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GENÍS ROCA: “Pagamos el precio de una década sin liderazgos”

La contención de la pandemia y el reparto de los fondos Next Generation despiertan muchas expectativas para los próximos meses, según el último Informe Anual del Banco de España. Pero la recuperación poscoronavirus no va a ser un camino de rosas, en opinión de Genís Roca (Girona, 1966). Este gurú digital, licenciado en arqueología y presidente de la consultora RocaSalvatella, asegura: “Necesitamos administraciones que actúen de manera decidida y definan las líneas estratégicas de futuro”. De eso hablamos con él, y de innovación en Catalunya y de los retos por delante.

En primer lugar, ¿cuál es su papel como intelectual implicado en la innovación y la transformación tecnológica de Catalunya?

No tengo clara la etiqueta de intelectual que me adjudicas. Es cierto que me dedico a asesorar a organizaciones en sus procesos de cambio, y que buena parte de los cambios actuales vienen acompañados, cuando no provocados, por la tecnología. Por lo tanto, entender la tecnología equivale a entender las oportunidades, y los riesgos que deberemos gestionar en diferentes ámbitos: personal, empresarial, público y social.

Dicen que vamos de una globalización antigua hacia una nueva. ¿Cómo será?

Antes la palabra globalización estaba más relacionada con la economía de productos, y en cambio ahora se refiere a una economía de servicios. Es un cambio mucho más profundo de lo que pueda parecer. Antes la globalización tenía que ver con la necesidad de colocar un mismo producto en distintos puntos del planeta, o de acceder a materias primas de distintos orígenes para acabar fabricando un artículo determinado. Pero ahora estamos hablando de servicios globales, con clientes en todo el mundo. Es la primera vez que una empresa puede pretender atender directamente a todos sus clientes, sin importar en qué punto del planeta se encuentren. Antes, un mismo producto se distribuía en muchos países, pero en cada uno había un distribuidor o una red de tiendas locales que hacían el servicio de la última milla. Ahora no. Amazon, Facebook o Google, pero también Nike, SEAT o Universal Music se plantean tener una relación de servicio directa con sus clientes, sin importar el país.

Productividad e innovación son las claves. ¿Para Catalunya, también?

Desde hace más de 200 años, productividad e innovación son importantes para Catalunya y para todos. Nada nuevo. La novedad o el estrés no vienen por aquí. La presión actual procede de la necesidad de mutar los productos en servicios, y a su vez, en conseguir que esos servicios sean radicalmente personalizados y masivos. Por primera vez en la historia, podemos combinar los conceptos “masivo” y “radicalmente personalizado”.

“No veo que estemos en un momento de gran abundancia de proyectos, más bien lo contrario. Me refiero a proyectos serios y ambiciosos”

Los clústeres en sectores estratégicos. ¿El del automóvil, en primer lugar?

Depende del país, pero en el nuestro no. No creo que el automóvil vaya a ser el tractor de los próximos cien años, como sí lo ha sido del último siglo. Nuestra posición actual no es mala y hay que seguir defendiendo lo que tenemos, pero no creo que esa sea nuestra apuesta estratégica de futuro. Amplío la aclaración: una cosa es defender nuestro presente, y otra hablar de futuro estratégico.

Seat habla de una gigafábrica para España. Si finalmente no se construye en Catalunya, ¿qué podemos hacer?

Tesla se podría haber instalado en Catalunya, y decidió hacerlo en Berlín. Hablamos de una posible fábrica de baterías, cuando en Alemania ya se han confirmado varias por parte de algunas empresas (Siemens, Valment, Northvolt, Gotion, Volkswagen, etc.). Mientras aquí discutimos sobre una posibilidad, allí confirman casi una decena. Además, últimamente la productividad en automoción parece más bien condicionada por la disponibilidad de semiconductores de los que no hablamos. En Alemania ya han confirmado nuevas plantas de producción de semiconductores por parte de TSMC e Intel, por citar algunas. Definitivamente, no parece que estemos demasiado bien posicionados en términos de futuro estratégico en el sector del automóvil. Francia, por ejemplo, ha ofrecido ayudas millonarias al automóvil con una condición: que se inviertan en la transición tecnológica que pide el sector. Aquí seguimos con el plan Renove que beneficia a todas las marcas por igual, y sin priorizar la industria nacional.

Sin la confluencia de alianzas multinivel de ciudad, universidad y empresas difícilmente se puede conseguir esta competencia como sociedad. ¿Está de acuerdo con esta opinión?

Bastante de acuerdo. Aun así, hablaría más de región que de ciudad, apelando directamente a la política. Dicho de otra manera: es indispensable la colaboración público-privada. Necesitamos administraciones que actúen de manera decidida como tractoras. Que definan líneas estratégicas de futuro, aporten recursos, compromisos públicos, capacidad de compra y proyectos nacionales, a los que se pueda sumar la iniciativa privada. Sin esa alianza entre lo público y lo privado poco se podrá hacer.

La producción de chips es fundamental en el mundo, y aquí los países del Extremo Oriente son campeones. Ya se habla del chip europeo. ¿Qué papel debe jugar el Barcelona Supercomputing Center en este tema y en general como centro de innovación en Catalunya?

Barcelona Supercomputing Center es la institución mejor posicionada para aprovechar e impulsar el esfuerzo de Europa, al no depender tanto tecnológicamente de los vecinos con los que compite. No solo es la mejor posicionada, también es la que más esfuerzos dedica a ello. Por suerte, la causa y sus apoyos se juegan a nivel continental y no solo local, porque los apoyos, tanto de España como de Catalunya, deberían ser aún más contundentes. Pero el liderazgo es y debe ser de Europa.

Se habla de la reinvención de la marca Barcelona a raíz de todos los cambios que se están produciendo y los que se vislumbran. Respecto a la futura metrópoli inteligente que debe ser Barcelona, ¿qué se está haciendo? ¿En qué se debería persistir para impulsar la ciudad hacia el futuro?

Parece claro que ese diseño de metrópoli no se va a basar solo en tecnología. Es necesario profundizar, aún más, en el territorio de los derechos y las obligaciones. Me parece muy interesante la documentación y la reflexión que está elaborando el Digital Futur Society, impulsado por Mobile World Capital Barcelona. Pero sinceramente, creo que Barcelona está lejos de liderar demasiadas cosas.

Parece que estamos en un momento de abundancia de proyectos. ¿La Ciutadella del Coneixement va en la misma línea que el resto? ¿Hasta qué punto se puede convertir en uno de los principales polos de la recuperación económica?

Estoy absolutamente de acuerdo en que la Ciutadella del Coneixement puede ser una gran iniciativa, pero no veo que estemos en un momento de gran abundancia de proyectos. Más bien lo contrario. Me refiero a proyectos serios, ambiciosos y estructurales como el de la Ciutadella que comentas. En mi opinión, los datos avalan que hemos perdido posiciones durante esta década. Esto ya pasa en Europa, aunque nosotros lo notamos más ya que estamos lejos de las posiciones de cabeza. En general, pagamos el precio de una década sin liderazgos a nivel europeo y en España y Catalunya.

¿Y cómo valora al Puerto desde una perspectiva estratégica, innovadora y de futuro para Barcelona y Catalunya?

El Puerto es una infraestructura de primer orden para cualquier territorio, y más en nuestro caso. Un recurso crítico en el que poner visión y decisión para acompañar el futuro del país. Como todos, está pendiente de una transición tecnológica, una revisión del mapa de alianzas y una posición clara respecto a nuevos modelos de negocio. En ese sentido, la apuesta por el Hermitage me parece un error y una distracción. Un modelo de franquicia privada, poco clara, como el del Hermitage, no debería instalarse en terrenos públicos. Creo que la ambición de Barcelona debería ir más allá de ciertas franquicias.

¿Qué otros polos de innovación habría que destacar?

No hemos hablado de Biotech, principal portal de biotecnología del país. Tampoco hemos mencionado el sector del ocio: desde los videojuegos hasta la reinvención de la industria de la música en directo. Ni hemos nombrado el ecosistema emprendedor de Barcelona Tech City, o el pool de industrias sociosanitarias.

El Grupo Catalunya 22, formado por expertos en busca de un futuro para Catalunya y liderado por usted, asesora al Govern. ¿Hacen caso los políticos de sus propuestas?

Nos encargaron una reflexión, que hemos entregado en forma de documento estructurado en tres ámbitos y 15 objetivos que se desarrollan con 91 acciones. Es un trabajo realizado tras dialogar con centenares de organizaciones del territorio y que, en nuestra humilde opinión, ha sido bien recibido. Hemos mantenido reuniones con casi todas las regidurías que nos han pedido información detallada y hemos recogido compromisos de impulsar muchas de las propuestas presentadas.

La lucha política, ideológica y nacional, ¿nos distrae para hacer bien todo lo que hace falta hacer?

Cualquier lucha distrae, pero son necesarios muchos debates, tanto ideológicos como nacionales, para diseñar nuestro futuro.

La apuesta olímpica fue clave en su momento para la imagen de Barcelona y la mejora económica del país en términos generales. Ahora, estamos en otro momento decisivo. ¿Qué papel debe jugar la economía catalana, a partir de todos estos proyectos, en un futuro próximo?

España está quedando cada vez más rezagada dentro de Europa. Nos hallamos en el grupo de cola y cualquiera nos equipara a Portugal o Grecia. Es nuestra posición actual. Parece lógico considerar crítico el papel que deben jugar Catalunya, País Vasco o Madrid. Pero no parece que haya un clima de colaboración en defensa del bien común. Hay claros ejemplos de deslealtad fiscal y de competencia entre nosotros, cuando se presentan oportunidades de fuera de nuestras fronteras.

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