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JOAN GROIZARD: “El despliegue de las renovables debe ser rápido pero bien hecho”

Joan Groizard está al frente del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) desde 2019, por lo que podría decirse que de él depende parte del reto de nuestra transición energética en estos momentos. En concreto, en lo que se refiere a la financiación de proyectos en materia de renovables y el desarrollo y gestión de programas de ayudas públicas que afectan a los principales sectores consumidores de energía.

Tras la cumbre de Glasgow, ¿habrá un antes y un después para la transición energética?

A Glasgow, Europa ha ido con los deberes hechos. Sin hablar de un antes y un después, porque es un camino que se viene haciendo durante muchos años. A nivel europeo, el marco de energía y clima para el 2030 y el acuerdo de aumento de la ambición en la reducción de emisiones del 55 por ciento sitúan a Europa en el liderazgo de esa transición. También es interesante el anuncio entre China y Estados Unidos, en el que ambas potencias se comprometen a cumplir con lo establecido en el Acuerdo de París para la lucha contra el cambio climático, para que se impliquen en un contexto competitivo internacional. Por tanto, la COP26 se puede valorar como un vaso medio lleno. En cualquier caso, lo importante no es solo lo que se anuncie allí, sino lo que hagamos los países de vuelta a casa. Debemos acometer una reducción de emisiones y un despliegue de renovables rápido, pero bien hecho.

La energía está en el centro del debate tanto por la necesaria sostenibilidad como por el aumento del precio y su impacto. ¿Cómo valora la situación?

Son dos cuestiones que van ligadas. Como sabemos, en lo que respecta a nueva generación de energía eléctrica, las tecnologías renovables, necesarias para combatir el cambio climático, son las más baratas en España. Por lo tanto, por la necesidad de mitigar el cambio climático, reducir los precios de la energía y reducir la exposición a la volatilidad de los precios de las energías fósiles, parte de la respuesta al actual escenario de precios es consumir mejor, aplicando medidas de eficiencia, y más renovables. Ahora bien, tiene que ser un despliegue ordenado, garantista con el medio ambiente y que maximice tanto los impactos socioeconómicos como las economías locales.

¿Cómo se traducen los planes de transición energética en términos de inversión en innovación y de generación de puestos de trabajo?

La transición energética, recogida en el Plan Nacional de Energía y Clima 2030, supone una importante oportunidad económica. En concreto se movilizarán unas inversiones de 241.412 millones de euros entre 2021 y 2030, lo que supondrá la creación de entre 250.000 y 350.000 empleos y un incremento del PIB del 1,8 por ciento en 2030. Atendiendo al origen de las inversiones, una parte sustancial de la inversión total la realizará el sector privado, el 80% del total, asociada principalmente al despliegue de las renovables, redes de distribución y transporte, y gran parte de las medidas de ahorro y eficiencia. El resto la llevará a cabo el sector público, el 20 por ciento, en actuaciones asociadas al fomento del ahorro y la eficiencia energética, la movilidad sostenible y el cambio modal. En el caso de las inversiones del sector público, una parte provendría de los fondos europeos Next Generation EU, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

¿Cómo estamos en Catalunya en eficiencia energética?

En la actualidad, el IDAE gestiona ayudas a la eficiencia energética en los edificios (PREE), en movilidad (MOVES y MOVES Singulares), en industria y el sector agropecuario, además de las destinadas al reto demográfico (PREE 5000 y DUS 5000). En lo que respecta a Catalunya, observamos un grado de ejecución de las ayudas superior a la media nacional, es decir, sus empresas, hogares y administraciones públicas son más activos en la solicitud de ayudas que la media del resto de comunidades. Por ejemplo, para el programa PREE de rehabilitación de edificios, Catalunya tiene asignados 48,8 millones de euros y ya ha ejecutado el total de su ayuda. Lo mismo sucede en el programa de ayudas de eficiencia energética para empresas industriales, en el que cuenta con 84,5 millones que ya tiene ejecutados y cuya ventanilla permanecerá abierta hasta el 30 de junio de 2023. Por su parte, el programa MOVES III, de incentivos ligados a la movilidad eléctrica, tiene asignados más de 65 millones de euros, presenta buen ritmo de absorción y la ventanilla sigue abierta hasta el 31 de diciembre de 2023. Asimismo, también tienen una presencia importante en Catalunya los programas de reto demográfico, aquellos pensados específicamente para acelerar la transición energética en pequeños municipios, de menos de 5.000 habitantes, que suelen tener más dificultades para acometer grandes inversiones o acceder a las ayudas. Por ejemplo, destaca el programa PREE 5.000, de rehabilitación energética en municipios, donde Catalunya tiene asignados 5,7 millones.

La sostenibilidad es clave en el Plan de Recuperación. ¿Qué destino tienen los fondos europeos en este capítulo?

El 40% del Plan debe contribuir a combatir el cambio climático, si bien el cien por cien está sujeto al principio do no significant harm, es decir, el “filtro verde” que asegura que ninguna de las inversiones a cargo del Plan puede ir contra los objetivos ambientales. Dentro de este bloque, quiero destacar los fondos gestionados por el IDAE: el 15,8 por ciento, es decir, más de 10.000 millones se destina a actuaciones relacionadas directamente con el cambio de modelo energético. En muy breve espacio de tiempo se han puesto en marcha siete programas de ayudas gestionados por el IDAE que están movilizando ya, de inicio, 3.270 millones de euros que tienen que ver con dos de las prioridades del Plan de Recuperación: lucha contra la despoblación y transición energética justa e inclusiva. Además, también se han priorizado las ayudas a pymes o autónomos, que se pueden beneficiar, por ejemplo, de los 1.320 millones de euros para autoconsumo, almacenamiento y climatización, o de los 800 millones para cambiar a un vehículo eléctrico o instalar puntos de recarga, del MOVES III.

Se dice que las grandes empresas serán las más beneficiadas.

Uno de los bulos, sin sentido, que se han extendido, pero nada más lejos de la realidad. El Plan prioriza a pymes, autónomos y hogares. Por ejemplo, las ayudas que acabo de mencionar para la compra de vehículos electrificados van directamente al ciudadano. Y 900 millones se han dedicado al autoconsumo, por lo que es de sentido común que muchas pymes de servicios o industria, así como hogares, se beneficiarán directamente de estas ayudas. Las ayudas están abiertas a todos. Las grandes empresas son importantes porque sirven de tractor y evidentemente no podemos ser ajenos a ellas. Pero si queremos que la transición energética se lleve a término, necesitamos especialmente que pequeñas y medianas empresas se sumen a ella porque componen la mayor parte del tejido productivo de nuestro país y ese es nuestro cometido. Somos conscientes de que éstas son las que más dificultades tienen para acceder a los fondos. Y somos conscientes también de que es necesario reducir trabas administrativas. Por eso, aunque gestionemos los planes desde IDAE, es fundamental contar con entidades locales, patronales, cámaras de comercio, etc. que sirvan de prescriptores, hagan pedagogía con sus asociados y les ayuden en la tramitación.

“Si queremos que la transición energética se lleve a término, necesitamos especialmente que pequeñas y medianas empresas se sumen a ella”

Nuestras ciudades se han vuelto a llenar de coches con la vuelta a la actividad normal y no parece lo más adecuado. ¿Qué hacer en términos de movilidad en las ciudades?

La hoja de ruta para los próximos años en lo que respecta a la movilidad sostenible la marca nuestro Plan Nacional de Energía y Clima, que propone, entre otras, medidas de cambio modal. El uso racional de los medios de transporte para priorizar, por ejemplo, los desplazamientos en bicicleta o el transporte público por delante del vehículo privado, o la renovación del parque hacia una electromovilidad. También la creación de zonas de bajas emisiones, que son un instrumento clave en el cambio hacia un modelo de movilidad más sostenible y cuyas directrices acaba de lanzar el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico. Estas zonas permitirán avanzar hacia un nuevo paradigma de movilidad, ya que ayudarán a promover la movilidad activa, a desarrollar un transporte más sostenible y a recuperar el espacio público para el peatón. Por eso, de nuevo no es justo decir que no está pasando nada. En octubre, los vehículos electrificados, eléctricos más híbridos enchufables, superaron el 11 por ciento de las matriculaciones, comparado con el 5 por ciento del mismo mes del año pasado. Y precisamente, Catalunya es un referente de la nueva industria de la movilidad. Cuenta con industrias líderes como Silence en la fabricación de motos eléctricas y de Walbox, que cotiza en la bolsa de Nueva York, y es uno de los principales fabricantes mundiales de cargadores de vehículos eléctricos.

¿Dada la dimensión de las plantas fotovoltaicas, vamos hacia un modelo energético centralizado?

Este es otro lugar común del que debemos huir. Las tecnologías convencionales de generación de nucleares, la gran hidráulica, el carbón y los ciclos combinados, representan un modelo más centralizado. Sin embargo, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) plantea un objetivo del 42 por ciento de penetración renovable en 2030 y un refuerzo del papel de la ciudadanía en la transición energética. Por eso, estamos haciendo lo que está en nuestra mano para dotarla de las herramientas para que adopte ese papel proactivo, gestionando su demanda, como fuente de financiación o produciendo su propia energía. En este contexto, el autoconsumo destaca como herramienta para cumplir ambos hitos.

En Catalunya tenemos, precisamente, varias Comunidades Energéticas, como la de El Prat de LLobregat. ¿Tiene suficientes armas el autoconsumo para unirse a la transición energética en estos momentos?

El autoconsumo es ya una realidad. Existe la tecnología, el tejido empresarial para su desarrollo y el incentivo económico para el consumidor, en términos de reducción de la factura de electricidad. Conscientes de esa necesidad, las primeras líneas de ayuda activadas dentro del Plan de Recuperación en materia de energías renovables están enfocadas específicamente a autoconsumo y almacenamiento. En total, 1.320 millones de euros, como hemos dicho antes. También vamos a movilizar 100 millones de euros para el desarrollo de las comunidades energéticas, en las que vecinos, compañeros de trabajo, amigos, pymes o entidades locales, entre muchos otros ejemplos, se agrupan para generar energía, compartirla y utilizarla. Sabemos que las comunidades energéticas tienen menos recorrido en nuestro país, menos experiencia y más casuística. Por eso, nuestro objetivo es dotar de herramientas a la ciudadanía para ayudar a aterrizar sus ideas en proyectos y en breve se pondrán en marcha ayudas para la creación de oficinas técnicas de apoyo al desarrollo de estas comunidades, así como apoyo financiero para proyectos pioneros.

Otro capítulo importante es el de la rehabilitación de edificios. ¿Cómo se destinan las ayudas?

La rehabilitación energética de edificios permite aumentar el confort térmico ahorrando energía y, por lo tanto, dinero. El potencial de ahorro del parque de viviendas en España es elevado. De los 25 millones de viviendas construidas, el 60 por ciento fueron construidas sin criterios de ahorro energético. El ritmo de rehabilitación energética de los edificios residenciales será de 30.000 viviendas anuales en 2021 hasta alcanzar las 300.000 anuales en 2030. Este es un reto mayúsculo. Si bien el grueso del esfuerzo del Gobierno en materia de rehabilitación energética lo lidera el Ministerio de Transportes y Agenda Urbana, a IDAE nos competen los programas referidos a municipios de reto demográfico como el PREE 5.000, por el que se otorgan subvenciones a actuaciones de rehabilitación energética en edificios existentes, en municipios de menos de 5.000 habitantes, tal y como recoge el Plan de Rehabilitación y Regeneración Urbana del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

¿Puede situarse España como pionera en el campo del hidrógeno verde?

Una de las conclusiones de la estrategia de descarbonización a largo plazo 2050 es que esta solo será posible si desarrollamos el hidrógeno renovable para descarbonatar los sectores difíciles de electrificar, así como para apoyar en el almacenamiento estacional. Sin embargo, el hidrógeno verde es un paso más de todo el puzle de la transición energética y no se trata de utilizarlo para todo, sino como una alternativa, por ejemplo, para el transporte pesado o procesos industriales. En octubre del 2020 se aprobó la Hoja de Ruta del Hidrógeno renovable. La consecución de sus objetivos facilitará el despliegue de inversiones estimadas en 8.900 millones de euros en la puesta en marcha de proyectos de producción de hidrógeno renovable y generación eléctrica renovable asociada, adaptaciones industriales y movilidad. Además, posibilitará reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 4,6 millones de toneladas equivalentes de CO2. Más recientemente, el Plan de Recuperación pretende posicionar a España como referente tecnológico en producción y aprovechamiento del hidrógeno renovable mediante la creación de cadenas de valor innovadoras. Para ello se prevé reforzar la cadena de valor existente, basada en pequeñas y medianas empresas y centros tecnológicos, y construir sobre la misma un clúster de producción e integración sectorial de hidrógeno renovable a gran escala para vertebrarlo territorialmente con proyectos pioneros.

En el campo de las energías renovables, ¿qué otras pueden ayudarnos a conseguir que alcancemos la transformación energética?

En las tecnologías maduras tenemos la asignatura pendiente de desplegar las renovables térmicas, esto es, tanto las redes de calor y frío para climatización, como la solar térmica y los biocombustibles para usos en la industria. De las tecnologías aún no competitivas, antes de finalizar el año está previsto que se apruebe en Consejo de Ministros la Hoja de Ruta de la Eólica Marina y las Energías del Mar, que tiene por objeto orientar e impulsar de forma decidida el pleno desarrollo ambas en España, a corto, medio y largo plazo. La energía de origen marino, la denominada energía azul, es una de las palancas para la transformación energética a nivel nacional, europeo y global, a la vez que una oportunidad industrial, económica y social para nuestro país, de forma coherente y compatible con la protección de los valores ambientales y el resto de usos y actividades del entorno marino.

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