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Evolución de la economía catalana

El turismo internacional y la industria automovilística han sido los sectores más afectados por la pandemia, y eso ha tenido su impacto en la economía catalana.

Catalunya fue una de las comunidades autónomas que sufrió una mayor caída del PIB en 2020, un 11,5% según los datos del Instituto Nacional de Estadística, frente al 10,8% de la media española. La intensidad del impacto se debió a la fuerte presencia en la economía catalana de los sectores más afectados por la pandemia: el turismo internacional y la industria automovilística. Cabe recordar que en 2019 recibía el 23% de todos los turistas que visitaban España, frente a, por ejemplo, en torno al 15% en cada una de las comunidades insulares. La caída en la llegada de turistas internacionales a Catalunya fue, junto a la sufrida por Baleares, la más pronunciada de entre las grandes regiones turísticas. Al mismo tiempo, de Catalunya procedían en 2019 el 22% de las exportaciones españolas de automóviles, las cuales sufrieron un desplome del 17% en el primer año de la pandemia.

El INE aún no ha publicado las cifras de PIB regionales correspondientes a 2021, pero se puede estimar que el crecimiento en Catalunya fue muy similar o algo superior a la media española, que fue del 5,1%. Su actividad industrial registró una importante recuperación –el índice de producción industrial recuperó en torno al 78% del volumen perdido en 2020–, al igual que sus exportaciones. Sin embargo, la recuperación del turismo internacional fue modesta: solo llegaron el 30% de los visitantes anteriores a la pandemia, siendo esta comunidad, junto a Madrid, la que más lejos se situó de los niveles precovid. En cambio, la recuperación del turismo nacional fue intensa, según refleja la evolución de las pernoctaciones de residentes. Pese a la recuperación parcial de su PIB, al final del año, al igual que la mayoría de autonomías, Catalunya ya había recuperado el número de afiliados a la Seguridad Social anterior a la crisis.

Ya en el primer trimestre de 2022, su actividad industrial ha sufrido un deterioro algo más pronunciado que la media nacional, reflejando el impacto de los problemas en las cadenas de suministro, más acuciante en regiones con una industria más orientada hacia el exterior e integrada en las cadenas globales de producción. La recuperación del turismo internacional en el mismo periodo también ha sido relativamente modesta.

No obstante, las perspectivas para el resto del ejercicio son relativamente positivas, dado que existen diversos factores que operan a su favor, siempre y cuando la situación internacional no empeore como consecuencia de la incierta evolución de los acontecimientos relacionados con la guerra de Ucrania. Por una parte, si las dificultades en las cadenas de suministros se relajan en los próximos meses, Catalunya será probablemente una de las comunidades autónomas que más se beneficiarán del impacto de los fondos europeos gracias al mayor peso dentro de su estructura productiva de actividades de mayor contenido tecnológico y grado de cualificación –hay que señalar que el impacto sobre el PIB regional no tiene por qué coincidir con el volumen nominal de fondos recibidos por su Administración–. Otro elemento a su favor es la relativamente moderada intensidad energética de su sistema productivo, en comparación con otras regiones españolas. También es esperable un efecto rebote, derivado de la normalización del turismo a lo largo del año, mayor que en otras comunidades que parten de una posición más avanzada en este aspecto.

En suma, tras la débil recuperación registrada al inicio del ejercicio, el dinamismo será mayor el resto del año, de modo que en el conjunto del mismo el crecimiento de Catalunya podría encontrarse nuevamente cercano a la media española, que esperamos se sitúe en el 4,2%. Todo ello, evidentemente, sin olvidar las enormes cautelas que requiere cualquier ejercicio de previsión en una situación tan incierta y volátil como la actual.

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