La colaboración entre corporaciones y ‘startups’ es una fórmula potencialmente exitosa: lo que les falta a unas lo pueden encontrar en las otras.
La revolución tecnológica, la digitalización y las nuevas tecnologías lo han cambiado todo. La forma de hacer negocios, por supuesto, no ha sido la excepción. Hoy las startups están en todo su esplendor. En 2021 captaron 4.294 millones de euros en financiación, casi cuatro veces más que el año anterior, lo que supone la cifra más alta de la serie histórica, según datos del Observatorio del Ecosistema de Startups de la Fundación Innovación Bankinter. “Estamos viviendo un momento fantástico en el ecosistema emprendedor”, comenta la directora académica del Centro de Innovación y Emprendimiento de IESE Business School, Julia Prats.
En el caso de Catalunya, 2021 también ha sido un año de oro, con 1.479 millones de euros en financiación, según datos hechos públicos por ACCIÓ. “Catalunya, y en particular Barcelona, se está consolidando como un importantísimo hub internacional de emprendimiento. Es la principal referencia en el sur de Europa”, afirma el Presidente de Economistes BAN, la red de inversores privados del Col·legi d’Economistes de Catalunya y Cofundador de Addenda Capital, Pol Font.
Las startups son empresas de reciente creación con una estructura escalable. Es decir, que poseen un potencial de crecimiento alto y veloz. Comercializan productos o servicios, suelen satisfacer nuevas necesidades, y tienden a estar vinculadas a internet y las nuevas tecnologías. Particularidades como éstas hacen que las startups sean esencialmente opuestas a las grandes empresas. ¿Pero qué pasa con las compañías de gran envergadura? ¿Están exentas de innovación y transformación gracias a su amplia trayectoria?
Es momento de diversificar
La prevalencia de la tecnología, la innovación, la celeridad y los cambios vertiginosos han cambiado el mercado. En un mundo donde las necesidades se satisfacen a la velocidad de un click, quedarse estático no es una opción. Para un negocio, la inmovilidad podría suponer su desvanecimiento o incluso la muerte. Por esta razón, son cada vez más las grandes empresas que optan por la diversificación.
Nuevos productos, nuevos servicios y nuevos mercados son mecanismos para diversificar un negocio. Una empresa que comenzó vendiendo únicamente ropa femenina y con el tiempo amplió su mercancía hacia los calzados, los accesorios, e incluso los cosméticos es un ejemplo clásico de diversificación. Un hecho que es sinónimo de expansión y de crecimiento, y que en la mayoría de los casos, implica inversión.
La diversificación empresarial presenta un amplio abanico de posibilidades. Una de ellas es el corporate venturing. Un proceso que consiste en la colaboración entre grandes empresas y startups. Su objetivo es generar entre ambas una relación de simbiosis. La tradicional inversión y adquisición directa, el venture capital, el corporate venture capital, el venture client, el venture builder, las aceleradoras e incubadoras son algunos programas que se utilizan para materializar esta práctica.
Si el corporate venturing se desarrolla de forma adecuada puede traer grandes beneficios. En concreto, las startups podrán obtener financiación económica y experiencia. Mientras que las corporaciones consolidadas podrán conseguir nuevos modelos de negocio, soluciones innovadoras y talento joven. El antagonismo entre una startup y una empresa tradicional hace que su combinación sea potencialmente exitosa. Pues, lo que a una le hace falta, lo podría encontrar en la otra.
La lista de organizaciones que colaboran con las ‘startups’ es cada vez mayor, desde la banca a los bienes raíces o la moda.
Cabe mencionar que el éxito del corporate venturing no está sujeto exclusivamente a factores económicos. “No se trata de ganar dinero de inmediato. De hecho, como toda innovación, inicialmente va a costar dinero. Es una apuesta a medio, largo plazo. Una apuesta estratégica”, afirma la Directora Académica del Centro de Innovación y Emprendimiento de IESE Business School.
No cabe duda de las virtudes de las startups, su naturaleza innovadora y de alta escalabilidad las hace atractivas. Por eso, la lista de empresas que colaboran con ellas es cada vez más extensa. Desde la banca, pasando por los bienes raíces, hasta la moda. Todas quieren formar parte del ecosistema emprendedor. Gigantes como Google, Amazon y Apple han recurrido al corporate venturing. En España, son numerosas las empresas que han tomado el mismo camino. Muchas de ellas, compañías pertenecientes al Ibex 35.
Algunos ejemplos
– Telefónica es un claro ejemplo impulsando la creación de la aceleradora de startups Wayra. “Wayra es un caso de superéxito, ha liderado el movimiento en la última década”, comenta Julia Prats. Las cifras de 2021 hablan por sí solas, cerrando el año con inversiones por un importe de 6,7 millones de euros en 49 empresas de Europa y Latinoamérica. Durante sus 10 años de funcionamiento, la aceleradora ha colaborado con 800 startups y ha ayudado a crear 10.000 puestos de alta cualificación. Pero además de Wayra, Telefónica cuenta con otros vehículos destinados a enlazar a la compañía con el ecosistema emprendedor. Como Telefónica Ventures, Open Future, Telefónica Tech Ventures y Telefónica Activation Programme.
– Banc Sabadell cuenta con un programa de cooperación con emprendedores al que ha bautizado como BStartup. Una iniciativa que dispone de dos instrumentos de inversión. BStartup 10 y Sabadell Venture Capital. El primero con inversiones de hasta 100.000 euros y el segundo con una inversión inicial entre 200.000 y un millón de euros. “Buscamos acompañar a las compañías como un socio que puede añadir valor a sus participadas, así como financiar el crecimiento de la compañía para su consolidación”, aseguran desde el portal web de BStartup. Esta institución tiene en el punto de mira a startups relacionadas con el sector tecnológico y digital. Las aplicaciones móviles, los marketplaces, el e-commerce, el e-health y el big data son los sectores más cotizados. Y como siempre, el carácter disruptivo e innovador es imprescindible. Además de Banc Sabadell, entidades financieras como CaixaBank, Bankinter, Banco Santander y BBVA también colaboran con startups.
– Desigual, de la mano de la plataforma de innovación abierta Plug and Play, ha lanzado en 2021 Awsome Lab, la primera aceleradora impulsada por una empresa de moda en España. A través de mentorías y la facilitación de recursos y herramientas, esta iniciativa pretende brindar soluciones tecnológicas al sector de la moda. “Queremos dar un paso más allá, impulsando un modelo de innovación que nos permita introducir el espíritu creativo y emprendedor que hay más allá de nuestra organización, acercándonos a startups en un momento más temprano…”, ha afirmado el Director General de la empresa, Alberto Ojinaga en un comunicado oficial. Los primeros proyectos elegidos por la aceleradora están relacionados con el blockchain, la inteligencia artificial y nuevos sistemas de aprendizaje autónomos en tratamiento de datos.
– Forcadell, la compañía de gestión inmobiliaria fundada en Barcelona en 1958, ha creado Innomads. Una iniciativa que persigue la transformación de servicios inmobiliarios tradicionales y la co-creación de nuevos servicios para satisfacer nuevas necesidades. “Innomads es un hub de innovación destinado a impulsar proyectos emergentes del sector ProTech, para evolucionar los modelos de negocio y acelerar la transformación digital”, afirma Josep Navajo, abogado y Cofundador de Delvy, el despacho encargado de gestionar el corporate venturing de la empresa. Las startups ProTech están relacionadas con el sector inmobiliario, y suelen cambiar la forma de construir, diseñar propiedades, vender, arrendar y administrar inmuebles.
– Grupo Hotusa ha creado un fondo de capital corporativo que ha sido bautizado como Hotusa Ventures. A través de este vehículo, la compañía española con sede en Barcelona ayuda a los emprendedores a construir y desarrollar empresas tecnológicas orientadas a la industria turística. Todo ello, mediante la inversión de recursos financieros y capacidades estratégicas de desarrollo. Hotusa Ventures ha impulsado iniciativas como Shine, una plataforma que permite al huésped del hotel proyectar contenidos audiovisuales sobre la pared en gran formato. De esta forma, los usuarios podrán personalizar sus habitaciones a su gusto. O como Wysh, diseñada para acompañar a los huéspedes durante su viaje, ya sea mediante la creación de planes e itinerarios o mediante un chat de asistencia.
El corporate venturing es una práctica relativamente reciente. Su destino y su evolución aún son inciertos. Tampoco se sabe con certeza si las grandes empresas continuarán apostando por este tipo de diversificación. Pero las virtudes de las startups no están en duda, y por ello es posible afirmar que tanto la inversión como la colaboración mantendrán su tendencia in crescendo. “Las startups no son una moda, han llegado para quedarse”, sentencia el Presidente de Economistes BAN, Pol Font.