Catalunya fue de los primeros territorios a nivel global, en 1992, en impulsar una política de mejora competitiva de las empresas utilizando los clústers como herramienta.
Es crucial apostar por el talento y la innovación, mejorar los salarios, avanzar hacia un turismo más sostenible y establecer un modelo de financiación más justo.
El escenario catalán en materia de renovables pone en evidencia que su impulso es una de las principales asignaturas pendientes y tema de preocupación económica.
La inversión extranjera en Catalunya ha experimentado un cambio significativo en los últimos años, con un notable incremento en el valor y la magnitud de los proyectos. Estos ahora se centran más en factores estratégicos que en la reducción de costes, reflejando un nuevo enfoque en la cadena de valor y el talento local.
Más allá de lo estrictamente deportivo, también genera empleo y riqueza, con 85.000 empleos directos e indirectos y más de 6.000 empresas relacionadas.
A pesar de los buenos indicadores en innovación, la competitividad del tejido productivo, un sistema educativo empobrecido y la falta de inversión frenan la expansión de la economía.
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