Raúl Insa es el fundador y CEO de SOM Biotech, una empresa dedicada al reposicionamiento de fármacos en enfermedades raras o minoritarias mediante el uso de inteligencia artificial. La reutilización de fármacos aporta numerosas ventajas al sistema farmacológico en particular y al sanitario en general: “La primera de ellas es el acceso al medicamento. Dado que ese fármaco se ha usado para otra enfermedad en el pasado, sabemos cómo se comporta en el cuerpo humano. La segunda ventaja es que el fármaco, fabricado previamente, es sostenible e industrializable. Y la tercera ventaja reside en su precio, más económico ya que se trata de un medicamento conocido” Se calcula que un fármaco de nueva creación tarda entre 10 y 15 años en llegar al mercado, mientras que este periodo se reduce a la mitad en caso de un medicamento reposicionado.
¿Cómo nació el proyecto?
SOM Biotech surgió a raíz de la oportunidad de aplicar un software informático para descubrir nuevas aplicaciones de fármacos conocidos. A principios de 2009, descubrí las investigaciones en este ámbito de un grupo de informáticos de la Universidad de Barcelona. Ese sería el punto de partida. En todo el mundo se comercializan más de 6.000 fármacos disponibles para muchas enfermedades que se podrían aplicar en otras patologías distintas. Esto ahorraría costes de desarrollo y riesgos de su prescripción en humanos.
¿Hasta qué punto le ha influido su experiencia previa en farmacéuticas?
Sin duda alguna, ha influido mucho. El hecho de haber trabajado en diversos puestos de responsabilidad en, como mínimo, cuatro empresas internacionales como Parke-David (Warner Lambert Group), UCB Pharma, Uriach o Isdin (Grupo Esteve), permite obtener una formación práctica y real. Si complementas estos conocimientos prácticos, con la formación académica teórica tipo MBA y programas directivos (IESE y ESADE), podrás entender mejor el ecosistema relacionado con la gestión de empresas. Aun así, por mucho que uno esté preparado para emprender, hay que atreverse y dejar de lado el supuesto confort de un empleo por cuenta ajena.
¿Cómo eligen los medicamentos?
En realidad, el proceso empieza por la enfermedad, no por los medicamentos. En primer lugar, analizamos si una determinada patología médica necesita de fármacos que sean más eficaces, seguros o incluso más baratos. En caso de que la respuesta sea afirmativa, y la tecnología lo permita, empezamos a buscar en una base de datos de más de 10.000 moléculas. Nos interesa averiguar si alguna de ellas puede funcionar en dicha enfermedad. El sistema se basa en inteligencia artificial, que nos da una lista de productos y probabilidades que debemos verificar en el laboratorio, pues no es infalible al 100%. Una vez comprobamos que el fármaco identificado por el software funciona, averiguamos si se puede patentar y si su desarrollo es viable desde el punto de vista comercial.
¿Y hasta llegar al mercado?
Investigamos o validamos ese medicamento en el laboratorio, pero también a través de estudios clínicos en humanos realizados en hospitales. Estos estudios clínicos aportan información acerca de si esa nueva aplicación del producto tiene sentido ya sea por su eficacia, seguridad, precio, comodidad de uso, etcétera.
Se han especializado en abordar enfermedades raras. ¿Resulta rentable?
Tajantemente, sí. Hay unas 7.000 enfermedades raras distintas que afectan a tres millones de personas en nuestro país. En algunas hay pocos afectados, pero en otras se contabilizan más de 20.000 enfermos, la mitad niños, por patología. Decidimos focalizarnos en enfermedades raras al observar que de los 16 proyectos iniciales que hicimos en enfermedades raras tuvimos resultados positivos de eficacia en humanos en dos de ellos. Esta es una tasa de éxito de un 12%, muy superior a la habitual. Además, las autoridades sanitarias dan ciertas ventajas a investigar en este tipo de enfermedades.
¿Qué enfermedades raras tratan y cuántas patentes han presentado?
En la actualidad, desarrollamos productos para la Amiloidosis por Transtiretina, la enfermedad de Huntington, la Disquinesia Tardía, la Fenilcetonuria, la Distrofia Muscular de Duchenne e incluso la adicción a ciertas drogas. Las patentes se presentan y conceden por país. En la actualidad, SOM Biotech tiene ocho familias –cada una de ellas es un producto– de patentes, habitualmente presentadas en 40 países, siempre cubriendo nuestro país, toda la UE, Estados Unidos, Japón, y otros, y por lo tanto alrededor de 300 patentes.
¿Cuáles son los principales obstáculos que afrontan?
En nuestro país, el principal obstáculo para emprender en biotecnología, o en el desarrollo de fármacos, es la financiación. Se requiere invertir millones de euros para desarrollar un solo medicamento, a riesgo de perderlo todo. En general, los inversores locales no están preparados para asumir estas cantidades, por lo que se suele recurrir a capital (y conocimiento del riesgo) extranjero.
¿En qué están trabajando ahora?
Seguimos avanzando en los estudios clínicos que llevamos a cabo con nuestros productos en diversos enfermos. También formalizamos codesarrollos para los estudios finales y puesta en el mercado por farmacéuticas de ámbito mundial. En paralelo, iniciaremos más proyectos en enfermedades raras no exclusivamente neurológicas.