El turismo internacional y la industria automovilística han sido los sectores más afectados por la pandemia, y eso ha tenido su impacto en la economía catalana.
Malas comunicaciones, servicios sanitarios nulos, pocas escuelas... Son los habituales problemas de la vida en el mundo rural, y el futuro conduce a la despoblación.
Catalunya está bien posicionada para convertirse en hub de inteligencia artificial al entrar en esta nueva década. Pero la competencia es feroz y necesita mantener atractivo su ecosistema.
El tren es la gran solución continental y nacional. Aprovechemos el Año Europeo del Ferrocarril para hacer del tren el símbolo de nuestra visión del mundo.
Por su capacidad de crear valor añadido y mayores niveles de empleo y reparto de riqueza, la industria puede ser clave para la recuperación económica de Catalunya.