Catalunya sufre un déficit de infraestructuras, con grave impacto en el bienestar ciudadano y en la competitividad económica, que exige una respuesta decidida.
En 2023 han de entrar en funcionamiento infraestructuras clave que darán un impulso cualitativo y cuantitativo a los tráficos de las dársenas de Tarragona.
Malas comunicaciones, servicios sanitarios nulos, pocas escuelas... Son los habituales problemas de la vida en el mundo rural, y el futuro conduce a la despoblación.
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