En Catalunya, con una diversidad de ecosistemas importante y un sector agroalimentario preponderante, la oportunidad es crucial para el desarrollo económico.
La bioeconomía abarca todos los sectores y sistemas basados en recursos biológicos, tiene en cuenta los ecosistemas marinos y los terrestres, sus interrelaciones, así como los servicios ecosistémicos que de ellos obtenemos. También contempla aquellos sectores que emplean recursos y procesos biológicos para producir alimentos, productos y servicios, así como energía, aspecto en el que nos centraremos.
La bioeconomía tiene una fuerte relación con la seguridad alimentaria y la sostenibilidad, permitiendo reducir la dependencia de los recursos no renovables, y ofrece además atractivas opciones para la adaptación y la mitigación del cambio climático. Asimismo, está relacionada con el fortalecimiento de la competitividad europea y la creación de puestos de trabajo, de modo que su potencial es enorme. Algunas iniciativas en Catalunya, como la estrategia de bioeconomía de Catalunya 2030 y la implantación del BIOHUBCAT en las comarcas de Lleida como centro de servicios para el desarrollo de la bioeconomía y en el que Eurecat ha tenido un rol relevante, constatan el interés empresarial de la bioeconomía.
La energía en el contexto de la bioeconomía, la llamada bioenergía, es en ocasiones poco valorada, a pesar de que proporciona oportunidades muy atractivas. La bioenergía es la energía química que se encuentra almacenada en los seres vivos, en forma de biomasa. Es una fuente de energía renovable y almacenable, que puede proporcionar calefacción, refrigeración, vapor, electricidad y combustible para el transporte. Asimismo, por sus propias características, genera impacto económico, ambiental y social.
La bioenergía es motor de la economía circular y de la bioeconomía del presente y del futuro. Es indiscutible que la transición energética consistirá en gran medida en la electrificación de muchos sectores, una meta a la que la bioenergía también contribuye, si bien la energía térmica y el uso del gas seguirán siendo necesarios en muchos procesos, en los que la bioenergía aporta soluciones muy valiosas.
En Catalunya, con una diversidad de ecosistemas importante y un sector agroalimentario preponderante, la oportunidad es crucial para la resiliencia climática y el desarrollo económico. La bioenergía tiene un papel esencial para el mix energético, evitando la emisión a la atmósfera de importantes cantidades de gases de efecto invernadero, ya que es neutra en carbono, lo que facilita la descarbonización de las empresas y de los territorios. Es una energía autóctona y local que reduce la dependencia de los combustibles fósiles y de su importación de terceros países.
Muchas industrias tienen costes muy elevados debidos al consumo térmico, en este sentido, la bioenergía presenta precios estables en el suministro que se mantienen en el tiempo. En la coyuntura económica actual, también es importante remarcar que la mayor parte de los proveedores tecnológicos de bioenergía se hallan en el continente europeo, lo que contribuye a la soberanía tecnológica y energética.
Es bien conocida la combustión directa de biomasa en calderas para la obtención de energía, pero la bioenergía es mucho más que esta interesante opción. Las principales tecnologías relacionadas con la bioenergía se pueden clasificar en dos grandes grupos: procesos biológicos y procesos termoquímicos. En cada uno de ellos, encontramos gran número de opciones, con diferentes niveles de desarrollo, algunas ya implantadas en el mercado con necesidades de innovación y otras en fases de desarrollo más incipientes. En el impulso de la bioenergía, la investigación aplicada y la innovación juegan un papel muy relevante, puesto que la madurez de algunas tecnologías así lo requiere. Actuaciones a escala piloto o preindustrial pueden minimizar riesgos y optimizar sistemas antes de su implantación a escala real.
La digestión anaerobia de los residuos orgánicos y el aprovechamiento del biogás obtenido puede transformar el modelo energético de Catalunya.
Eurecat trabaja impulsando tecnologías que permitan la plena implantación de la bioenergía, acompañando a las empresas desarrolladoras de tecnología, así como también a las empresas usuarias de las mismas. La bioenergía basada en procesos biológicos nos brinda una gran oportunidad entorno al biogás. El biogás está compuesto principalmente por metano y dióxido de carbono, en proporciones variables dependiendo de la composición de la materia orgánica a partir de la cual se ha generado. En Catalunya, por ejemplo, la suma de emisiones de metano a la atmosfera de los residuos correspondientes a las deyecciones de la ganadería, de la materia orgánica de los vertederos y plantas de gestión de residuos y depuradoras asciende a un potencial energético de unos 2.000 millones de kWh. Esto se debe a que el metano tiene un efecto invernadero 25 veces superior al dióxido de carbono y a que su combustión no contabiliza como gas de efecto invernadero al tener origen biogénico, puesto que procede de materia orgánica generada por fotosíntesis. Por lo tanto, la digestión anaerobia de los residuos orgánicos y el aprovechamiento del biogás obtenido puede transformar el modelo energético de Catalunya. No hay dudas de que, más allá de la generación de calor y electricidad empleando biogás, el biometano obtenido del biogás será un recurso energético vital en el mix de las energías renovables del futuro, siendo la alternativa al gas natural de origen fósil. Lamentablemente en Catalunya no se ha desarrollado el sector del biogás como lo han hecho otros países europeos, aun teniendo uno de los mayores potenciales de generación en nuestro territorio debido a la gran cantidad de residuos orgánicos generados por las actividades económicas del país. En este campo, sigue habiendo necesidades de mejora de los procesos, como por ejemplo la gestión de la fracción líquida que se genera, el digestato, en el que desde Eurecat avanzamos en el desarrollo de diferentes soluciones.
En relación con los procesos termoquímicos, existen también diferentes opciones, en las que destacan aquellas basadas en las tecnologías de gasificación y pirólisis, ya que, si bien no están tan implementadas como la obtención de biogás, su crecimiento se prevé exponencial. El tratamiento de residuos con estas tecnologías proporciona gas de síntesis, el cual contiene hidrógeno y monóxido de carbono. Así pues, el hidrógeno, que constituye un vector energético clave para la descarbonización habitualmente mediante la electrólisis del agua y energía renovable, está también enlazado con la bioenergía, puesto que se puede generar por otras vías como la mencionada. Otras opciones permiten aprovechar el gas de síntesis para sintetizar productos químicos, la obtención directa de energía mediante cogeneración e incluso la obtención de biometano. En este apartado, la actividad de Eurecat se focaliza en potenciar mediante la innovación el pleno despliegue de estas soluciones.
Aunque como avanzaba antes, en Catalunya desafortunadamente hemos perdido tiempo en el impulso de la bioenergía –la poca implantación del biogás en un claro ejemplo–, la ocasión sigue allí y es muy atractiva, ¿sabremos aprovecharla? Si se propicia una coyuntura adecuada por parte de todos los actores, se podrá sacar partido de una oportunidad única, con beneficios tan diversos que ya se han enumerado, pero que conviene recordar de nuevo, como la gestión óptima de residuos de difícil salida, la disminución de la contaminación ambiental, la mitigación y adaptación al cambio climático, el impulso de la soberanía energética, la generación de puestos de trabajo y la estabilidad en el precio de la energía.
Muchas de las empresas del sector de la bioenergía son pequeñas y medianas. En este contexto, hay que remarcar nuevamente el rol de la innovación como catalizador de cambio, en el que Eurecat aporta su experiencia para que las empresas, sean pymes o no, puedan dar pasos seguros en sus hojas de ruta de descarbonización y de circularidad. Afortunadamente, el Clúster de la Bioenergía de Catalunya, del que Eurecat es miembro, tiene un papel muy importante en el sector, aglutinando los principales agentes de la bioenergía y, desde su creación, se ha configurado como una herramienta imprescindible para la consecución de los retos que tenemos planteados.