Durante el último año todas las empresas del mundo han tenido que tomar decisiones rápidas en pequeños comités sobre acciones trascendentales y estratégicas…
Se está generando mucha información sobre las consecuencias o los cambios que va a suponer la pandemia. La lista de consecuencias en el ámbito económico y empresarial será larga y me gustaría reflexionar sobre tres de las que todos hemos tenido experiencia durante este último año.
La primera es la reconfiguración de la dirección empresarial. En estos últimos meses la toma de decisiones empresariales se ha vuelto más directa y rápida, a la vez que menos consistente. La pregunta que nos podemos hacer es si seguirá siendo así a medio plazo cuando el contexto que lo ha provocado desaparezca.
Empresas que, en todo el proceso desde la toma de decisión hasta la ejecución y resultados, pasaban meses e incluso años, ahora han visto que lo han hecho en semanas y que el retorno de resultados también se aceleraba con la consecuente mejora del servicio o producto. Es así como hemos mejorado en productividad.
Las empresas también han aplanado su propia curva, no la de contagios, si no la de la organización. Menos jerarquía, menos gestión intermediada y más ágil.
No solamente los efectos del Covid-19 han hecho que la toma de decisiones sea rápida. El contexto ha ayudado con la gestión masiva de datos, la digitalización del consumo, la inteligencia artificial, el aprendizaje automático, la interconectividad… entre otras. Tecnologías y procesos a las que hacíamos un caso relativo, pero sin las cuales la situación durante la pandemia hubiera sido imposible de gestionar tal y como se ha hecho.
¿Y ahora qué? Creo que seria un error pasar de un extremo a otro porque desintermediar una organización conlleva infravalorar el factor humano y el valor del trabajo de las personas. No todo puede sistematizarse más, agilizarse más o reducirse sin más.
La segunda de las consecuencias de la pandemia ha sido evidenciar aquello que hace años que debería ser obligado para todas las empresas. Disponer de un plan de marketing digital. El desafío para muchos en el último año ha sido recomponer iniciativas dentro del ámbito digital para darle forma de plan estratégico. La incertidumbre, la reducción de presupuestos y los cambios constantes del entorno no ayudan, pero es el momento de dar un salto y un nuevo enfoque al marketing digital para asegurar el crecimiento empresarial.
Hay factores en el marketing digital que son fundamentales para el éxito: en qué canales nos conviene estar, cómo asegurar el máximo de conversión y mantener a los clientes. En cada ámbito se deben definir acciones claras y medibles como por ejemplo aumentar el tráfico a nuestros canales con buena comunicación digital, optimizar la conversión dentro del proceso de compra, generar contenido de marca, aumentar la rentabilidad de los clientes con ofertas de reposición, cruzadas… y también con acciones postventa para reforzar la lealtad.
La tercera tiene que ver con la cultura del trabajo. El teletrabajo antes de la pandemia estaba reservado a freelances que tenían su despacho en casa para reducir costes. Estos meses se ha trasladado la empresa entera (o casi) a casa, pero sin poder hacer un buen proceso de adaptación. Esta situación ha hecho aflorar muchos inconvenientes, pero creo que el principal no ha sido tan evidente y es sobre la disciplina. En mi ámbito de trabajo donde la creatividad es el producto, puede parecer que la falta de disciplina favorece la aparición de buenas ideas, pero no es así, ni para una agencia de publicidad ni para ninguna empresa. El teletrabajo requiere de autodisciplina y éste es un hábito que se trabaja individualmente, pero las empresas pueden ayudar impulsando una cultura corporativa que ayude a las personas a tener objetivos claros, fomentar la evaluación de resultados, escoger como comunicar internamente y con que herramientas, y por último, que las personas se sientan libres de decir lo que no funciona.
Seguro que hay muchas más consecuencias y oportunidades que nos conviene ir aprovechando para salir reforzados y mejores.