Esta infraestructura abre la puerta a acoger cruceros más grandes y permite el atraque de más barcos de manera simultánea.
La construcción del Moll de Balears, inaugurado el 29 de octubre, abre una nueva etapa en la actividad de cruceros del Port de Tarragona. La nueva base aumenta la línea de atraque de cruceros en 700 metros y ofrece una operativa mucho más cómoda y ágil. Se trata de una inversión de más de 30 millones de euros que sirve para ampliar con 4 hectáreas el espacio destinado a la operativa de cruceros. La obra se inició en el mes de mayo de 2020, superando los obstáculos y complejidades de los efectos de la pandemia, y ha acabado un año y medio después.
El nuevo Moll de Balears está preparado para implantar el suministro de energía eléctrica a los cruceros durante el atraque. Un servicio que permitirá que los barcos no quemen combustibles fósiles durante su estancia en el Port, lo cual reducirá considerablemente las emisiones de C02. El muelle dispone de 5 arquetas para el suministro de electricidad, una de las cuales ya está conectada en la red, para responder a las primeras demandas que puedan surgir del sector.
Nueva terminal de cruceros
El Port de Tarragona contará con una terminal, de mínimo 5.900 metros cuadrados, con un plazo de explotación de doce años. El Port está impulsando la licitación de esta actividad para que las operativas de la temporada de cruceros 2022 ya esté gestionada por el nuevo operador y éste construya el edificio de la terminal en un plazo breve.
El Port quiere crear una terminal de vanguardia que se convierta en otro punto referente del Port y de la ciudad.
La optimización de la movilidad de pasajeros y vehículos, el respeto por el medio ambiente y un servicio de alta calidad son prioridades para el Port, acciones recogidas y elaboradas dentro del Plan de Sostenibilidad Agenda 2030 y que tendrán que formar parte de este nuevo proyecto.
Una destinación cualificada
El Moll de Balears permitirá reforzar y mejorar la estrategia de diversificación y de desestacionalización del turismo de la Costa Daurada, puesto que se trata de una actividad con oportunidad de crecer en los próximos años y que genera actividad en los meses previos y posteriores a la temporada de verano.
El proyecto de cruceros de Tarragona es un trabajo desarrollado con el consenso de las principales instituciones del territorio, representadas en la Taula Institucional de Creuers estando presentes las principales administraciones, entidades y empresas del sector turístico de la Costa Daurada: Turisme de Catalunya, URV (departamento de Innovació Turística d’Eureca–Centre Tecnològic de Catalunya), Diputació de Tarragona, Cambra de Comerç de Tarragona, ayuntamientos de Tarragona, Reus y Vila-seca, PortAventura, Aeroport de Reus, Federació d’Empresaris d’Hostelería i Turisme de la Provincia de Tarragona.
Entre 2013-2019, el proyecto de cruceros ha sumado casi 200 escalas (196 exactamente) y más de 300.000 cruceristas (305.888 pasajeros). El trabajo de todas las instituciones implicadas ha conseguido que el número de escalas se multiplique por 20 entre 2013 y 2019, pasando de las 3 escalas de 2013 a las 63 escalas en 2019; y el número de pasajeros por 100 en estos 7 años, que pasan de 1.394 en el 2013 a los 128.000 de 2019.
Para 2022 las previsiones son muy positivas con una previsión de llegadas de unos treinta cruceros y más de sesenta mil cruceristas a Tarragona.
La oferta turística de la Costa Daurada, su patrimonio histórico, cultural y gastronómico, ha conseguido que el 94% de los cruceristas se queden a visitar destinos de la Costa Daurada. En las comarcas del Tarragonès (Tàrraco Romana, Altafulla, Salou y PortAventura), Baix Camp (Reus y Cambrils), Alt Camp (Monasterio de Santas Creus y Cooperativa de Nulles), Conca de Barberà (Monasterio de Poblet y Montblanc), Priorat y Delta de l’Ebre. Excursiones, actividades y consumo de servicios que generan un impacto económico positivo, de unos 10 millones de euros cada año (9,7 millones de euros, exactamente).
Una oferta que además recibe cada año una puntuación muy alta a través del seguimiento que hace la URV de esta actividad. Los cruceristas califican nuestro destino con un excelente (valoración general de 9 sobre 10) y el 94,2% de pasajeros afirma que recomendarán Tarragona/Costa Daurada a sus amigos y familiares.
10 fases en un año y medio
Las obras del Moll de Balears empezaron oficialmente el mes de mayo de 2020, con la recepción del dique flotante “Mar del Aneto” –también comúnmente denominado cajonero– para construir los cimientos de hormigón del muelle. En esta primera fase, también se retiró parte del rompeolas en el espacio donde después iría el muelle y se inició el dragado para condicionar el fondo marino de manera uniforme, para prepararlo y poder recibir el nuevo material constructivo y los cajones.
En la segunda fase se colocó el material de rompeolas desde las embarcaciones gánguiles “Darss” y “Zingst”, completando un total de 500 viajes entre la cantera de Vallcarca (El Garraf) y el Port de Tarragona para colocar 645.616 toneladas de material de rompeolas en el fondo marino.
En la tercera, cuarta y quinta fase tomaron protagonismo la colocación de cajones, uno de los momentos más complejos de las obras.
En la sexta fase, que se inició en paralelo con la colocación de los cajones, se empezó a construir el dique sur y norte con medios marítimos y terrestres con aportaciones de material de rompeolas y tierra.
En el mes de enero de este 2021 llegó al Port de Tarragona la draga “Zheng He” para llevar a cabo las tareas de la séptima fase. Esta embarcación empleó una semana para llenar el nuevo Moll de Balears con más de 600.000 m3 de material del fondo marino de la dársena de Cantàbria, en aguas interiores del Port.
Una vez el muelle quedó completamente rellenado de material dragado, entraron en acción maquinaria pesada encargada de colocar y allanar toda la arena y la tierra aportadas por la draga con el objetivo de crear y nivelar la explanada de 40.000 m2.
Durante el mes de marzo las obras del Moll de Balears entraron en la octava fase: la instalación de la viga cantil, una viga de hormigón armado de 5,40 m de ancho y 1,70 m de grosor que completa toda la longitud del muelle exterior y el interior, con el objetivo de servir de cierre a las explanadas, conseguir la correcta alineación del muelle y permitir el anclaje de 33 defensas y 33 bolardos.
En la novena fase, iniciada durante el verano de 2021, se trabajó de manera simultánea en el acabado de la viga cantil, la colocación de las defensas y bolardos, y el inicio de la pavimentación de la explanada. En total se ha instalado 33 bolardos con una capacidad de tiro de 200 toneladas cada uno, que podrán dar servicio de amarraje a los cruceros de mayores dimensiones existentes en el mundo.
En la décima y última fase ha consistido en la colocación del alumbrado y otros servicios, la señalización horizontal, para que el Moll de Balears esté a punto para recibir barcos y para acoger la operativa de desembarco y embarque de pasajeros.