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Movimiento B Corp: buscando las mejores empresas para el mundo

El llamado “movimiento B” está impulsando un modelo de empresa con altos estándares de desempeño social y ambiental, responsabilidad y transparencia pública.

“Las pérdidas económicas mundiales por catástrofes naturales alcanzaron los 313.000 millones de dólares en 2022. Más de 19.000 víctimas mortales están relacionadas con el incremento del calor solo en Europa”, según expone el 2023 Weather, Climate and Catastrophe Insight report, de AON. El Earth Overshood Day, día de sobrecapacidad de la Tierra o momento del año en el que la humanidad consume todos los recursos que el planeta puede generar en un año, se adelanta cada vez más: en 1970 fue el 30 de diciembre, en 1996 se adelantó tres meses, hasta el 30 de septiembre, y en 2019 se adelantó siete meses, hasta el 26 de julio. La pandemia provocada por el Covid-19 parece que frenó un poco esa tendencia y, desde entonces, se ha mantenido en esas fechas, teniendo lugar el 28 de julio en 2022 y el 2 de agosto en 2023.

Estos son solo algunos de los miles de datos que podríamos presentar para hacernos una idea del estado del mundo actual. Si algo queda claro con estos números es que el modelo es totalmente insostenible y que hay que actuar rápida y contundentemente. Hay muchas iniciativas puestas en marcha desde los diferentes gobiernos, entidades, personas individuales… Y, por supuesto, las empresas. Dado que el 85% de la actividad económica mundial está en manos de las corporaciones, es lógico que estas deban tener un papel decisivo en ese cambio de modelo. ¿Lo tienen?

Cada vez más. Aunque es cierto que todavía falta mucho recorrido, el llamado “movimiento B”, de las empresas con certificado B Corp, está impulsando un nuevo modelo empresarial que busca equilibrar el beneficio económico con la preservación del bienestar de las personas y el planeta.

B Corp nace en 2006 de la mano de tres emprendedores estadounidenses que vieron como después de vender su empresa deportiva, la nueva propiedad eliminó todos los valores y políticas sociales y medioambientales que ellos habían desarrollado. Ante esto, apostaron por un nuevo modelo de empresa que protegiera la misión social y ambiental y crearon el estándar B Corp. El movimiento llegó a España en 2014 de la mano de B Lab con el objetivo de redefinir el éxito empresarial y que este se mida “por el bienestar de las personas, de las sociedades y del planeta y con ello lograr que todas las compañías compitan por ser no solo las mejores del mundo; sino sobre todo las mejores para el mundo”. Desde entonces, más de 200 compañías se han sumado a este movimiento en España. En global, ya son más de 5.000 empresas, de 155 industrias y 80 países en todo el mundo.

Impacto y modelo de negocio

“Una empresa B Corp entiende que su estrategia de sostenibilidad no es distinta a su estrategia empresarial”, aseguran desde B Lab Spain. “Esa concepción de integrar el impacto como un vector en el modelo de negocio es el principal cambio en este tipo de compañías. Luego esto se puede traducir en el ámbito social y ambiental”, explican.

Se puede traducir y se traduce, y los estudios realizados lo certifican: en materia medioambiental, el 23% de las B Corps han reducido sus emisiones y el 23% han compensado parcial o totalmente sus emisiones. Además, la comunidad B Corp ha logrado eliminar o desviar cerca de 3 millones de toneladas métricas de residuos. En esta misma línea, el 77% de las B Corps utilizan energía renovable, el 70% realiza prácticas de conservación de agua y el 56% monitorean y registran su consumo de agua. En cuanto a impacto positivo a nivel social y laboral, el 73% de las compañías del movimiento incluyen a mujeres en los cargos directivos y en el 45%, hay mujeres en cargos intermedios, promoviendo así la igualdad. Además, más del 66% de estas compañías apuesta por la inclusión a través de la contratación de personas que forman parte de colectivos vulnerables, cerca del 90% ofrece beneficios adicionales financieros a sus empleados y cerca del 70% de ellas ofrece tiempo libre remunerado a todos o parte de sus profesionales. También, el 91% de las compañías trabaja con proveedores locales, generando un impacto positivo en la comunidad que las rodea. Y, aunque lo que mueve a estas empresas no son principalmente los beneficios monetarios, un estudio demuestra que las empresas B Corp mejoran de media un 30% sus resultados económicos anuales.

Empresas comprometidas

Según se extrae de la web de B Corp Spain, “para las empresas, convertirse en B Corp significa atraer a más y mejores empleados, progresar como empresa y formar parte de una comunidad y un movimiento”. ¿Es realmente así? ¿Cuáles son los motivos de las empresas para certificarse? Hemos podido hablar con cinco compañías de sectores muy diferentes que nos responden a esta pregunta en primera persona.

Tenemos que ir más allá y ver qué empresas han apostado por integrar realmente el impacto en su cultura y modelo de negocio.

En este sentido, Vanessa Rodríguez, jefa de sostenibilidad de PortAventura World, explica que “en PortAventura World contamos con tres parques temáticos, un gran complejo compuesto por ocho hoteles, seis dentro del resort y dos fuera, y uno de los principales centros de convenciones de Europa. Somos un motor económico y social fundamental, con un impacto muy positivo en el empleo de la zona y en su dinamización. En este sentido, generamos más de 24.000 puestos de trabajo cada año en España, de los que más de 2.500 son directos, lo que supone una aportación importante a la economía de la región de Tarragona y al turismo en general en España. Todo ello, hacía imprescindible que considerásemos ser B Corp, como palanca de cambio en nuestro entorno”. Añade que “la certificación ha supuesto un reconocimiento a nuestra forma de actuar, de gestionar y de gobernar”.

Por su parte, Ferran Miquel, CSR Manager de ISDIN, comenta que “decidimos trabajar en esta certificación por dos motivos principalmente. Por un lado, queríamos optar a una certificación que entendiera y analizara la empresa de forma holística, no solamente alguno de sus ámbitos como personas o producto. Y, en segundo lugar, queríamos que nos estableciera una base, que nos indicara dónde estábamos y en qué áreas debíamos centrar esfuerzos para mejorar. Estos dos aspectos BCorp los cumplía de forma clara y por ello optamos a esta certificación”.

“Desde Veritas consideramos que unirnos a la comunidad B Corp es una manera de tangibilizar y dar credibilidad externa sobre la misión y valores de la empresa. Además, formar parte de esta certificación supone estar continuamente revisando y mejorando nuestro desempeño social, ambiental y de gobernanza, para alcanzar la exigencia proporcionada por la certificación”, remarca Sophie Pagnon, directora de comunicación, marketing e impacto de Veritas.

Juan José Manzano, cofundador y director de alianzas de AlmaNatura, la primera empresa certificada con el sello BCorp en España y con una de las puntuaciones más altas, explica que “en 2013 nosotros teníamos otro sistema de certificación de gestión de la calidad integral, medioambiental, etc., pero nuestros clientes no valoraban realmente lo que nosotros podíamos ofrecerles gracias a ese certificado. Esa falta de puesta en valor por parte de nuestros clientes, sumado a los años que estábamos atravesando en ese momento por la crisis económica, nos llevó a tomar una decisión para mejorar nuestra certificación y justo conocimos el movimiento B Corp. Con él todo nos cambió, porque verdaderamente nos simplificó muchas de las capas que habíamos ido añadiendo al proyecto empresarial, nos ayudó a enfocarnos en lo realmente importante”.

Otro modelo muy diferente es el de Rosaparks, agencia creativa que nace ya con este modelo en su ADN, ofreciendo proyectos de marketing y de comunicación de impacto positivo a sus clientes. “Nosotros nacimos con el proceso de certificación en marcha para ser reconocida como una empresa B Corp desde el primer momento. Las B Corp son compañías que están construyendo una economía más inclusiva y sostenible para todas las personas y el planeta, una definición muy en línea con lo que sentíamos que era Rosaparks. Porque teníamos claro que no habíamos iniciado esta andadura para ser la mejor agencia del mundo, sino para ser la mejor agencia para el mundo”, explica Alba Guzmán, cofundadora de la agencia.

Algo en lo que coinciden todas las empresas con las que hemos hablado es que B Corp es mucho más que un certificado: “es la pertenencia a una comunidad y el impulso para mejorar como empresas día a día”. “Compartimos aprendizajes a partir de buenas prácticas y nos inspiramos con los avances y los logros en materias como innovación social, gobernanza o relaciones con la comunidad”, señala Guzmán. “Nos aporta reconocimiento frente a otras empresas y a los consumidores. Nos hace más competitivos en el mercado, atrayendo nuevo talento y mejorando la cultura empresarial”, añade Pagnon. “Nos ha llevado a impulsar un nuevo propósito corporativo: en PortAventura World, creamos experiencias inolvidables que generan un impacto positivo en las personas mientras cuidamos del planeta. Esto ha quedado recogido en una modificación estatutaria, por lo que nuestra concienciación ha sido profunda”, remarca Rodríguez.

Obtener este certificado no es fácil. Supone todo un proceso que representa más de un reto para las empresas. “En nuestro caso, el principal reto de AlmaNatura fue la simplificación de muchos de los servicios que ofrecíamos que no estaban enfocados al propósito y la eliminación de determinados proveedores que no estaban tampoco alineados con el objetivo de la organización, así como también la reestructuración de parte de los equipos de gestión y coordinación, que entendiesen la importancia del blindaje del propósito”, explica Juan José Manzano. “El mayor reto que tuvimos nosotros en ISDIN fue el de certificarnos en menos de un año. Iniciamos el proceso a principios de 2020, un año muy duro en muchos sentidos por la pandemia y queríamos cerrar ese año tan duro con una buena noticia como la de obtener la certificación BCorp. ¡Y lo conseguimos! Nos certificamos el 23 de diciembre de 2020”, recuerda Ferran Miquel, quien añade que “nuestro principal reto para mejorar la puntuación es extender algunas de las buenas prácticas que tenemos en España a todos los países donde tenemos presencia”.

Por su parte, desde PortAventura World remarcan que su primer reto “al plantear adherirnos al movimiento fue modificar nuestros estatutos, a través de la creación de un nuevo propósito corporativo que ha quedado recogido para adaptar el objeto social y facultades del consejo en función de los requisitos B Corp. Ser una B Corp te reconoce como empresa con altos estándares en desempeño ambiental y social, pero las B Corp no son perfectas. Siendo conscientes de ello, de cara al futuro, nuestro reto es seguir trabajando para que ese propósito de compañía, blindado estatutariamente, siga viéndose respaldado por acciones concretas, y que nos permita seguir mejorando día a día”. “Para Veritas, certificarse era un gran desafío porque a diferencia de una empresa de servicio, nuestra propia actividad genera un mayor impacto al comercializar con bienes de consumo y mover producto. Por lo tanto, el esfuerzo que implica reducir ese impacto es mayor y más complejo. Quedan muchos retos aún, y según avanzamos nos volvemos más exigentes. Sin embargo, la logística es un área de mucho impacto y creemos que es crucial poder actuar para reducirlo”, reivindica Sophie Pagnon.

Más allá de la certificación, las compañías tienen claro que aún queda mucho que trabajar en todos los sectores para conseguir modelos empresariales de doble impacto real. “Uno de los objetivos que tiene Rosaparks es transformar el mundo del marketing y de la comunicación. Las agencias de publicidad son influyentes. Deberían entender que negocio y propósito son compatibles y que construir marcas relevantes, pero que a la vez tengan un impacto positivo es el único camino posible. Los negocios y las marcas que no se alineen con las necesidades de sus consumidores y no sean sensibles a los retos que tenemos como sociedad, simplemente dejarán de ser relevantes para los consumidores y, por tanto, dejarán de existir”, recuerda Alba Guzmán.

“Para PortAventura World, no hay duda de que el sector debe ir cada vez más hacia un modelo sostenible y responsable con el entorno. Nosotros, desde nuestros comienzos, integramos esta misión en nuestro propósito, porque considerábamos imprescindible trabajar en cooperación con la comunidad que nos rodea e impulsar su riqueza y su crecimiento, desde el ángulo tanto ambiental como social. Este último es muy importante y muchas organizaciones se olvidan de abordarlo”, asegura Vanessa Rodríguez. “Desde ISDIN creemos que nuestro sector se enfrenta a retos que son comunes a muchas otras industrias, como la lucha contra el cambio climático, y a otros específicos, como el uso de ciertos ingredientes o los materiales de packaging, como el plástico. Trabajar en estos retos es responsabilidad de las empresas, debemos trabajar para enfrentarlos porque es nuestro deber”, reclama Miquel Ferran.

“En Veritas vemos que nuestro sector tiene varios desafíos importantes a los que hacer frente. Por un lado, está el tipo de agricultura que se está llevando a cabo. Es imprescindible cambiar el modelo de agricultura convencional por un modelo de agricultura ecológica, que combine técnicas regenerativas o biodinámicas, que mejoren los ecosistemas de los campos y reduzcan el impacto en el planeta. Otro de los problemas al que nos enfrentamos es el packaging. Por un lado, es imprescindible reducir la cantidad de packaging que ponemos en el mercado, utilizando materiales reutilizables y reduciendo materiales superficiales o innecesarios. Además, se deberían buscar materiales sostenibles y con menos impacto en toda su cadena de valor. Por último, tenemos el reto de la logística, que es una problemática que atañe a todos los sectores y, por lo tanto, tiene gran impacto para el planeta. La logística sostenible implica, no solo mejorar la eficiencia en las rutas de reparto, sino también cambiar el tipo de vehículos o modelos de ciudad por unos más sostenibles”, repasa Pagnon, haciendo énfasis en varios puntos que implican a muchos sectores y que trabajados en conjunto alcanzarían interesantes resultados para impulsar ese impacto positivo en las empresas.

En este sentido, vemos claramente que los modelos están cambiando (y deben cambiar aún más) y que hay muchas empresas comprometidas para contribuir a ello. No obstante, como apuntaba Celia Ojeda, responsable del área de biodiversidad de Greenpeace en un artículo de Consumidor Global, “las certificaciones pueden ser positivas, pero solo con ellas no basta”. Como ciudadanos y consumidores tenemos que ir más allá y ver qué empresas han apostado por integrar realmente el impacto en su cultura y modelo de negocio y cuáles solo lo utilizan como un reclamo. En nuestras decisiones (de consumo) está el verdadero poder de cambio.

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