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No será como antes

Aunque parezca que vamos volviendo a una cierta normalidad, hay transformaciones de fondo que debemos asumir para preparar mejor nuestras organizaciones.

Después de más de un año, una vuelta física total va a ser difícil de asumir y se empiezan a ver propuestas de hibridación en el dónde. Básicamente se van a combinar el trabajo desde casa o en la oficina corporativa como las formas más habituales, pero están apareciendo alternativas que van a enriquecer el cómo trabajar.

Además del dónde y el cómo también va a cambiar el cuándo, el trabajo que hacíamos en tiempo real y en sincronía va a dar paso a la asincronía y en diferido, lo cual permite flexibilizar horarios y adaptarse mejor a diferentes tipos de conciliación.

A muchas empresas les preocupa que el sentimiento de pertenencia al proyecto empresarial sea menor si los equipos de trabajo se separan y se individualizan. Este es uno de los peligros y por eso las empresas deben abordar estas nuevas formas de trabajar con este reto en mente. Hay que establecer formas de trabajo que favorezcan mantener el compromiso, la motivación y la suma de talento.

Otro aspecto importante para las personas es el de mantener una buena salud mental, las conexiones humanas que se establecen en un lugar de trabajo compartido deben mantenerse en las soluciones que se establezcan. Durante esta pandemia han proliferado problemas de ansiedad, agotamiento, depresión, etc. que obviamente son mayormente provocados por la situación general pero que el trabajo aislado ha acabado de favorecer.

Ante todo esto, las lecciones que aprender tras un año de trabajo virtual son básicamente cuatro:

1. La productividad en general se mantiene aunque tengamos a la organización teletrabajando. Sobre todo en empresas que ya venían con una inercia hacia modelos operativos más flexibles y ágiles. No es lo mismo entrar por necesidad que acelerar un proceso ya iniciado.

2. Los líderes deben esforzarse en ser más claros y trabajar más con objetivos tangibles. Siempre debe formar parte de su cometido que los equipos de trabajo tengan claro todos los aspectos clave de los proyectos: estrategia, objetivos, acciones, calendario, presupuestos… pero en estos nuevos modelos híbridos és una condición obligada.

3. La construcción de equipo debe ser parte de la dinámica de trabajo. Aspectos como la interrelación del proceso o cómo reconocerse integrado en un grupo de trabajo pasan a ser fundamentales para el logro de los objetivos. Se hace imprescindible un plan de formación y eventos puntuales compartidos que favorezcan la cohesión de equipo.

4. Empoderar a las personas en la toma de decisiones. Si los objetivos están bien planteados dejar que el camino para llegar a ellos sea una decisión más de los equipos que de los líderes. Incluso que los recursos humanos y técnicos necesarios sean decisión de las personas que deben llegar al objetivo. Así se fomenta la búsqueda de asociación y colaboración entre diferentes equipos de la empresa. Se crearán más redes de colaboración interna que sin esta libertad de decisión.

A estos cuatro aspectos seguramente podemos añadir un factor que afecta a todos y es el tecnológico. Es esencial para el éxito de una nueva forma de trabajo que se adopten las herramientas tecnológicas necesarias que faciliten la adopción de las nuevas formas de trabajar.

Dentro de las múltiples posibilidades de las nuevas formas de trabajar están los espacios ajenos a las oficinas corporativas. Espacios donde poder hacer reuniones de equipo, presentaciones, inicios de proyectos…

Espacios donde poder acelerar procesos, donde además el equipo este liberado del entorno corporativo, donde poder establecer sinergias con otras personas, etc. Estos espacios que ya antes de la pandemia habían proliferado como lugares donde freelances o startups encontraban servicios compartidos se van a convertir en verdaderos hub de talento, cocreación y construcción de equipos.

Además pueden ser iniciativas sectoriales como por ejemplo EL HUB que ha puesto en marcha el Col·legi del Màrqueting i la Comunicació de Catalunya y Aticco. Un espacio abierto a un sector pero con vocación de desbordarlo y ser un espacio para todo un ecosistema de agencias de publicidad, marcas, agencias de relaciones públicas, estudios de diseño, productoras o incluso colectivos profesionales que tengan algún tipo de interacción con el sector.

Definitivamente, es necesario reimaginar la forma en la que trabajamos. Debemos comunicar con claridad la estrategia corporativa y los objetivos, dejar que los equipos tomen la iniciativa, adoptar ágilmente las tecnologías que nos ayuden y buscar espacios adecuados a cada proceso que no siempre son las propias oficinas. Se abren múltiples opciones para abordar las formas en las que trabajamos y donde los modelos pueden llegar a ser tantos como empresas existen.

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