No se trata de construir sólo para el presente, sino de hacerlo desde el presente pensando en el futuro.
La historia de la humanidad cambió en el momento en que los humanos dejamos de ser nómadas y decidimos asentarnos en emplazamientos fijos. Aquella era una edificación práctica, basada en los recursos y las características del entorno. Milenios después, con el desarrollo industrial, se abandonó ese pragmatismo, priorizando la estética, el confort inmediato y el valor monetario del metro cuadrado. Pero ese sistema tiene los días contados.
La realidad aprieta. El cambio de modelo productivo es inminente y en este proceso de transformación, la edificación tiene un papel estratégico. El diseño ya no es sólo la estética sino que ha de tener en cuenta el impacto transversal de la sostenibilidad en lo económico, lo social y lo medioambiental.
Según un estudio de la Alianza Global para los Edificios y la Construcción de Naciones Unidas, en 2020 el sector de la edificación consumió el 36% de la energía mundial, tanto por la actividad de los propios edificios como por los procesos de construcción. Además, el estudio muestra un impacto del 37% del total de las emisiones mundiales de CO2.
Ante este nuevo horizonte, ¿cómo construir? ¿qué cambiar? ¿qué se está haciendo ya? Nuevos materiales, innovación tecnológica y mucho capital humano son necesarios para rediseñar (repensando) un sector que hasta ahora ha requerido recursos naturales vírgenes en su fase productiva, que acababan en un vertedero en su fase de demolición.
¿Dónde estamos?
Ante el reto de romper con el modelo actual, la economía circular juega un papel fundamental. El objetivo de este nuevo modelo es evitar el ciclo de producir, utilizar y tirar, para reducir el impacto negativo del primer eslabón de la cadena, es decir, utilizar menos recursos naturales vírgenes en los procesos productivos y en la fase de uso.
Con este propósito, la Unión Europea trabaja en el proyecto Level(s), donde colabora el Institut de Tecnologia de la Construcció de Catalunya (IteC). El objetivo de este proyecto es promover un marco común que implemente un nuevo sistema económico regenerativo que minimice los recursos y el consumo de energía, proporcionando las herramientas necesarias para ayudar a evaluar el grado de sostenibilidad en proyectos de edificación. Estas herramientas utilizan unos indicadores estándar que facilitan la comparativa entre diferentes proyectos y países. El proyecto se divide en 6 macroobjetivos y 16 indicadores, e ITeC ha desarrollado un software que calcula algunos de estos indicadores con una serie de parámetros establecidos.
De esos macroobjetivos, uno hace referencia a la aplicación de la economía circular (ciclos de vida de los materiales circulares y que utilizan eficientemente los recursos), donde ITeC está desarrollando parte de sus innovaciones, como la digitalización de la identificación de materiales para elaborar el material passport, un repositorio de materiales que detalla qué hay en cada edificio y en qué parte del edifio. Por un lado se pretende saber qué recursos naturales se utilizan en los edificios y por otro saber qué materiales hay instalados e identificarlos de forma clara, de manera que cada edificio sea a su vez un almacén de materiales.
Otros aspectos digitales en los que se está trabajando en materia de economía circular son las iniciativas de marketplace para la reutilización de materiales. El Col·legi d’Aparelladors, Arquitectes Tècnics i Enginyers d’Edificació de Barcelona ha desarrollado una app, MARKETcons, disponible en Android y App Store cuya finalidad es crear, impulsar y difundir un punto de encuentro entre usuarios para la reutilización de productos de la construcción presentes en los edificios existentes.
El diseño importa, pero también el impacto transversal de la sostenibilidad en lo económico, lo social y lo medioambiental.
Para Jordi Marrot, Director del Área Técnica del Col·legi, “se trata de un gran reto, puesto que para conseguir avanzar hacia una economía más circular hace falta actuar en toda la cadena de valor del producto”. La UE establece protocolos de gestión de residuos procedentes de trabajos de construcción y demolición, cuya finalidad principal es aumentar la confianza en la calidad de los materiales reciclados procedentes de ambas actividades. Para ello se requieren auditorías que cotejen, no sólo la composición de las edificaciones, sino los procesos e impactos de los proyectos.
Se espera, por tanto, que aumente la demanda de perfiles profesionales altamente cualificados que analicen los proyectos de forma global. No sólo en lo referente a estas auditorías, sino a todo el replanteamiento del sistema de edificación.
No obstante, la economía circular trabaja los productos desde el diseño para que todo sea reutilizable en el proceso de deconstrucción, tanto por la propia reutilización directa como por la generación de nuevas materias primas a partir de esos materiales usados.
Actualmente ya existen en el mercado materiales fabricados con residuos. Es el caso del poliestireno extruido, un material utilizado para el aislamiento térmico, fabricado con hasta el 100% de materiales reciclados y un proceso de muy baja emisión de C02.
En paralelo a la economía circular, se requiere menor utilización energética en todas las fases del ciclo productivo, uso y demolición, para lo que la tecnología y los cambios de hábitos son partes esenciales en el proceso de transformación.
De la misma forma que hablábamos de que los edificios han de convertirse en un almacén de materiales, han de intentar convertirse en generadores de energía a partir de su propia construcción. Un ejemplo de este modelo de eficiencia energética lo ha llevado a cabo Naturgy en la sede ubicada en la Avenida Diagonal número 525 de Barcelona. La rehabilitación del edificio se ha realizado con vidrio fotovoltaico de silicio cristalino de media transparencia, diseñado y fabricado por la empresa Onyx Solar. Una solución constructiva que actúa como una “segunda piel”, incluyendo parasoles horizontales que protegen del sol en los meses más cálidos del año y generan energía limpia para parte de su consumo eléctrico.
Otras innovaciones respecto a los nanomateriales están en el mercado o en fases muy avanzadas de investigación. Ya en el año 2014, el Ayuntamiento de Barcelona adoptó los productos fotocatalíticos dentro de todos los pliegos de licitación de pavimentos en la ciudad. Estos nanomateriales reaccionan con la luz ultravioleta eliminando los elementos nocivos del aire como los óxidos de nitrógeno (NOx).
Hoja de ruta
A pesar de que la iniciativa privada se está moviendo hacia este tipo de innovaciones, la demanda de un modelo sostenible en el sector de la edificación es aún muy baja. En 2021 la demanda de edificios con certificados de sostenibilidad estuvo en España en torno al 0,1%, unos 100 edificios al año. Dato que publica Green Building Council España (GBCe), en el Informe País GBCe v.0, un documento de diagnóstico y de propuesta para paliar esta falta de demanda.
Para revertir lo más rápido posible esta situación, en el documento se proponen cinco palancas para el cambio: la comunicación, la capacitación, la reglamentación, la financiación y la innovación. La rehabilitación de edificios también juega un papel importante, puesto que se estima que el 75% de los edificios europeos no son eficientes energéticamente. De hecho, el Plan de Recuperación prevé destinar más de 6.000 millones de euros a la rehabilitación del parque edificado en España.
Recientemente, el GBCe (Consejo para la Edificación Sostenible en España) también ha publicado una hoja de ruta hacia la descarbonización del sector de la edificación, un documento enmarcado en el proyecto #BuildingLife, que tiene la finalidad de acelerar la transición ecológica de este sector y hacer compatible la economía con los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero a 2030 y 2050.
En la presentación del documento, Dolores Huerta, directora general de GBCe, explicaba: “El carbono embebido supone más del 50% de las emisiones acumuladas por el sector durante los próximos 30 años. Por este motivo, es clave limitarlo para reducir la huella de carbono y solo podremos conseguirlo si actuamos en todo el ciclo de vida de los edificios”. El carbono embebido es el emitido durante las fases de construcción, mantenimiento y reparación, rehabilitación y fin de vida. Que ha de sumarse al carbono operativo, el emitido durante el uso del edificio, para calcular el carbono de ciclo de vida de un edificio.
En 2021 la demanda de edificios con certificados de sostenibilidad en España fue aún escasa, en torno al 0,1%.
Esta hoja de ruta estima que en 2050 el parque residencial estará formado por 20,7 millones de viviendas principales. Dentro de este conjunto, el 45,8% serán viviendas actualmente existentes sin rehabilitar, y en general con consumos energéticos entre medios y muy altos. El 34,2% serán viviendas actualmente existentes sometidas en algún momento de los próximos 30 años a una rehabilitación energética profunda. El 20% serán viviendas de obra nueva de alta eficiencia.
La nueva tarea de los profesionales del sector es replantearse el status quo. Por un lado, los negocios no pueden dejar de tener ingresos y rentabilidad. Por otro lado, la colaboración público-privada, cada vez más en auge, es necesaria para impulsar una transformación que engloba a muchos otros sectores y que necesita un cambio de mentalidad generalizado. Además, el valor añadido de la innovación ha de vincularse con la función comercial, de manera que la puesta en práctica de los proyectos exitosos sea una realidad que llegue a las personas. Esto supone, en definitiva, nuevas oportunidades de negocio, nuevos perfiles y nuevas formas de trabajar.