En las últimas décadas parques científicos como el Parc de Recerca UAB han conseguido crear un verdadero entorno innovador y emprendedor en su territorio.
La innovación requiere conexión entre ciencia, tecnología, talento, empresas y financiación. En este sentido, los parques científicos y tecnológicos son una pieza clave para facilitar la innovación e impulsar el desarrollo social y económico de un territorio. Como espacios de convivencia entre personal investigador y empresas, en los últimos años –y ahora más que nunca–, los parques se han reivindicado como ecosistemas de innovación, promotores de la transferencia de conocimiento y talento e impulsores de estrategias regionales.
Estos espacios singulares son un ejemplo de la colaboración entre muchos actores: administración, universidad, institutos de investigación, startups, pymes y unidades de I+D de grandes compañías. Todos ellos trabajando en la misma dirección y con el conocimiento y el emprendimiento como nexo. Este entorno y ambiente privilegiado promueve la creación de proyectos disruptivos de forma eficiente, como, por ejemplo, la gran variedad de iniciativas que salieron, y lo seguirán haciendo, desde estos parques para combatir los efectos de la pandemia Covid-19: respiradores, sistemas de desinfección, tests de detección, sistemas de monitorización para controlar aforamientos, drones para repartir material, y muchísimos más.
Gracias a los parques, las universidades y los centros de investigación se han abierto al territorio y se conectan con su entorno empresarial y social para dar respuesta a los retos a que nos enfrentamos como sociedad. De esta manera, el potencial investigador y el talento impacta directamente en las empresas, ya sea a través de acuerdos de colaboración entre grupos de investigación y empresas, la incorporación y retención de talento o el nacimiento de nuevos proyectos emprendedores.
No podemos olvidar otro papel imprescindible de los parques científicos como es la formación y el asesoramiento a emprendedores. La implementación de actividades de cocreación y design thinking en los parques permite, por un lado, definir y aportar soluciones a esos retos de la sociedad, abriendo puertas a la innovación, y por otro lado, formar a los emprendedores utilizando estos retos, acompañándolos desde su idea inicial de negocio, pasando por la creación de un plan de empresa, el desarrollo de prototipos, y la búsqueda de financiación y de mercado.
Muchos de estos proyectos de emprendedores de diferente procedencia se incuban en los parques, en los que se les ofrecen las infraestructuras adecuadas y salas de coworking asistidas por profesionales mentores. Un ejemplo de ello lo encontramos en el Parc de Recerca UAB, el parque científico de la Universidad Autónoma de Barcelona, que en 14 años ha contribuido a la creación de 114 empresas, con un índice de éxito de más del 80%. Estas empresas han generado 950 puestos de trabajo y facturan alrededor de 15 millones de euros anuales.
Ahora, en plena crisis económica, estas empresas destacan por haberse visto menos perjudicadas por el impacto de la pandemia, gracias a su espíritu innovador y a su base tecnológica. Estas características les han permitido detectar nuevas oportunidades de mercado, a las que se han podido adaptar con ayuda de las estructuras flexibles que los apoyan y asesoran.
En resumen, en las últimas décadas los parques han conseguido crear un verdadero entorno innovador y emprendedor en su territorio. Ahora, el reto es incrementar el impacto social y económico de las actividades de transferencia de conocimiento que se desarrollan, para generar grandes proyectos en su región, en una primera instancia, lanzándose posteriormente a la internacionalización como proyección de futuro. Porque los parques deben participar también en la creación de redes europeas con las que transferir conocimiento y movilidad de empresas y personas.
Tenemos que trabajar con todos los actores de la sociedad para ofrecer soluciones a los grandes desafíos futuros y abrir nuevos caminos en la ciencia y tecnología. Hay que conseguir que las nuevas generaciones tengan un gran espíritu emprendedor para avanzar como sociedad, y en esta dirección, los parques científicos tienen también un papel protagonista.
Comenzar proyectos innovadores puede ser complicado, pero es necesario en nuestros días. Por este motivo, la sociedad tiene que seguir apostando firmemente por este tipo de ecosistemas empresariales, en los que se obtiene la formación, el acompañamiento y el entorno adecuado para conseguir llevarlos a cabo con éxito.