Cataluña Económica

Edit Content

Revista

Suscripciones

De la investigación a la transferencia de conocimiento

Se trata de alinear las características de un producto desarrollado en un laboratorio con lo que necesita la industria.

La transferencia de conocimiento es aquella acción entendida como el proceso mediante el cual los resultados de investigaciones, descubrimientos, hallazgos científicos y otros fluyen entre las diferentes partes interesadas y llegan a la sociedad.

La manera de llevarlo a cabo ha cambiado en los últimos años en Catalunya. Tanto instituciones como Govern potencian su desarrollo: más centros tecnológicos, creación de programas de transferencia del conocimiento en centros de investigación, nombramiento de un director general de transferencia del conocimiento del departamento de Recerca i Universitats de la Generalitat y aprobación, por parte del ejecutivo catalán, de 33 millones de euros para impulsar y promocionar la transferencia tecnológica y la investigación científica básica.

Todo ello con el objetivo de que el producto de la investigación se transforme en innovación y, “lo que es más importante, en más bienestar para la población”, puntualiza Oriol Amat, rector de la Universitat Pompeu Fabra y catedrático de economía financiera.

Todavía hay puntos de inflexión para que la transferencia despegue. En la Agència de Qualitat i Avaluació Sanitàries de Catalunya (AQuAS), de la Generalitat, destacan el gap o “vacío” que hay entre la ciencia y la realidad. Lo atribuyen a la indefinición de las rutas a través de las cuales el conocimiento pasa a la acción o implementación. Las interacciones entre actores se dan en una red heterogénea donde interactúan una multiplicidad de partícipes que persiguen objetivos diferentes.

“El impacto científico en investigación en la comunidad es muy elevado. En cambio, el impacto de esta investigación en innovación que pueda contribuir a la mejora del tejido social y productivo no lo es tanto. Somos una potencia en investigación, pero no en la transferencia de conocimiento a la sociedad y en innovación”, destaca Oriol Amat.

Así lo ratifica el Pacto Nacional para la Sociedad del Conocimiento (PN@SC 2020) y el Pacto Nacional para la Industria (PNI 2022), que reconocen que existe una desigualdad muy significativa entre el estado de la investigación y el de la innovación en Catalunya, y un desacoplamiento evidente entre ciencia e innovación. Es más, desde la Regional Innovation Scoreboard 2021 califican Catalunya como innovadora de tercera división.

El impulso hacia las empresas

Para que Catalunya sea fuerte en innovación, hay iniciativas como TECNIO, la asociación que impulsa la transferencia de tecnología y la conexión con el mundo empresarial. Está formada por los 59 grupos de investigación que cuentan actualmente con la acreditación TECNIO otorgada por ACCIÓ, un sello que identifica a los desarrolladores de tecnología en la comunidad para facilitar su conexión con las empresas. Agrupa las universidades catalanas, la fundación I-BUSCA y el CSIC con el fin de acelerar la transferencia de conocimiento del entorno de los laboratorios de investigación a la sociedad. Aunque nació hace un año, su desarrollo y acreditación no son nuevos. Funciona desde el año 2000, tal como explica su presidenta, Nora Ventura: “Antes la transferencia no estaba tan bien estructurada dentro de las universidades y centros de investigación, y por eso ACCIÓ y, en su día, el CIDEM, decidieron reconocer a los grupos que tienen actividad de transferencia de tecnología porque eso ayuda a la innovación”.

Este modelo ha demostrado ser efectivo para el fomento y visibilización de la transferencia de conocimiento: las entidades TECNIO facturaron 31 millones de euros en contratos, transfirieron 87 doctores y licenciaron 28 patentes a empresas durante 2021, y cuentan con 44 spin-off activas de todas las creadas. “Generamos nuevo conocimiento, pero para que llegue a la empresa, debe haber una acción de transferencia”. Esta, según Ventosa, consiste en alinear las características de un producto o proceso que se ha desarrollado en un centro de investigación universitario con lo que necesita la industria desde el punto de vista de calidad o escalabilidad.

Existe una desacoplamiento muy significativo entre el estado de la investigación y el de la innovación en Catalunya.

Para realizar correctamente el trasvase de conocimiento de las universidades y centros de investigación al mundo empresarial, se emplean contratos o proyectos de colaboración. “En sectores en los que es muy difícil que un producto de investigación llegue al mercado, las empresas están muy dispuestas a participar en un proyecto que financian las administraciones, catalanas, estatales o como proyectos europeos”. También se ayuda a través de contratos directos, en convenios firmados por la universidad o el centro de investigación, o con la creación de spin-offs, licencia de patentes o doctorados industriales.

Algunos de estos ejemplos son Sensofar, una de las empresas surgidas de TECNIO, especializada en sensores ópticos. La transferencia del conocimiento se establece a través de acuerdos de colaboración periódicos con universidades especializadas en las tecnologías relacionadas con la actividad de la empresa. “Mantenemos nuestro desarrollo de tecnología propio e intentamos estar al día de los temas próximos a nuestro campo. Cuando detectamos una línea de actividad futura, nos acercamos a las universidades en los temas en que tenemos menos experiencia para explotar patentes que se desarrollen en la universidad”, destaca el profesor y CEO de Sensofar, Santiago Royo.

Nanomol Technologies es una spin-off del sector farma creada en TECNIO. Aquí el conocimiento, tal como explica su director, Santi Sala, se genera inicialmente en un grupo de investigación como TECNIO o vía proyectos propios en colaboración o de I+D interna, donde el formato de doctorado industrial está siendo un marco muy productivo en este sentido. “También en forma de nuevos productos y procesos para ser transferidos a potenciales end users que puedan comercializar productos desarrollados en base a nuestra tecnología de nanoformulación y drug delivery”. Un proceso que, tal como señala, “demanda tiempo y recursos”.

Centros tecnológicos y universidades

Los centros de tecnología crecen en la comunidad catalana y algunos son reconocidos a nivel internacional. Es el caso del Sincrotrón ALBA, una infraestructura científica de tercera generación situada en Cerdanyola del Vallès (Barcelona), siendo la más importante de la zona del Mediterráneo. Engloba un complejo de aceleradores de electrones para producir luz de sincrotrón, que permite visualizar la estructura atómica y molecular de los materiales y estudiar sus propiedades. Esta gran infraestructura científica genera unas 6.000 horas de luz anualmente y está disponible para ofrecer servicio a más de 2.000 investigadores de la comunidad académica y del sector industrial cada año. Desde 2012 aloja usuarios oficiales procedentes de instituciones españolas (65%) y también de otros países (35%).

Disponen de una oficina de relaciones con la industria, “algo poco habitual”, según Alejandro Sánchez, director de relaciones con la industria del Sincrotón, que acerca las técnicas y ayuda de la industria a las empresas para generar esta transferencia de conocimiento. Un proceso que permite el desarrollo de nuevos productos con nuevos materiales y el acompañamiento en todo su proceso, “a través de colaboraciones más extensas en el tiempo, con patentes y licencias a empresas, y la colaboración en el desarrollo conjunto de soluciones”.

En las universidades es donde se genera también buena parte de este desarrollo, transferencia y puesta en marcha de un proyecto. Las universidades catalanas son referentes en producción científica y potencian la transferencia. La Universidad Pompeu Fabra ha creado un vicerrectorado exclusivo en este tema y tienen un programa muy ambicioso para incrementar el impacto social del conocimiento que genera su investigación. “Fruto de estos esfuerzos, hemos pasado en menos de dos años de 7 cátedras institucionales y de empresa, a 15, y están en proceso de aprobación 11 más; prácticamente hemos multiplicaremos por tres estas cátedras en un plazo muy corto de tiempo”, detalla su rector, Oriol Amat. También han puesto en marcha el portal UPF Knowledge de divulgación del conocimiento y han organizado por primera vez la Semana de la Transferencia donde dar a conocer las actividades en este terreno.

Trasvase tecnológico “mejorable”

Todavía hay mucho por hacer en cuanto a transferencia tecnológica. Los expertos califican este proceso como “mejorable”. Alejandro Sánchez, del Sincrotón ALBA, aboga claramente por esa conexión entre empresas y generadores de conocimiento. “No es complicado que un profesor de universidad pueda estar tiempo en una empresa y luego volver a la universidad”. Además, cree que deben generarse más centros comunes, como hubs tecnológicos donde poder trabajar conjuntamente, por eso proyectan la ampliación del Alba 2 para 2029, que englobará un centro tecnológico junto a centros de investigación y empresas.

“La investigación por sí sola no es suficiente para aportar valor”, resume la presidente de TECNIO, Nora Ventosa, pues hay una serie de acciones también claves para transformar los procesos y productos resultado de la investigación en innovación, “para transportarlos al sector empresarial, que es el que nos ayudará a transformarlos en un bien para la sociedad”. Y concluye que universidades, empresas y administración deben tomar conciencia “porque todavía no le estamos dando el suficiente apoyo, y si no se hace, toda la inversión en investigación se perderá”.

Comparte este artículo