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¿Han recuperado poder adquisitivo los salarios?

Para que los salarios reales puedan seguir creciendo, sin perjuicio de la competitividad empresarial y la inversión, la productividad también debería hacerlo.

Si se toma como año de referencia el inmediatamente anterior a la pandemia, la respuesta breve a la pregunta del título de este artículo es afirmativa. En el año 2024, la remuneración media por puesto de trabajo asalariado equivalente a tiempo completo en Catalunya, deflactada por el IPC de la comunidad, superó el valor medio registrado en 2019. El valor medio de esta variable, a la que para simplificar nos referiremos como salario real, alcanzó los 47.703 euros el año pasado, un 3,3% por encima de los 46.169,2 euros (de 2024) registrados en 2019. En 2020 y 2021 se alcanzaron valores algo superiores, pero la comparación con esos años está sesgada, ya que el denominador de la ratio que se utiliza para medir la remuneración por asalariado se redujo extraordinariamente debido a la pandemia (cayó la ocupación), mientras que el numerador aguantó mejor gracias a las ayudas públicas que se activaron esos dos ejercicios (la masa salarial cayó en menor proporción).

La variable utilizada para analizar la evolución salarial es la remuneración total de los asalariados, que incluye principalmente el salario bruto y las cotizaciones sociales pagadas por los empleadores, que se deben considerar una forma de remuneración con efectos diferidos en el tiempo. El valor total de la remuneración de los asalariados, obtenido de las Cuentas económicas anuales que publica Idescat, y que incluye tanto a los asalariados a tiempo parcial como a los contratados a tiempo completo, se divide por la estimación realizada por Idescat del número de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, para obtener la remuneración media de una persona asalariada que trabajase a tiempo completo. A continuación, la serie obtenida en valores monetarios corrientes se transforma a precios de 2024 utilizando el IPC de Catalunya, para poder comparar los valores de la serie temporal obtenida en términos de poder adquisitivo homogéneo.

Tomando una cierta perspectiva histórica, cabe destacar que el valor del año pasado fue un 0,2% inferior al máximo del período 2002-2024 de esta variable, registrado en 2009, año en el que se alcanzaron los 47.808,8 euros. Ahora bien, esta cifra representó el final de una escalada de los salarios reales iniciada a partir de 2006 y que se demostró insostenible a largo plazo. En sólo tres años, entre 2010 y 2012, los salarios reales cayeron en picado a medida que aumentaba la tasa de paro, hasta volver en 2013 a niveles próximos a 2006. Durante los siguientes cuatro años, hasta 2017, permanecieron prácticamente estancados en términos de poder adquisitivo, y sólo empezaron a recuperarse en 2018 y 2019. Haciendo abstracción de los años más afectados por la pandemia (2020 y 2021), se observa como en 2022, 2023 y 2024 se recupera la tendencia ascendente del poder adquisitivo de los asalariados catalanes, que se remonta a 2018.

Partiendo de una situación de equilibrio, en la que los márgenes empresariales se sitúan en un nivel competitivo, los salarios reales deberían crecer a la misma tasa que lo hace la productividad del trabajo, para mantener una distribución de la renta estable entre salarios y beneficios. Durante el período de rápida expansión de los salarios reales a partir de 2006 crecieron muy encima de la productividad, reduciendo los márgenes y contribuyendo al desplome de la inversión a partir de 2008. Mientras que, durante los peores años de la recesión, entre 2009 y 2012, la productividad se recuperó como consecuencia de la destrucción masiva de ocupación. A partir de 2014 la productividad aumenta muy lentamente hasta 2018, año en el que se estanca. Los efectos de la pandemia dificultan identificar la tendencia de fondo de la productividad en años posteriores, pero si se toma como referencia 2019 la productividad del trabajo había aumentado sólo un 0,3% acumulado en 2024, significativamente por debajo de los salarios reales durante el mismo período. Para que los salarios reales puedan seguir creciendo al mismo ritmo en años sucesivos, sin perjuicio de la competitividad empresarial y la inversión, la productividad también debería hacerlo. Es la gran asignatura pendiente de la economía catalana y de la española en su conjunto.

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