Estamos en emergencia climática y todo el mundo está obligado a hacer cambios en su actividad para minimizar la huella ecológica. El mundo marítimo no es ajeno a esta transformación necesaria y trabaja para eliminar las emisiones, tanto los barcos en sus viajes como en la operativa en los puertos. En el caso del Port de Barcelona, se trabaja en diferentes frentes para descarbonizar la actividad, con la electricidad como protagonista.
Las grandes navieras van desplegando planes para que sus flotas funcionen con combustibles 100% respetuosos con el medio ambiente, como el amoníaco o el biometano. Aunque todavía no se ha llegado a un consenso sobre cuál será el mejor combustible. Pero sí que está claro que, una vez llegados a puerto, la solución pasa por parar los motores de los barcos y hacerlos funcionar con energía verde de origen renovable mientras están atracados.
Muchos de los barcos de mercancías y pasaje que llegan a Barcelona están equipados con sistemas de conexión eléctrica a muelle y el Port trabaja desde hace años para tener disponible la infraestructura que permita suministrar esta energía. Bautizado como Nexigen y con una inversión de 110 millones de euros, el Port de Barcelona está desplegando una red de media tensión por todo el recinto portuario y equipando las principales terminales con sistemas OPS (Onshore Power Supply), las conexiones necesarias para suministrar electricidad a los barcos.
Ya se han iniciado las obras del primer OPS, una prueba piloto en la terminal BEST y que, junto con un segundo OPS en la terminal de ferris, estará funcionando a finales de año. En paralelo, sin embargo, el Port de Barcelona trabaja en la construcción de la subestación eléctrica que generará toda la energía verde necesaria para descarbonizar la actividad portuaria y que estará operativa en el año 2025. La red de conexión con los muelles se desplegará en paralelo a la construcción de la subestación e incluye importantes obras de ingeniería, como una perforación submarina, que permitirá crear una galería de servicios por debajo del canal principal del puerto, la cual conectará los muelles de la Energia y Adossat.
El objetivo es ejecutar al mismo tiempo las diferentes piezas del proyecto para conectar lo antes posible los barcos y tener electrificados en 2030 todos los puntos de atraque de los cruceros, el muelle Prat de contenedores y las terminales de ferris de la dársena de Sant Bertran y el muelle de Costa, que eliminarán 66.000 toneladas de CO2 y 1.234 toneladas de NOx de las emisiones de la actividad portuaria y mejorarán la calidad del aire en torno al recinto portuario.
Energía de Km 0
Nexigen, sin embargo, es mucho más que una red eléctrica. Es un cambio de paradigma energético con el cual el Port de Barcelona no sólo aspira a suministrar energía limpia, sino que la quiere producir.
La Comunidad Portuaria ya está remando en esta dirección, con un goteo constante de nuevas instalaciones fotovoltaicas en las numerosas instalaciones existentes. Una de las últimas en estrenarse ha sido la de las casetas del muelle de Pescadors, la primera de una serie de innovadoras comunidades energéticas que proveerán de energía renovable las diferentes zonas del recinto portuario.
Pero la transición energética en el Port de Barcelona no se termina aquí. Hace tiempo que se está impulsando el uso del gas natural licuado (GNL) como combustible de transición. Y también se trabaja en proyectos de economía circular, como la planta de producción de biometano, que se quiere construir para aprovechar los residuos orgánicos de los barcos y otros residuos agroalimentarios procedentes de actividades que se realizan dentro del puerto o en zonas próximas. Todos estos proyectos forman parte de la estrategia de futuro del Port de Barcelona, un puerto de personas que trabajan al servicio de las personas.