barreras jurídicas, técnicas y económicas para el autoconsumo. Ahora fijan la necesidad de llegar hasta 500.000 instalaciones de autoconsumo en servicio en el año 2050 para lograr el reto de la descarbonización de la economía y la sociedad catalana.

“Esto implica pasar de los 460 MW actuales a 15.500 MW, con una previsión de ocupación de un 60%, que es bastante optimista”, comenta Marta Morera. “Por lo tanto, creemos que el autoconsumo podrá cubrir un 30% de la demanda energética de Catalunya en esta fecha”.

Ahora estamos a un 10% del objetivo marcado. Así lo afirma Raúl Rodríguez, director general de la Federación de Gremios de Instaladores de Catalunya (Fegicat). “El ritmo es importante, pero calculamos que sólo el 6,68% de la superficie útil de cubiertas está actualmente ocupada. De ahí que no nos podamos relajar ahora que tenemos unas condiciones legislativas generales que permiten su desarrollo”. No obstante, Rodríguez establece que el autoconsumo no será suficiente para cubrir la demanda energética. “Debemos tener en cuenta el almacenamiento, la ejecución de parques fotovoltaicos y la promoción de parques eólicos”.

España es el segundo país que más autoconsumo instalará de aquí a 2026, según SolarPower Europe. Los expertos creen que el país ha desbloqueado el autoconsumo y puede convertirse en líder europeo en unos años. Este incremento en la demanda se debe a diversos factores estructurales, como la supresión del antiguo impuesto al sol, la adopción de una regulación favorable para comunidades energéticas o la posibilidad de verter los excedentes generados a la red, a los que se unen factores de naturaleza coyuntural como el elevado precio de la energía y la llegada de ayudas y subvenciones por parte de diversas administraciones. Todo ello ha permitido doblar la capacidad de autoconsumo fotovoltaico instalada de forma anual hasta superar los 5 GW en 2022. Según los expertos, el objetivo óptimo para 2030 en España es de 9GW, y se ha establecido un “escenario de alta penetración” en el que se superen los 14GW.

Aunque todavía lejos de los 2 millones de instalaciones que registra Alemania, “las condiciones climáticas de nuestro país son óptimas para convertirlo en una potencia global en autoconsumo”, según Alberto Cortés, CEO y cofundador de Ezzing. Señala como uno de los retos más importantes la previsión de que, este 2023, se supere el 50% de energía generada mediante fuentes renovables en España, “un hito que puede parecer menor pero que nos sitúa en el camino correcto, siempre sin perder la ambición”.

Desde la Generalitat destacan que esta forma de generar energía permite avanzar en la electrificación de la demanda que tanto necesitamos. “Actualmente sólo un 25% de la energía que consumimos es eléctrica, y la prospectiva energética también dice que, para conseguir el objetivo de neutralidad climática en 2050, tendría que ser del 75%, porque es la forma de consumo de energía más eficiente y que encaja en la producción solar y eólica que tenemos que desarrollar en los próximos años”, afirma Marta Morera.

Dificultades para instalar

Llegar a las 500.000 instalaciones de autoconsumo en 2050 y que cada vez más personas se puedan beneficiar de la propia energía que generen pasa por acelerar el ritmo de instalaciones en Catalunya. Algo que no está exento de dificultades.

El boom experimentado por la demanda en los últimos años, en los que la capacidad instalada se ha duplicado anualmente, ha superado todas las previsiones. Y el número de instaladores profesionales cualificados no ha seguido el mismo ritmo. “Todavía podemos tardar algunos años en poder cubrir la demanda. Esta situación provoca que la implementación de un proyecto aprobado pueda extenderse más allá de 3 o 6 meses según la región”, comenta Alberto Cortés de Ezzing.

Así, los retos actuales pasan por encontrar personal cualificado en el mercado laboral actual, además de superar la jungla burocrática de la administración municipal y los retrasos a la hora de poner en marcha una instalación de autoconsumo compartido por los trámites y gestiones derivados con las compañías distribuidoras y comercializadoras. Para paliar todo ello, en Fegicat han elaborado un documento que ya han entregado a la Subdirección General de Seguridad Industrial para establecer un criterio claro en las condiciones técnicas que se deben exigir en algunas instalaciones de autoconsumo compartido.

Desde la Federación han analizado más de 60 ayuntamientos para comprobar la disparidad de criterios en la tramitación de una instalación de autoconsumo. Y comentan que no entienden qué sucede con los técnicos municipales que establecen exigencias que no tienen ningún sentido. “Ahora trabajaremos en una propuesta para presentar a la Conselleria y, posteriormente, poder presentarla a los municipios de Catalunya. Respecto al personal cualificado, hemos trabajado una formación especializada y única a nivel español y que será impartida a través de los gremios de instaladores”. Tienen claro que es preciso agilizar las tramitaciones de estas instalaciones y concienciar a la ciudadanía de que la transición energética no será viable si frenamos este tipo de proyectos. “La media de tiempo en la tramitación de una instalación fotovoltaica de hasta 5 MW es de 547 días”.

En Ezzing añaden otro problema: “las ayudas públicas directas con cupos suelen ser contraproducentes para el sector, ya que suelen frenar la demanda cuando los cupos se cubren y hay negatividad cuando las ayudas no se desembolsan a tiempo. Un sistema de reducción de la carga fiscal del consumidor es más beneficioso para todos”.

En el ICAEN ven que se puede avanzar y seguir el ritmo fijado, puesto que todas las barreras se están identificando ahora y se van combatiendo vía regulación, vía control, “y con la creación de un comité técnico entre Direcció General d’Energia y las distribuidoras para que faciliten el cumplimiento de ciertos protocolos en la instalación, sobre todo, de autoconsumo colectivo, que es el reto hoy en día”. Para la directora del ICAEN, Marta Morera, “el sector está desbordado y nosotros estamos desbordados de solicitudes de ayudas. Ahora, se trata de superar todas las dificultades administrativas y técnicas para resolver el autoconsumo colectivo, que también es una parte muy importante para que aumente el autoconsumo en general”.

¿Cuáles son las ayudas actuales?

Para hacer frente a estas instalaciones, se puede acceder a diversas ayudas tanto estatales como de cada comunidad autónoma y municipio.

Manel Pujol, cofundador de la empresa Samara, explica que las ayudas vigentes pueden llegar a cubrir un 80% del coste total de la instalación y pueden ser de tres tipos:

Fondos europeos. La Unión Europea, a través de los fondos Next Generation, ha reclamado a los países que la transición energética sea uno de los pilares de sus planes de recuperación tras la pandemia. La transferencia de fondos está gestionada por las comunidades autónomas y bonifican hasta 600 euros por kWp instalado para solar en residencial y 490 euros por kWp en baterías. Se pueden presentar solicitudes durante todo 2023.

El ahorro que supone la instalación paneles de energía solar fotovoltaica es significativo, hasta un 70% menos del gasto en la factura.

Bonificación del IBI. Depende de cada municipio tanto su gestión como el total de la ayuda. Los ayuntamientos pueden bonificar a quienes instalen sistemas para el aprovechamiento de la energía solar, oscilando en cuantía entre el 20% y 50% de la cuota íntegra del IBI y en tiempo entre 1 y 10 ejercicios. El informe “Incentivos Fiscales para instalaciones en municipios de más de 10.000 habitantes”, de Fundación Renovables, da a conocer que el 55% de los municipios españoles ya ofrece bonificaciones en el IBI.

Deducción del IRPF. El Decreto Ley RDL 19/2021 establece tres tipos principales de deducción de IRPF sobre el precio de la instalación. Este porcentaje está condicionado a la mejora energética de la vivienda tras la instalación, y precisa de un certificado de eficiencia energética antes de la instalación y otro posterior que pruebe la mejora. Existen tres grados de deducción del IRPF:

– 20% del precio de la instalación. Se debe demostrar que con las obras en la vivienda se ha conseguido reducir al menos un 7% en la demanda de calefacción y refrigeración. Además, la base máxima sobre la que se aplica la deducción en esta modalidad asciende a 5.000 euros anuales.

– 40% del precio de la instalación. Si se demuestra una reducción en el hogar de al menos un 30% del consumo de energía primaria no renovable o la calificación energética de la vivienda para obtener una clase energética A o B, en la misma escala de calificación. La base máxima sobre la que se puede aplicar la deducción en esta modalidad asciende a 7.500 euros anuales.

– 60% del precio de la instalación. Con las mismas condiciones que la anterior, se refiere a reformas en edificios completos que sean de uso residencial. La base máxima deducible en esta modalidad asciende a 15.000 euros anuales.

Comunidades energéticas

El autoconsumo también deriva hacia las comunidades energéticas, que, según el IDAE, son organizaciones donde los miembros que forman parte de éstas se implican de manera directa en la planificación e implementación de las medidas que llevarán a cabo para la implantación de energías renovables en la producción, consumo y/o comercialización de energía eléctrica, térmica (calefacción), mecánica o combustible (biogás), así como en el desarrollo de medidas de eficiencia energética o de movilidad sostenible. La Generalitat de Catalunya tiene un programa de ayudas a estas comunidades siendo la cuantía máxima de la subvención otorgada del 100% de los costes subvencionables con un máximo de 80.000 euros por proyecto.

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